Gandhi… ¡Alma grande!
Una revolución sin empuñar armas
En una ocasión una abuela trajo su nieto a Mahatma Gandhi. El niño tenía un apetito insaciable por el azúcar, lo cual estaba poniendo en peligro su salud.
“Por favor, ella suplicó a Gandhi, dígale a mi nieto que deje de comer azúcar, ya que se que él lo respeta mucho a usted, yo se que él le escuchará lo que usted le diga. Gandhi les pidió que se fueran y regresaran en cuatro días.
Cuatro días más tarde regresaron la abuela y el nieto. Gandhi mirando a los ojos al nieto de la señora le dijo con autoridad: “Deja de comer azúcar, estás hiriendo tu cuerpo”.
Después de un breve silencio, la abuela le preguntó a Gandhi. Señor, ¿por qué usted nos pidió esperar cuatro días y regresar, si esto mismo lo hubiera dicho el día que vine?
Gandhi respondió: “Señora, hace cuatro días yo estaba comiendo azúcar y no podía hablarle con autoridad a su nieto. Ahora puedo, porque hace cuatro días dejé de comer azúcar”.
No hace falta comentar nada, sería inútil. Un pensador como Gandhi fue capaz de originar una revolución sin empuñar armas porque enseñaba con el ejemplo. Es justo su nombre honorifico “Mahatma” (alma grande).
Si tienes un rato, coge un libro de Gandhi, siéntate debajo de una higuera, lee sus reflexiones y, de vez en cuando, levanta la vista y, entre los claros de las ramas, mira las nubes pasar. No serás capaz de describir la sensación. Prueba.
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