Enrique Pérez Presencia
El fundador de Hilaturas Presencia hubiera cumplido hoy cien años
“Després de posar-se guapa, Alzira ha quedat cegueta i sa graciosa silueta sota un munto de pedra, escapa. Es llei d’una nova etapa que et furta la llum dels ulls donat-te tots els arrulls de vida sana i llustrosa i ens priva, capritxosa d’un encant de tans orgulls. No plores Alzira meua si cegueta t’has quedat, encara está Sant Bernat beneint la gràcia teua. Si en la lluita hi ha una tregua i respeten la bondat, tot lo poble, entusiasmat encara que estàs cegueta recordarà la maqueta del gran Pont de Sant Bernat”.
Son unas estrofas escogidas de la poesía Alzira, la cegueta, del alzireño Enrique Pérez Presencia. Deducimos que, por la composición de esta oda, la dedicaría a la escasa visión que tuvieron las autoridades responsables en aquel momento de cometer la barbarie de hacer desaparecer el viejo puente de piedra que unía la Vila con el arrabal y viceversa, el Pont de Sant Bernat i les Germanetes. Enrique Perez Presencia falleció el 12 de abril de 1967 y el glorioso puente ya había desaparecido desplazando los casalicios al centro de la calzada e inaugurándose la transformación el 21 de julio de aquel año.
Escribimos gustosos estas líneas dedicadas a tan fructífero escritor al cumplirse hoy martes, 28 de junio, el primer centenario de su nacimiento. Con este motivo, la familia ha encargado al párroco de San Juan, Antonio Blasco, una misa que se celebrará esta tarde a las ocho y media en la misma parroquia.
Vio la primera luz, Enrique, en Carcaixent, donde residía el matrimonio Pérez-Presencia, el 28 de junio de 1911. Su padre, Enrique Pérez, de aquella población y Rosa Presencia, su madre, de Alzira.
“El arte pule el alma y la purifica el sentimiento”, escribía Nuria Blaya en su libro “Una añorada Presencia”, vida y obra de Enrique Pérez.
Al fallecimiento de su padre, en 1922, a los 11 años, se madre decide trasladarse a Alzira con sus hijos Vicente y Enrique. La vida que le esperaba no le regaló nada. En Alzira asistió a la escuela de los maestros Emilio Pastor Rojo y David Laguía. A este último le dedicó “Oda al maestro”, en 1934, a título póstumo, cuando contaba con 23 años, que decía: “¡Ha muerto el Maestro! Hoy me dice el alma, ¡no ha muerto! Contesta mi nombre conciencia; y es cierto que ha muerto, su cuerpo está en calma, pero está viviente su obra y su ciencia”.
En su adolescencia fue recadero en un garaje, pero su talento e interés de superación fue compensado terminando llevando la contabilidad de la empresa donde trabajaba y más tarde le permitió un puesto en la oficina de contribuciones, en aquella época donde aún no habían llegado los ordenadores. Hoy sería impensable que una persona sin la preparación académica requerida pudiera dominar el lenguaje, la expresión, en verso y el dibujo de la forma que él lo hizo. Por ello, la vida de Enrique Pérez Presencia puede ser una buena lección para cualquiera de los que nos ha tocado vivir en una época en la que la valía, el prestigio y el talento vienen en gran medida determinados por el número de títulos que somos capaces de coleccionar.
Enrique Pérez Presencia en 1941 contrae matrimonio con Isabel Peris Montalvá, excelente compañera que fue y estimuladora de sus quehaceres literarios. En 1942 nace su hija María Isabel y cuatro años después Enrique. Nuestro biografiado de bien joven comenzó su afición a la poesía. Su obra poética ha estado siempre dedicada a género festivo, alegre, sincera y espontánea. Era un poeta que encontraba siempre momentos inagotables, motivos y maneras de ironizar y satirizar la vida sin zaherir las sensibilidades personales de cada uno.
Fue un poeta que sirvió a las fallas alcireñas gracias a su buena predisposición en “fabricar” poesías y en muchas ocasiones presentaciones de las emisiones falleras que cada año, los lunes por la noche, acudían a los estudios de Radio Alzira para presentar su emisión fallera. Este gesto le valió para que la Junta Local Fallera le premiara con la Flama d'Or, que le fue impuesta en la presentación de la fallera mayor, Elena Negueroles, el 12 de marzo de 1966. Foto que acompañamos en este reportaje.
De manera casi inesperada, a la temprana edad 56 años, falleció el 12 de abril de 1967. El mestre Francisco Llácer, compañero de tantos trabajos de llibret y poesías falleras, le dedicaba unas rimas en las que decía, “Vullguera hui, Enric Pérez Presencia, cantar fervent, amb l'eficiència, aquell passat que ja no compta més; però cantar lloant un vell pretèrit del que tu fores sempre el millor mèrit, d'Alzira, que deplora el teu decés”.
Enrique, además de ser escribent -hoy se llamaría contable- en la gestoría de Rafael Ruiz, de la placeta fue, con su hermano Vicente, creador de la floreciente empresa ejemplar alzireña “Hilaturas Presencia”.
Su hermano Vicente comenzó a trabajar de muy joven en la fábrica de Monfort y Peris, “la Cotonera” -hoy Sala Rex- en la carretera de la estación de ferrocarril, donde también trabajaba el recordado empresario Luís Suñer, allá por los años 30 del pasado siglo. Un ejemplo que se repite entre estos dos alcireños que, con el tiempo, han creado riqueza y empleo en bien de sus paisanos.
Los hermanos Vicente y Enrique Pérez Presencia se plantearon la idea de independizarse y trabajar por su cuenta. Mientras trabajaban cada uno en su oficio, en casa de Enrique, calle Hernán Cortés, 23, montaron una pequeña fabriquita de hilaturas donde los hijos y algunos colaboradores como Conchita y Lolita Sanchis -hermanas del locutor de Radio Alcira, Joaquín Sanchis- preparaban el producto. Vicente, con su bicicleta, llevaba a la Cotonera las bobinas preparadas para el tinte. Al final de cada jornada el producto terminando se embalaba en paquetes de fabricación de carretes de hilo que, al siguiente día, partían a sus destinos por correo o ferrocarril. Allí, en la pequeña fabriquita de la calle Hernán Cortés, en pleno Penalet, barriada conocida por esta antigua titulación, laboraban Conchín Martínez, Consuelo Sanchis Gadea, Maribel Pérez Peris -hija de Enrique- y toda la familia. El volumen de trabajo de la nueva fábrica no permitía el desarrollo de la producción que iba tomando incremento, por lo que por aquel entonces, 1964, se iba expansionando Alzira. Así que, en la calle Felipe II, inauguraron las nuevas instalaciones de Hilaturas Presencia, donde trabajaron hasta 1980.
Huyendo de las posibles inundaciones que nos depara constantemente nuestro río Júcar se trasladaron a las nuevas instalaciones cercanas a la carretera de Corbera, en los alrededores de la barriada de l’Alquerieta el día 1 de abril de 1981. Fue un gran acierto, puesto que como ya conocemos un año después se produjo la famosa “Pantanada de Tous”. Con este motivo, la empresa cedió los locales a las autoridades para atender a los damnificados. Se instalaron dos UCIS -Unidad de Cuidados Intensivos- tres quirófanos de un hospital móvil, un laboratorio, una microfarmacia, dos compañías de Policía Nacional, el puesto de mando militar y civil y el aparcamiento dedicado a coger a los vehículos de los damnificados, más la distribución de alimentos y ropa ¡casi nada!
Cuando terminó este “fandango” los empresarios, junto con el personal de la casa, tuvieron que emplear diez días en adecentar y dejar a punto las dependencias para ponerse a trabajar, cosa que hicieron dos meses después hasta normalizarse. Fue una importante colaboración prestada en momentos tan difíciles. En la actualidad, Hilaturas Presencia, gracias a aquellos alcireños que legaron a sus sucesores su trabajo, ilusión y tesón, son conocidos por sus productos en los países nórdicos, en el mediterráneo, en Estados Unidos de América y en toda España. La materia prima que emplean en la fabricación es la “floca” o algodón en rama de Egipto, que crece a orillas de Nilo y es considerado como el mejor del mundo.
Hilaturas Presencia es una empresa que pregona el nombre de Alzira por el ancho mundo, con el apellido de la madre de Enrique y Vicente, Rosa Presencia.
Alfonso Rovira
Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
Hola fa molt de temps que no te día res. Pero tu dale que dale, me recordes Alzira.
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