La desaparición del propietario de Alzicapital mantiene en vilo a cientos de inversores en Alzira
Años de puntualidad británica en el pago mensual de intereses hicieron que el número de inversores de Alzicapital creciera como la espuma gracias al boca a boca, igual que la rentabilidad que ofrecía: hasta el 8,5% mensual. Sin embargo, la desaparición de su administrador único, Alberto Castillo, ha dejado sin aliento a cientos de ahorradores alcireños y de otros puntos de España que confiaron en un dinero fácil que parece haberse evaporado.
A punto de cumplirse una semana desde que se perdió su rastro, el paradero del administrador de Alzicapital, un presunto chiringuito financiero que no figura en listados de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, sigue siendo toda una incógnita.
Profesor de Informática, experto ajedrecista y muy dotado para las matemáticas, Alberto Castillo vivía pegado al ordenador. Nunca ostentoso y afable en el trato, aunque empleados que lo conocen desde hace años no dudan en calificarlo de «extraño», Alberto Castillo llevaba meses convertido en el mecenas del deporte local.
Administrador único de al menos cuatro empresas ofrecía productos comerciales relacionados con el mundo de las apuestas por Internet como Alzibet, registrada en Costa Rica, Alziloto, Alzipoker o Quinicap, una especie de peña quinielística en un mercado, el de la apuesta virtual, que funciona en todo el mundo los 365 días del año a través de cálculos matemáticos y estadísticos. «Es negocio y se gana dinero porque las apuestas están en auge», asegura un comercial de Alzicapital en Madrid, donde la firma tiene una especie de centro de negocios.
«Cumplía siempre y si necesitabas el dinero lo sacabas sin problemas», explica un inversionista de Alzira. En privado aseguran que Castillo manejaba muchísimo dinero en apuestas, la base de la rentabilidad que luego ofrecía a través de Alzicapital. También cuentan que en 2008 el empresario ya se borró del mapa unas semanas. Entonces, señalan, solventó un problema puntual y volvió a pagar las rentas a sus inversores, que en los últimos tiempos habían aumentado del 5% al 8% mensual, casi el 100% anual.
«Puede volver cualquier día»
Por eso no todos desconfían: «Podría volver en cualquier momento con una maleta de billetes y pagar», aventura un dirigente de un club deportivo de Alzira que lo conoce hace años. Castillo se había ganado la confianza de las entidades deportivas, muy necesitados de patrocinadores en tiempos de crisis. A muchos les prometió ascensos de categoría, aunque finalmente no entró en el club de fútbol que requería una mayor inversión. Sin ir más lejos, el pasado fin de semana varios clubes de la ciudad viajaron a Ibiza a costa del fondo inversor.
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