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Gonzalo Hernández Macías
Un maestro nacional muy querido por los alcireños
La historia émula del tiempo, depósito de acciones, testigo de lo pasado y aviso de lo presente, advertencia del porvenir. Acotamos una sencilla semblanza de un ejemplar maestro de escuela de primera enseñanza, como lo fueron muchos que impartieron su magisterio en nuestra querida y amada Alzira, donde vine con mi familia un 31 de octubre de 1934, con mis padres Ismael Rovira Doménech, maestro nacional y Josefa Marín Marín.
Podríamos emplear muchas páginas de este “llibret” para elogiar la enseñanza en Alzira de hace más de sesenta años, pero en esta ocasión comentaremos algunos retazos de un ejemplar maestro como fue don Gonzalo Hernández Macías, maestro de primera enseñanza como su esposa, Doña Josefina Valdeholmillos Ruifernández. Un maestro que fue premiado en el “I Festival Artístico Musical y de la Moda” que se celebró en Alzira el jueves, 26 de septiembre de 1985, siendo alcalde de nuestra ciudad Francisco Blasco Castany, que quiso reunir a la flor y nata de esta ciudad; los archifamosos profesionales dándose cita, convirtiéndola en la capital española del arte y de la moda.
Había llovido aquella noche de la cita en Alzira. Era un acontecimiento para sus vecinos puesto que hacia cuatro meses que no caía una gota en la Ribera del Xúquer, cuando casi a la media noche daba comienzo a la fiesta. El acto fue presentado por Miguel de los Santos, popular locutor de la radio española y por María Salerno, actriz y presentadora de TVE. El primero de los premios fue para el querido y recordado maestro nacional alcireño, Gonzalo Hernández Macías. El profesor premiado, ya jubilado, había ejercido su magisterio durante 46 años y a las primeras preguntas del presentador habló sobre la docencia, diciendo que “si no existiera la primera enseñanza, tampoco podría perfeccionarse la superior; los que no vayan preparados desde la primera enseñanza, pocos escalones podrán subir en el bachiller o en la universidad, porque sin cimientos no se pueden hacer buenos edificios”.
En Alzira, en los años en que llegó el matrimonio Hernández-Valdeholmillos, no había como en la actualidad grupos escolares. Eran casas de la vecindad que el ayuntamiento las habitaba para escuelas. A don Gonzalo Hernández le correspondió su aula en la calle San Francisco, donde compartía enseñanza con otro don Gonzalo que era Bueno de apellido. Así que los alumnos de estas dos escuelas les distinguían como la de don Gonzalo “el bueno” y la de don Gonzalo “el malo”, pero que ninguno de los dos les correspondía tal sobrenombre. Eran los dos maestros ejemplares.
Podemos resaltar además que don Gonzalo Hernández Macías pregonó la Semana Santa alcireña en un acto celebrado en la década de 1960, teniendo lugar en el Salón Árabe del Círculo Alcireño.
Por el aula de don Gonzalo “el bueno”, de la calle San Francisco, pasaron multitud de alcireños que aún con el transcurso de los años todavía le recuerdan; uno de ellos, Alfredo Peretó Comis.
En el libro “Corazón”, de Edmundo de Amicis, editado en Turín en abril de 1887, que se usaba de lectura en las escuelas a principios de los años 30 del pasado siglo, que he heredado de mi padre, dice del maestro:
“… quiérele como querrías a un hermano; quiérele cuando te acaricie y cuando te regañe, cuando es justo contigo y cuando te parezca injusto; quiérele cuando esté afable, y quiérele más aún cuando le veas triste. Quiérele siempre. Pronuncia perpetuamente con respeto el nombre de maestro que, después del de padre, es el nombre más dulce que puede llamar un hombre a un semejante suyo”.
Alfonso Rovira
Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
Muchas gracias Sr. Rovira por estos artículos. Yo estuve con D. Gonzalo "El Malo" el curso 1966-1967 y la verdad es que tengo muy buen recuerdo de aquella época. Eran los tiempos en que el gobierno enviaba todos los días una botella pequeña de leche "cervera" para cada alumno y las madres nos ponían en un papelito azucar y canela mezclados para ponerlo en la leche. No nos llegaba para el "Colacao". Muchas gracias de nuevo, me ha traido recuerdos muy gratos.
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