Por: José Luis Pérez
Este tipo de buques, dedicados al comercio, llegaron hasta de la década de los sesenta del siglo pasado
Pasión por el modelismo naval
José Luis Pérez
Quiero agradecer a este diario digital la invitación de su administrador para compartir con todos vosotros mi afición por el modelismo naval. A través de una serie de entregas, os contaré cosas de esta apasionante inquietud y os iré enseñando piezas de mi colección.
Aprovecho también estas líneas para comunicar a todos los aficionados al modelismo naval en Alzira que compartamos nuestra inquietud, bien a través de este diario o quedando para conocernos.
Marina Mercante Española
Estimados amigos y lectores de elseisdoble.com, una vez más agradezco a la dirección de este periódico digital alzireño la oportunidad que me brinda para dar a conocer esta apasionante afición que es el modelismo naval y al mismo tiempo aprovecho la amabilidad de El Seis Doble para que todos aquellos que estén interesados en conocer este hobby, tanto la construcción de maquetas como la afición por la Historia Naval Española, se pongan en contacto conmigo a través de este periódico para que esta afición se conozca en Alzira y su comarca y podamos disfrutar todos de este interesante entretenimiento.
En esta ocasión os presento un modelo de bergantín construido totalmente a mano, de manera artesanal y en madera.
El casco es macizo, otra variante distinta de otros modelos que ya hemos visto en anteriores ocasiones de casco con falsa quilla y cuadernas, por lo cual esta modalidad es muy recomendada para aficionados que se inician en el modelismo naval, la ciudadela y la arboladura está construida también en madera y de manera tradicional, las velas están recortadas en tela y todo ello siguiendo fielmente lo que los planos del buque nos indican.
Las medidas de este bergantín (con cierto parecido a nuestro querido Juan Sebastián de Elcano, del cual nos ocuparemos en próximos artículos) son: 45 cm. de eslora, 5 cm. de manga y 33 cm de altura, pese a su pequeña escala está bien detallado y muy fácil y sencillo de construir.
Este tipo de barcos, se dedicaban al transporte de grano, cebada, trigo, avena, maíz, desde Argentina Australia o Nueva Zelanda a toda Europa y desde España transportaban vino, harina, tejidos, aceite o almendras a las Antillas donde comenzaban la ruta por todos los países citados.
Eran buques robustos y con una capacidad de carga aproximada a las 3.000 toneladas y una eslora de entre 70 y 100 metros, muy agiles y marineros frente a los temporales a los que se enfrentaban en cada viaje. Estos buques a vela, cuando por la mitad del siglo XIX aparecía la propulsión a vapor, se resistían a ser arrumbados por el vapor y durante muchos años le hicieron la competencia plantándoles cara y demostrándoles ser más competitivos; algunos llegaron a los años sesenta del siglo XX operando y navegando con plena eficiencia. En 1860 la Marina Mercante Española tenía una flota de casi 4.200 buques a vela frente a un escaso centenar de barcos a vapor.
José Luis Pérez
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