Gabriel Cirujeda Revert
Delegado de la ONCE
Gabriel Cirujeda aunque no había nacido en Alzira, después de residir medio siglo aquí se sentía plenamente de esta ciudad. Nació en Fuente la Higuera el 29 de marzo de 1926. Su pueblo es la puerta de entrada a la Comunidad Valenciana desde La Mancha, Alicante, Albacete y Murcia. En los primeros años de su vida queda privado de la visión ocular, por lo que en su juventud ingresa en la institución de la Organización Nacional de Ciegos de España -ONCE-, donde recibe con esmero y aprovechamiento clases llegando casi al final de la carrera de piano, donde se cortaría en el sexto curso.
Llega a Alzira en 1949 para hacerse cargo de la Delegación Local de la ONCE, cuyos locales se ubicaban en la calle San Jaime, 27, consiguiendo con los años mejorar, si cabe, la vida de los vendedores del cupón así como trasladar la sede a otros locales como fueron en la calle Bailén, 1, en los bajos del edificio del médico don Lisardo Piera. Después sería en el número 13 de Mayor San Agustín, el de los antiguos locales del comercio de Constantino Simón, hasta la Pantanada de Tous y, en 1983, en la calle Albuera y finalmente a la calle Pere Morell.
Gabriel Cirujeda fue el delegado de la ONCE que más tiempo ha convivido con los alcireños. Fueron 37 años los que ejerció en esta ciudad donde se granjeó por su bondad -yo diría franciscana-, la amistad de todos los convecinos en todos los ámbitos y estamentos sociales. Fue socio fundador de la Sociedad Musical de Alzira con el número 20 cuando fue “recuperada” por los alcireños Eduardo Vicente Bono y Abel Barceló Esteban, al terminar la década de 1960.
En el orden interno del cometido de sus funciones en la ONCE consiguió que fueran instalados cinco quioscos para la venta del cupón, para que los afiliados no tuvieran que enfrentarse con las inclemencias del tiempo.
En una entrevista que mantuvimos terminando el pasado siglo manifestaba su gratitud hacia las autoridades municipales, religiosas y de todo orden por la forma en que siempre habían acogido sus peticiones para resolver problemas y asimismo reconocía gratamente a todos, de una manera especial al ramo de hostelería y similares que habían atendido con amabilidad a sus agentes vendedores, convencidos que colaboraban con una gran obra.
Gabriel Cirujeda, en sus años vividos en Alzira, recogió merecidamente lo que fue sembrando. “El que siembra generosamente, multiplicará la cosecha”, dice San Pablo en una epístola a los Corintios.
Tuvo familia... y muchos amigos, como el que firma esta crónica; pero la verdadera amiga, yo diría su ángel de la guarda, fue Amparo Cerveró, su esposa, que le cuidó hasta el final de sus días que poco a poco fue apagándose.
Solamente había transcurrido una semana desde que don Enrique Masiá, párroco de Santa Catalina, celebraba la eucaristía en el domicilio de Gabriel, dentro de los actos programados por la pastoral de enfermos de la parroquia, se producía su óbito en los días en que Alzira celebraba las fiestas dedicadas a los Santos Patronos en julio de 2001. Nos dejaba tras haber soportado durante algunos años una enfermedad que llevó como buen cristiano. Tenía mucha fe; era un buen creyente y dentro de sus convicciones religiosas, no hacía mucho tiempo que en la fiesta de la parroquia dedicada a enfermos y personas mayores, pidió a don Enrique recibir la unción de enfermos. Nuestro amigo Gabriel contaba con un buen aval para presentarse ante el Supremo Hacedor y no dudamos que sería bien recibido en la Gloria de los Justos.
Gabriel marchó en silencio dejando un enorme vacío difícil de olvidar, después de haber compartido su amistad durante más de media centuria. Dentro de cuatro días hubiera cumplido 85 años.
Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
Muy bueno el articulo Sr. Rovira, conoci Sr.Gabriel, pues su cuñado Jorda Biosca fué profesor mio en Madrid, donde consegui plaza de músico profesional.
Y como de bien nacido mis primeros paso salierón de D. Paco Hernandez Guirado.
Lo dicho me hace recordar y vivir el momento, aunque ya han pasado años.Como dice conoci al Sr. Gabriel y como bien realza en su articulo fué una gran persona y muy intelectual.
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