

Viernes, 28 de enero – Casa de la Cultura de Alzira
20 y 23 horas (2 sesiones) – Entradas 1’50 y 2 euros
Dirección y guión: Freddy Mas Franqueza.
Países: España y Polonia.
Duración: 100 minutos.
Interpretación: Héctor Alterio (Pascual), Alberto Ferreiro (Marcel), Mónica López (Mónica), Sergio Padilla (Marcel niño), Aroa Gimeno (Bea).
Producción: Claudia Peris, Vicente Monsonis y Kama Janczyk.
Música: Vincent Barrière y Sebastian Krajewski.
Fotografía: Carles Gusi.
Montaje: José Manuel Jiménez.
Dirección artística: Margalida Obrador.
Vestuario: Manuel Bonillo.
Estreno en España: 24 Septiembre 2010.
No recomendada para menores de 13 años.
Marcel es abandonado por su madre cuando tiene seis años. El niño crece con su abuelo Pascual, que le enseña las cosas más importantes de la vida y le da el cariño que su madre le ha negado. Años después, cuando Marcel tiene 21 años, decide que es el momento de hacer su vida y planea irse de casa con su novia. Sin embargo, Pascual enferma de Alzheimer. Marcel decide posponer los planes y cuidar de su abuelo pero no cuenta con los inesperados momentos que vivirá con Pascual y con el importantísimo viaje emocional que está a punto de emprender.
No hay nada más desalentador que encontrarse una película cuyo objetivo primero es el mensaje. No importa cuán noble sea la reivindicación, cuán valiente sea lo que quiere gritar si el resto es secundario, subyugado a ese mensaje que anula la idea de un discurso capaz de modular antes de convencer, convencer antes de sintetizar y constatar. “Amanecer de un sueño”, panfleto sobre el Mal de Alzheimer y sus devastadores consecuencias sirve a la idea de la fidelidad, a la persona sumida en la fatal desintegración de la identidad y la memoria. Un propósito loable, pero sin enunciado del que valerse: la de Freddy Mas Franqueza es una película sobre la enfermedad de Alzheimer antes que una película.
Sin alguna pretensión estética, sin voluntad alguna de salirse de la caligrafía más correcta aún a costa de consolidar cierta personalidad de la cinta, “Amanecer de un sueño” desea enmarcar ese mensaje en un díptico-símil que se pretende contundente: el abuelo cuida del niño abandonado en la primera mitad; en la segunda, el abuelo pasa a ser el niño cuidado por un nieto que se resiste a abandonarlo. Lo atractivo que pueda haber en el paralelismo, empero, queda lapidado por la impostura reinante, la esterilidad del drama, los diálogos sonrojantes («¿la abuela está en un lugar mejor?», le pregunta el niño a su abuelo tras descubrir efectos personales de esta), la pésima dirección de actores. El filme de Mas Franqueza, en fin, pone de relieve la peligrosidad de pretender un mensaje cuando se carece de casi todo lo demás.
Lo único realmente excepcional aquí es que ni siquiera un gran Héctor Alterio, magnífico en la progresiva disolución de su personaje (pese a la escasísima transición hacia la enfermedad), logre dignificar una obra sorprendente en su falta de sutilidad lastrada por un guión siempre mediocre que llega tarde a proponer esa conclusión de necesitada búsqueda emocional a la “París, Texas” (Wim Wenders, 1984). Son los últimos compases los más interesantes en ese desamparo que no encuentra destino final para un personaje, el de Marcel, anulado por la sempiterna cara de cordero degollado del limitado Alberto Ferreiro. Pero esos pequeños logros de última hora y un apañado diseño de producción nunca deberían ser suficientes para olvidar que el tema abordado merece un tratamiento más competente, menos parecido al folleto concienciador sobre el Alzheimer.
Añadir un comentario