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Entrevista a Ana MompóDirectora de la Residencia Solimar en Alzira
“La convivencia del día a día con personas mayores hace que les cojas un afecto especial. Pasamos a ser sus nuevos amigos, sus otros familiares…”
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Ana Belén Mompó Lara es una alzireña, de 39 años, que desde el mes de octubre de 2005 ha sido directora de Geroresidenciales Solimar. En abril de 2008, al inaugurarse la residencia y centro de día en Alzira, volvió a su ciudad, también en el más alto puesto de la gerencia.
Es diplomada en Empresariales por la Escuela Universitaria de Estudios Empresariales de Valencia (1993). Así mismo, cuenta con once cursos especializados que refuerzan su formación académica.
Cuando nos interesamos en conocer su opinión acerca del mundo de las personas mayores nos ofreció las máximas facilidades, su tiempo y todo tipo de información al respecto.
Nos atendió en su despacho de Solimar en Alzira. El centro está situado al norte de la ciudad, en una parcela emplazada en el inicio de la carretera de Corbera, a pocos metros del Hospital de la Ribera. Cuenta con una superficie de 4.000 m2 y una ocupación de parcela de 1.775 m2 con 2.200 m2 de zonas ajardinadas y al aire libre. Durante el recorrido que hicimos con Ana, comprobamos que el centro está dotado de unas amplias y confortables dependencias, así comode un equipamiento tecnológico y asistencial muy notable
Ana Mompó, orgullosa de ser alzireña, ama y vive al máximo su profesión. Es consciente que está rodeada de personas que necesitan, además de una buena gestión, atenciones especiales, buen trato, grandes dosis de cariño y comprensión. Le gusta ‘pasearse’ continuamente por la residencia para compartir con ‘sus mayores’ todas sus inquietudes, vivencias, actividades…
Nos demostró ser una mujer con la madurez y el equilibrio necesario para ejercer una labor tan humana como la que realiza a diario.
¿Cuál fue el inicio de Solimar?
La Conselleria de Bienestar Social de la Generalitat Valenciana planteó en el año 2001 un programa de acceso a las personas mayores. A partir de ahí es cuando se desarrolló “Geroresidenciales Solimar” como una empresa capaz de ofrecer un servicio integral en la gestión asistencial y con unos objetivos claros: ayudar a la integración social y prestar la máxima atención a las necesidades de nuestros mayores.
La primera de las nueve residencias fue inaugurada en el año 2004, concretamente en la Valldigna. La de Alzira empezó a funcionar en 2008.
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¿Con cuántos centros cuenta hoy Solimar?
Estamos gestionando en la actualidad nueve centros residenciales que cuentan con 1.200 plazas de residencia y 130 de centro de día. Están localizados en la Ribera Alta, Ribera Baja, Vall de la Valldigna, la Safor y la Marina.
Hablemos un poco del centro de Alzira.
Nuestro centro local es residencia y centro de día al mismo tiempo. Contamos con 122 plazas residenciales, de las cuales 80 son municipales. También disponemos de 50 plazas de residencia de día, de las cuales 30 son municipales.
Acláranos qué son las plazas municipales.
Son plazas que el Ayuntamiento de Alzira tramita y presta la ayuda económica al residente que lo necesita. Se gestiona a través del departamento de Servicios Sociales. A todos los efectos son unos residentes más en nuestro centro.
¿Qué servicios socio-sanitarios presta Solimar?
Tenemos servicios permanentes y temporales en todos los centros. Para facilitar una buena estancia a nuestros mayores disponemos, entre otros, de sala de estar, biblioteca, sala de cine, piscina, gabinete de rehabilitación… Así mismo, nuestro equipo humano está formado por profesionales médicos, ATS, auxiliares, psicólogos, trabajadores sociales, fisioterapeutas, animadores socioculturales…
Suele asociarse la residencia a estancia permanente, pero imagino que habrá estancias temporales.
Efectivamente, no todas las estancias son permanentes, también existen residencias temporales. La mayoría suelen producirse por motivos profesionales, de viaje o por necesidad provisional de los familiares que tienen a su cargo personas mayores.
¿Es cierto que las estancias temporales aumentan en agosto?
Sí. En fechas de vacaciones -verano, Navidad y Pascua- suelen producirse más estancias temporales. Tiene su lógica, ya que los familiares necesitan también descansar.
¿Cómo se satisfacen las necesidades primarias en vuestras residencias?
Trabajando con profesionalidad para que los mayores tengan la máxima calidad de vida, intentando fomentar su autonomía y desarrollo personal. Ten en cuenta que aquí ingresa mucha gente que, por diversos motivos, no realiza las actividades normales de la vida diaria.
y también ese sentido de culpabilidad mal conceptuado
de ‘abandonar’ a los padres o abuelos”
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No, no tiene por qué ser un enfermo. Aquí tenemos personas dependientes y personas independientes. Éstas últimas, muchas veces piensan que para estar en casa solas o para no molestar a sus familiares es preferible estar en una residencia, como si de un hotel se tratara, ya que se les lava la ropa, se les da de comer, se les programan actividades, entran y salen cuando quieren y, muy importante, tienen compañía y amigos con los que compartir sus inquietudes.
Ana, todo esto nada tiene que ver con el concepto “asilo” que siempre se ha tenido.
Está cambiando el concepto “asilo” y también ese sentido de culpabilidad mal conceptuado de “abandonar” a los padres o abuelos. Ha cambiado la mentalidad en las últimas generaciones. Al respecto, como símil a lo que estamos hablando, recuerdo que antes llevar a un niño a una guardería era algo que no se entendía muy bien y hoy es lo más normal del mundo. En la actualidad, casi todos tienen trabajo u obligaciones y, la mayoría de las veces, aunque se quiera, no se puede atender a un mayor o a un niño con las mejores condiciones de atención o cuidados. Otra solución es tener a una persona en casa para que se ocupe de cuidar al mayor, pero siempre es mejor una residencia porque será atendido por personal cualificado y podrá disfrutar de unas instalaciones adecuadas para llevar un buen nivel de vida.
Una vez vienen los familiares y ven todo este entorno y lo que podemos ofrecerles, entonces ya les cambia ese sentido de culpabilidad generalizado, si lo tienen, porque ven dónde y cómo va a quedarse su ser querido.
Me estás hablando desde el punto de vista de los familiares pero, ¿sigue vigente el concepto “asilo” en la persona mayor?
Es algo más complicado de asimilar, pero también está cambiando el concepto. Al principio, cuando vienen, desconocen un poco la dinámica; pero suelen cambiar cuando llevan un tiempo aquí y pasan el proceso de adaptación. Incluso, se han dado casos de residentes de día que cuando conviven un tiempo con nosotros deciden por sí mismos quedarse permanentemente. Hoy, el porcentaje de las personas mayores que no asimilan la residencia ya es bajo. Aún lo será mucho más en la próxima generación y así sucesivamente.
¿Puede darse el caso de una persona mayor que cuando sale de una residencia la añore?
Sí. Hay residentes que están aquí toda la semana y sus familiares se los llevan sábado y domingo para pasar con ellos el fin de semana. Pues bien, muchas veces me han comentado que la persona mayor insiste el mismo domingo, después de comer, volver cuanto antes a la residencia sin esperar a agotar el día. Piensa que aquí tienen a sus amigos, sus actividades…
“Me encanta pasearme por la residencia, compartir con ellos sus cosas.
El trato directo es parte también de mi trabajo específico como directora del centro”
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¿Es fácil la adaptación?Depende del caso, pero la mayoría se adapta con facilidad. Para este periodo contamos con psicólogos y personal cualificado que ayudan a la comprensión. También valoramos mucho si los familiares se preocupan o se desentienden. Es más habitual encontrar a familiares preocupados, pero hay casos en los que la persona mayor no tiene un vínculo directo -hijos o hermanos- y hay más desinterés.
¿Hay personas mayores que piden la residencia?
Sí. Hay personas mayores que vienen por sí solas a pedirnos información sobre nuestros servicios, costes o tramitaciones de ayuda.
¿Cuánta gente trabaja en Solimar?
Contamos con una plantilla de profesionales de más de 300 personas y, en concreto, en Alzira somos más de 50 trabajadores.
¿Hay innovaciones o proyectos de futuro en la red de Solimar?
Acabamos de poner una nueva planta de recuperación funcional con 12 habitaciones en las que se atiende no sólo a nuestros residentes, sino también a pacientes que nos envía el Hospital de la Ribera y que de esta manera descongestiona un poco su trabajo. Suelen ser personas que ni pueden estar en casa, ni pueden estar en el hospital. Necesitan ser atendidos para una buena recuperación funcional en, por ejemplo, roturas de caderas, post-operatorios, etc. No suelen ser pacientes complicados.
¿Es necesario un envejecimiento activo?
Dependiendo del proceso del envejecimiento de una persona, de su estado y de la calidad de vida que ha llevado es aconsejable la actividad. Es frecuente ver a personas mayores que su única ocupación es acomodarse delante de la televisión. Yo diría que la movilidad es fundamental para la calidad del envejecimiento de una persona.
La soledad es una sensación característica en el mayor sin compañía.
Una vez entran aquí, al convivir con otras personas, la soledad va desapareciendo de una manera gradual. Todos los que estamos en el centro, personal y residentes, pasamos a ser sus nuevos amigos, sus otros familiares.
Quizá eso de “somos sus otros familiares” sea lo más bonito que has dicho en esta entrevista, ¿no crees?
Cuando venimos a trabajar es como entrar en casa, en la que sueles ver a tus padres, hermanos, abuelos… Nosotros no trabajamos con papeles o con mercancía, lo hacemos con personas. El cariño de nuestra relación con los residentes es una percepción diaria. Me encanta pasearme por la residencia, compartir con ellos sus cosas. El trato directo es parte también de mi trabajo específico como directora del centro. La convivencia del día a día con los residentes hace que les cojas un afecto especial. ¿Entiendes ahora lo de sus “otros familiares”?
te hace más fuerte emocionalmente”
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¿La adaptación en una residencia pasa también por los familiares?
Es fundamental que primero se adapten los familiares. Luego ya es más fácil la adaptación de los mayores. Si no se cumple el primer requisito se complica bastante nuestra tarea.
¿Por qué envejecer está recibiendo socialmente tanta atención?
Es una realidad latente y de suma importancia y merece que a nivel político pongan más medios de los que hay.
¿Hay personas que de una manera u otra han sido rechazadas por sus familias?
Sí, sí… Y nuestro objetivo es intentar implicar a los familiares para que esto no se produzca.
¿Hay que tener un corazón muy fuerte para trabajar con gente mayor?
Como antes te comentaba, les coges cariño. Recuerdo que los primeros fallecimientos que tuvimos fueron para mí muy dolorosos. No te llegas a acostumbrar a estas situaciones, pero la dinámica propia de trabajo te hace más fuerte emocionalmente.
¿Hay un fuerte impacto para el residente los primeros días en un centro?
Siempre hay un impacto, pero depende mucho de sus costumbres, de sus hábitos, porque los tiene que cambiar a otro entorno. También depende del estado de salud.
¿Cómo se trabaja una difícil adaptación?
Volcándonos todo el equipo humano que trabaja aquí y, sobre todo, aquellos profesionales que están especializados y preparados en este asunto. No obstante, vuelve a aparecer de nuevo la figura de los familiares como uno de los componentes necesarios para facilitar la adaptación. Los más allegados pueden y deben ayudar a la adaptación.
Háblanos de las virtudes y carencias de la actual Ley de Dependencia.
Es un tema complicado. Lo más positivo es que la dependencia está reconocida por ley como un derecho. Lo más negativo es el lento proceso burocrático por parte de las administraciones que perjudica a las personas que necesitan esa dependencia. Cabría destacar que es necesaria una reforma que mejore la situación.
Cuidar, atender, comprender y dar cariño a los ancianos no es un trabajo cualquiera.
No. Son personas, no estamos tratando, como antes te he comentado, con papeles o mercancía. Trabajar aquí implica un alto grado de vocación
Ana, gracias por tu tiempo.
Ha sido un placer.
A Ana, a su equipo humano de trabajo y a todas esas personas mayores que nos sonrieron al vernos por allí,
desde El Seis Doble, todo nuestro cariño y esta hermosa canción.
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