Artículo de Juan José Sanz, Historiador del Arte
El asociacionismo seglar femenino en torno a la Inmaculada: las primitivas Hijas de María
Hasta nuestro días, han venido llamándose Hijas de María a las agrupaciones de jóvenes, generalmente solteras (a veces llamadas también Congregaciones Marianas) que se proponen un triple fin: honrar a la Santísima Virgen con peculiares ejercicios piadosos, la santificación propia mediante la imitación de María y la promoción del apostolado en el ambiente familiar y social, de acuerdo con sus estatutos generales o locales. Estos estatutos permiten que los institutos religiosos femeninos, las diócesis, las parroquias, los colegios…etc., puedan organizar su propia asociación de Hijas de María.
El origen de este tipo de agrupaciones es confuso. La noticia más antigua nos remite al Beato Pedro de Honestis, que la instituyó una agrupación mariana en la iglesia ravenense de Santa María del Porto en el s. XII. Esta institución inicial integraba a un grupo de muchachas consagradas a un culto especial a la Virgen, aunque, andando el tiempo, también abarcó a mujeres de distintas edades e incluso casadas, de manera que un siglo más tarde contaba ya con cien mil miembros.
El Papa Benedicto XIV permitió la fundación de Congregaciones Marianas femeninas mediante el Breve Quo Tibi, en 1751. Estas congregaciones fueron, sin embargo, muy escasas durante los siglos XVIII y XIX. El punto de referencia más importante es lo que se conocerá como “Congregación Mariana”, creada por el padre Juan León Flamingue (S.J.) en el Colegio Romano (aprobada por el Papa Gregorio XIII, en 1584) y que fue distinguida con el título de Prima Primaria, de donde tomaron el modelo múltiples agrupaciones de Hijas de María, cada una con sus particularidades, instituyéndose rápidamente en colegios y parroquias de toda la cristiandad. El objetivo asociacionista estaba principalmente orientado a aglutinar en el seno de la congregación al colectivo de mujeres solteras, aunque también solían integrarse las casadas, si bien estas últimas no podían formar parte de la Junta. Desde el primer cuarto del siglo XIX las Hijas de María comenzaron a multiplicarse gracias a la concurrencia de una serie de circunstancias favorables, entre las que se encuentran: la importancia creciente del papel de la mujer en la sociedad industrial, la incansable promoción por parte de párrocos y misioneros y la facilidad para poder establecer congregaciones en todas partes, aunque no estuviesen adheridas a la Prima Primaria de Roma. Esta facilidad de fundación llevó a la masificación de las congregaciones, acarreando el inconveniente de falta de selección de las candidatas que con el tiempo se tradujo en rutina y escasa actividad.
De 1880 data el más antiguo Reglamento de las hijas de María, redactado por el P. Ángel Mª de Arcos y editado por la Imprenta Vda. de Cuesta (Valladolid). Este Reglamento era la respuesta a la urgente demanda de una normativa que rigiese la vida interna y externa de estas agrupaciones. Este es el Reglamento que adoptó la Congregación de las Hijas de María de Barcelona, reputada como la más antigua de España, fundada el 2 de enero de 1849 y elevada, por Breve Apostólico de 1861, a verdadera Archicofradía Nacional. Al ejemplo de la de Barcelona se fundaron hasta el final del siglo XIX las Congregaciones de: Lérida, Manresa, Sabadell, Igualada, Tarragona, Tortosa, Benicarló, Calaceite, Teruel, Segorbe, Castellón, Valencia, Valladolid, Cádiz, Ávila, Zaragoza, Salamanca, Badajoz, Huesca, Cuenca, Alicante, Alba de Tormes, Guernica, Vinaroz, Nules, Morella, Mora de Ebro y Yecla.
Este primer Reglamento que conservamos refleja el carácter devocional de las Hijas de María: una espiritualidad de salvaguardia y refugio para las jóvenes solteras contra los “peligros del mundo” y una devoción orientada a las virtudes pasivas, al culto ornamental y a la caridad. Igualmente el Reglamento traza las bases para la organización interna, haciendo hincapié en la importancia de una buena Junta Directiva, así como un buen Director Espiritual. La Junta se elegía cada año y de componía de Presidenta, Secretaria, Tesorera, Bibliotecaria (si era el caso), Instructora de aspirantes y Camarera de la Virgen. El reglamento también establece las devociones propias de las Hijas de María, como eran la “Visita Mensual” a la Virgen, reflexiones sobre la elección de estado y la Novena a la Inmaculada.
LAS HIJAS DE MARÍA EN VALENCIA
De mano del P. Antonio Giner conocemos los inicios de la Congregación de las Hijas de María en Valencia, fundadas en 1860 por el P. Bartolomé Jaume en la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús (La Compañía). Fue, desde sus inicios, una congregación muy importante, pasando en 1876 a ser dirigida por padres Jesuitas. En 1910 contaba con 1.967 Socias. Las camareras cuidaban con gran primor del altar de la Virgen en la iglesia de La Compañía, que presidía y preside el famosísimo cuadro de la Inmaculada, Tota Pulchra, de Joan de Joanes, fechado en 1568.
Otras congregaciones de Hijas de María de las que poseemos noticias ciertas de fundación son las de Jávea, en 1874 y Orihuela, en 1875, llegando a ser esta última una de las más brillantes de España, junto con la de Manresa. Los jesuitas pusieron mucho empeño en las nuevas fundaciones de Hijas de María, si bien no todas fueron igualmente prósperas y estables. Aunque no ejerciesen ellos la dirección espiritual, sí alentaron a párrocos y otros sacerdotes, así como a misioneros populares, a promoverlas, sobre todo en los pueblos en donde no existían. Otros jesuitas acudían a darles Ejercicios y aceptaban invitaciones que les hacían para predicar en sus fiestas y novenas, tal y como ocurrió con las Hijas de María de Alzira tras la guerra civil.
LA ARCHICOFRADÍA DE LAS HIJAS DE MARÍA INMACULADA Y SANTA TERESA DE JESÚS DE ALZIRA
No ha sido tarea fácil averiguar la andadura histórica de la Archicofradía de las Hijas de María Inmaculada y santa Teresa de Jesús, erigida en la parroquia de santa Catalina, de Alzira. En su archivo, muy menguado tras los sucesos de la guerra civil, únicamente hemos podido encontrar un libro con la nómina de socias y otro Libro de Cuentas (ingresos y gastos) de la Archicofradía que abarca un período de tiempo comprendido entre 1939 y 2001. No obstante ha aparecido en su archivo un panfleto revelador del mismísimo origen de la Archicofradía. Este folleto está fechado en 1929 y lleva por título: Solemnísimo Triduo que las Hijas de María y Teresa de Jesús de la ciudad de Alcira dedican a su Madre Inmaculada en los días 24, 25 y 26 de mayo al celebrar las Bodas de Oro de su fundación. Por lo tanto, nuestra Archicofradía fue fundada en mayo de 1879, es decir, tres años después de que los PP. Jesuitas tomen la dirección de la Congregación homónima en la iglesia de la Compañía de Valencia (fundada, recordemos, en 1860). Como testimonio de la efeméride también se editó una estampita conmemorativa, impresa en Hijos de Muñoz, Alcira. Como dato curioso hubo Solemne Procesión en la que también figuró la Co-Titular, Santa Teresa de Jesús.
La Archicofradía se rigió por un Reglamento, datado en 1906: Reglamento y Oraciones de Visita de la Archicofradía de las Hijas de María Inmaculada y Santa Teresa de Jesús, escrito por el P. Enrique de Ossó, publicado en Barcelona y reeditado en la misma ciudad en 1926. Era el mismo reglamento que seguía la congregación de Tortosa, que fue elevada a la categoría de Archicofradía Primaria para España, por Breve de Pío IX, en 1875. El manual contiene las indulgencias que se ganan con los ejercicios piadosos, así como los fines de la congregación, la formación de la Junta de Gobierno, la fórmula de admisión, la organización en coros (cada uno con doce socias) con su celadora al frente, así como la instrucción para facilitar nuevas fundaciones de Hijas de María en España, en el que se indica que el grupo fundacional ha de estar compuesto, como mínimo de siete jóvenes(“animosas, de buenos deseos y buen entendimiento”). Igualmente se incluyen la fórmula dirigida al prelado para la creación de la Congregación así como el Memorial pidiendo la agregación a la Archicofradía romana.
Como queda dicho, gran parte del contenido, forma y espíritu de estos Reglamentos y manuales de piedad eran comunes a todas las Congregaciones de Hijas de María de España.
De uso generalizado de las Hijas de María de Alzira fue la hojilla titulada: Breves consejos a las Hijas de María y santa Teresa de Jesús para honrar a su Madre Inmaculada. La comúnmente conocida como “la Hojita” era publicada por la Imprenta F. de las Heras (Sevilla) y la más antigua conservada en el archivo de la Archicofradía data de 1940. Desconocemos completamente datos como quieres integraron su primera Junta, quién fue su primer Director Espiritual…aunque sabemos que hasta 1936 la Archicofradía estuvo en activo, reanudándose su actividad en 1939, fecha en la que se inicia el ya mencionado Libro de Cuentas.
El archivo de la Archicofradía sí conserva un impagable documento gráfico que reproduce la antigua imagen de la Inmaculada de santa Catalina (FOTO 1) Por sus características formales, la imagen alzireña debió realizarse muy a finales del s. XVIII o más concretamente, a principios del siglo XIX, probablemente construida ex profeso para el retablo neoclásico que aún existe, aunque muy alterado, en la parroquia de santa Catalina. La Inmaculada de Santa Catalina reproducía, con ligeras variantes, un modelo por entonces de prestigio: la Purísima de la Catedral de Valencia, obra de José Esteve Bonet, en 1781, encargo personal del Arzobispo Francisco Fabián y Fuero (FOTO 2).El primitivo altar formaba parte del proyecto de ampliación del templo para construir la nueva Capilla de la Comunión ocupando para ello el antiguo solar del cementerio parroquial. Las obras se iniciaron en 1776, según diseño de Vicente Gascó, terminándose años después. Las añejas fotografías de este altar nos muestran el apabullante montaje para los cultos solemnes de diciembre, todo un ritual de primores, que eran sello de identidad de las Hijas de María, en forma de bouquets de flores de papel de seda talco y mostacilla, preparados con meses de antelación (FOTO 3). También aparece a la derecha de la fotografía, la imagen de Santa Teresa de Jesús, de tamaño académico efigiada como Doctora de la Iglesia En primer término aparece el elegante paño comulgatorio en forma de baranda de balaustres calados y en el suelo una gran estera de palma (destinada a aislar del frío el pavimento) cubierta de hierbas aromáticas.
Tanto esta soberbia imagen de la Inmaculada, como la Co-Titular de la Achicofradía, Santa Teresa de Jesús, desaparecieron en los tristes sucesos de 1936. Resulta muy curioso observar cómo tanto el primitivo conjunto de retablo e imagen coinciden bastante en lo formal con los actualmente existentes en la parroquia de San Jaime de La Pobla de Vallbona (FOTO 4).
LAS HIJAS DE MARÍA TRAS LA GUERRA CIVIL Y LA NUEVA INMACULADA DE ANTONIO BALLESTER
Una vez finalizada la contienda nacional y adecentado el templo parroquial de santa Catalina, se reanuda casi inmediatamente la actividad de la Archicofradía. La prioridad es conseguir una nueva talla de la inmaculada que sustituya a la desaparecida y un artista capaz de realizarla. Durante esta época, son muchos los talleres de escultura valencianos que trabajan a destajo para surtir a iglesias, parroquias y conventos de imágenes y retablos. El artífice elegido será Antonio Ballester Vilaseca (FOTO 5) en este período recluído en la Cárcel Modelo de Valencia por sus ideas políticas. Desde que fue trasladado de la prisión de Monteolivete, el joven escultor quiso formar en la propia prisión un taller colectivo del que formaban parte, entre otros artistas, los escultores Vicente, Rafael Bargues, Alfredo Gomis, Alfredo Torán, Rafael Pérez Contel y Francisco Badía Plasencia. Todos ellos debieron aceptar encargos religiosos del exterior con el fin de poder sustentar a sus familias. Es el caso de Antonio Ballester, quien en 1940 es puesto en libertad condicional, pendiente de juicio. Su actividad artística se centrará en la creación de imaginería religiosa, cuya espléndida producción será el resultado de su sólida formación y de su profundo conocimiento de las técnicas escultóricas propias de la imaginería española. En 1940, la Archicofradía alzireña adelanta a Ballester la cantidad de 45 pesetas en concepto de señal para que inicie la escultura. Ese mismo año, la imagen está concluida y su coste total ascenderá a 4.000 pesetas, a las que hay que añadir las 150 pesetas de la aureola plateada de estrellas, así como las obras de reparación del marco del altar, que realizará Bernardo Armengol cobrando por ello 377 pesetas.
Desde su llegada a Alzira, la escultura de la Inmaculada será motivo de admiración general. Se trata de una bella imagen de 1, 70 m que asienta toda su volumetría en una escueta peana donde sonríen dos querubines. La imagen, en un elegante contrapposto junta las manos a su izquierda, hacia donde adelanta igualmente la rodilla, mientras que la cabeza se ladea hacia el lado contrario. Únicamente perceptible cuando la imagen se halla fuera de su hornacina, es la línea serpentinatta de la figura, que le imprime un movimiento en espiral de ropajes y cabellos, de modo que una invisible masa de aire parece envolverla toda. Hay que destacar el magnífico trabajo de talla, con valientes gubiazos para crear zonas de claroscuro, reservando en cara, manos y pie la talla más apurada, que parece conferir a la efigie la calidez de un modelado en barro (FOTO 6).La decoración presenta estofado y policromado de todas las vestiduras, siendo el manto azul verdoso, con esgrafiado y orla dorada, salpicada de ramos dorados de rosas y crisantemos; la túnica color jacinto, también estofada y esgrafiada, presenta una admirable decoración a base de rameados florales (FOTO 7)
Sabemos que Antonio Ballester se inspiró en modelos de imaginería barroca española para sus creaciones, pero introduciendo sus variantes personales, a veces con brillantes detalles de gran virtuosismo, que le conferían a la obra un sello muy personal. ¿Dónde pudo inspirarse Ballester para crear la Inmaculada de santa Catalina?. Es cierto que lo que más llama la atención es el arriesgado equilibrio de la imagen que se sustenta en la escueta peana con nube, dos querubines y la luna, recogiendo la túnica a la altura de los tobillos y formando una figura en forma de huso. Esta creación la podemos encontrar en modelos escultóricos barrocos, bien conocidos por Ballester, como la Inmaculada que Alonso Cano realizó para la Catedral de Granada, 1655-56 (FOTO 8), modelo que también reprodujo el mismo autor en pintura, como la Inmaculada de la capilla mayor de la catedral granadina, 1662-63 (FOTO 9) y otra en la sacristía del mismo templo, 1660-67 (FOTO 10). También queda patente la influencia de Cano en la magnífica Inmaculada de José de Mora para la iglesia de los Santos Justo y Pastor, de Granada (h. 1665).(FOTO 11). No obstante, si ahondamos en el tema, podemos descubrir más coincidencias, aunque con las variaciones a las que hemos aludido, en un modelo más próximo: la Inmaculada que José Esteve Bonet realizó para la Capilla de la Comunión de la iglesia de Santa María, en Alicante hacia 1794 (FOTO 12). Ballester pudo conocerla y recrearla suprimiendo detalles como el velo y dará un nuevo aire al manto, a la vez que recoge en la parte baja la túnica, ambas prendas, reduce el tamaño de la base…La decoración de los ropajes es muy semejante a la de la Inmaculada alzireña. Sin embargo, todo queda en hipótesis.
La Inmaculada de Santa Catalina procesionó desde el primer año, en principio a hombros de portantes, y con iluminación de cera en unas andas que se compran nuevas en 1950 y cuestan 8.000 pesetas. En 1960 se adapta el paso a un carro con ruedas, que se alquila por 1.000 pesetas. El año siguiente se adquiere la actual imagen de Santa Teresa de Jesús, tallada en madera y policromada, que se venera en el banco de altar. Costó 5.500 pesetas. En estas fechas el paso se iluminó con batería eléctrica, un trabajo que realizó Francisco Vila. En 1970 el itinerario de la procesión era el siguiente: salida desde el Colegio La Purísima, Salinerías, Santa Lucía, San Roque, Plaza de los Mártires (actual Constitución), Mayor Santa Catalina, Faustino Blasco, Calderón de la Barca, Plaza del Caudillo (actual Mayor) con vuelta completa, regresando a la parroquia por el mismo itinerario.
La imagen de la Inmaculada sufrió los efectos de la riada de 1982, llegándole el agua a nivel de las rodillas. Tras un lento proceso de secado la Archicofradía decidió en 1986 que fuese un discípulo del propio Antonio Ballester quien precediese a los trabajos de restauración, por lo que la imagen fue trasladada a un taller de Valencia No consta en el Libro de Cuentas lo que percibió este artista por su trabajo, pero sí sabemos en qué consistió: resanación de grietas de las rodillas de la Virgen y caras de los angelitos. Así como de algunos golpes y rozaduras en zonas puntuales del manto. Como dato curioso, se decidió la modificación la policromía de la cabellera para que adquiriese el tono trigueño que hoy presenta. Los trabajos de dorado de la peana corrieron a cargo de Francisco López, quien cobró por su trabajo 59.000 pesetas. A esto hay que añadir, en ese mismo año 1986, las tareas de reparación del altar y hornacina, cuyo coste total ascendió a 33.205 pesetas.
En este año 2010 celebramos dos acontecimientos importantes. A nivel de la Iglesia Universal: el 250 Aniversario del Patronazgo de la Inmaculada sobre España. A nivel parroquial: el 70 Aniversario de la creación de la Inmaculada por Antonio Ballester. Todos los alzireños y alzireñas amantes de nuestro arte y nuestras tradiciones nos enorgullecemos de esta espléndida talla de la Inmaculada. Por ello, la propia parroquia de santa Catalina, sensible a los actuales criterios de conservación y difusión de nuestro patrimonio (como ya sucedió con la custodia barroca) ha decidido poner en valor este tesoro del arte y resanar la hornacina dotándola de nueva pintura e iluminación artística que sirva para realzar aún más la belleza de la imagen.
Juan José Sanz Maseres
Licenciado en Historia del Arte
Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
Trini Guasp, alma de la Asociación durante muchos años, recordaba a menudo cómo fue encargarle a Ballester la Inmaculada. Ella contaba que a través de Josefina Piera, presidenta de la Asociación de la Virgen del Lluch, contactaron con Ballester que tenía el encargo de hacer la talla de la patrona de Alcira que sustituyera a la desaparecida con la Guerra. Por lo visto acudieron al taller, vieron el boceto de la Virgen del Lluch, vieron ya como estaba trabajando la nueva imagen de la patrona de Alcira y les gustó tanto, pese a ser una talla pequeña, que les encantó y le hicieron este nuevo encargo. Acertaron y así tenemos dos imágenes muy bellas: en pequeñito la de la patrona, que está en la Montañeta, y en grande la de la Inmaculada que está en Santa Catalina que, además según he leido por ahí, reproduce el rostro, la cara, de la propia mujer del artista. ¿Me puede confirmar esto el autor de articulo tan interesante?
Excelente artículo histórico.
El artículo del señor Sanz podría completarse con el que publicó en la edición comarcal de Las Provincias el 8 de diciembre de 1996 el cronista de Alzira Aureliano Lairón y en otro del mismo autor publicado igualmente unos años antes en el mismo diario que yo conservo. Ese segundo artículo se titulaba "El culto a la Purísima en Alzira". Está publicado en el libro "Alzira. Ayer y Hoy", volumen 1, editado en 2003 por la Falla de la Plaça Major, páginas 157 a 159. Sería conveniente que elseisdoble lo recuperará y lo pusiera para completar el del señor Sanz.
Enhorabuena por ese artículo. Siempre un gusto aprender. Además no está mal de vez en cuando un pequeño oasis entre tanta noticia política.
Tras la restauración de esa imagen hace unos años, el profesor Bernardo Montagud la historió para la felicitación de la alcaldía.
¿Juan José, tú y Jose Vicente podríais animar a un grupo de jóvenes devotos y amigos de María y voluntariamente ayudar a revitalizar la Congregación?. La Inamculada se lo merece y la parroquia os lo agradecería.
Para la feligresa piadosa. Decirle que no se puede obligar a nadie a revitalizar las cofradías. Eso son cosas voluntarias, de cada una. En Alcira el presidente Benedito revitalizó muy bien su cofradía y también podria ayudar mucho a revitalizar esta, pero el hombre ya está en muchas asociaciones y creo que la iglesia de Santa Catalina no es su parroquia. Se que no lo ha citado a él, pero creo que es una persona muy valida para eso y que también habría que contar con él que es muy entusiasta si, por supuesto, él quisiera. Un abrazo para Pedro y para la piadosa.
Mi comentario no tiene relación con el artículo en cuestión, y es el siguiente:
Durante los años 80 del siglo pasado cursé estudios en una escuela de arte y oficios de Madrid. Concretamente en la Calle Luis Cabrera de Madrid. En dichas clases encontré un profesor de modelado, que curiosamente tiene el mismo nombre que el citado en este artículo: D. ANTONIO BALLESTER. Tengo la sospecha de que el profesor que me dió clases durante ese tiempo fué el mismo que se comenta en este artículo... ¿podríais confirmarlo?
Pd.: Tengo muy buen recuerdo de D. Antonio y es por esto que hago la consulta. Gracias.
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