EL SEIS DOBLE
martes, 1 de octubre de 2024
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Alzira, una isla para vivirOpinión: Xavier Cantera
'Salir a las calles de nuestra ciudad y respirar olor a tardeo, perfume a cultura y arte, respirar el buen oxigeno verde de la ecología...'
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Una opinión más | Xavier Cantera
Estar en casa viendo la tele con las noticias de relaciones políticas "a cara de perros" o escuchando las tertulias con tensas dialécticas sin argumentos construidos racionalmente sino repitiendo las consignas de los propietarios de sus medios o poderes "franticos" y después salir a las calles de nuestra ciudad y respirar olor a tardeo, perfume a cultura y arte, respirar el buen oxigeno verde de la ecología, el clima divertido de fiestas infantiles o con la fuerza callejera de desfiladas moras y cristianas o la belleza inocente de danzas procesionales o el empoderamiento de las empresas y comercios sobre las grandes avenidas esperando vender, al tiempo que se degustan tapas y montaditos para paladares exigentes, es un cambio tan ilusionante y relajante que te ayuda a recuperar la confianza en una política local que ayuda a reconocer que toda la política no es mala y que sirve para hacer algo más feliz a la mayoría, a la vez que se reparte, en forma de experiencias gratificantes para el cuerpo y para la mente, algo de lo recaudado con los impuestos, haciendo realidad una reflexión de José Manuel López García: "Una ética integrada en la sociedad y en la política es cada vez más necesaria para la eliminación de la pobreza de mucha gente con medidas sociales que garanticen una vida digna para todo el mundo. Sin exclusión social ni de los mayores ni de los que carecen de recursos".
Cuando vuelves a entrar en casa, aunque tu domicilio sea un remanso de paz, este clima dura lo que tardas en conectar con algún medio informativo que rápidamente te traslada a una globalidad en guerra, con catástrofes medioambientales, de ahogados en el mar o que llegan a tierra sin amparo, de violencia por dominar negocios clandestinos, de exclusión a disfrutar de los derechos constitucionales como la vivienda, el trabajo, la información veraz, además de una nube de humo enrarecido que va llenando nuestra existencia con olores de botas fascistas, de putrefactos bulos, de sangre derramada por el machismo, con tufos de callejones marginados por la desigualdad, con pestes agrias de comida caducada para la pobreza, con olor salado de las lágrimas infantiles que no comen, ni estudian y ni juegan e incluso mueren víctimas de las guerras.
Estoy deseando volver a las calles de mi ciudad porque, aunque apague la tele, sigue resonando en mi cabeza el eco de esa globalidad dominada por la injusticia capitalista que tanta desgracia provoca y comprobar que hay una parte pequeña del Estado que procura hacer felices a sus gentes con el Estado del Bienestar, la educación universal y gratuita, la sanidad para todas las personas, con la IDEA de crear empleo para quienes no lo tienen, con los cuidados a domicilio para las personas dependientes, con el diálogo y colaboración del empresariado, enriqueciendo nuestro entorno con la agricultura ecológica sin olvidar la tradicional y bañando nuestra ciudad de cultura, de libros, de respeto a la nuestra lengua y a tradiciones. Estoy feliz de vivir en esta isla solidaria con países pobres y causas justas demostrando que ya no está aislada.
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El Seis Doble no corrige los escritos que recibe. La reproducción de este texto es literal; fiel a las palabras, redacción, ortografía y sentido del autor/es.
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