EL SEIS DOBLE
domingo, 1 de octubre de 2023
100 años del nombramiento de Faustino Blasco como alcalde de Alzira
"Para eterna memoria y conocimiento de las nuevas generaciones de alzireños"
Faustino Blasco Damiá, nació en Alzira, un 18 de diciembre de 1.883; era hijo de Juan Bautista Blasco Costa, de profesión maestro, y de Rosa Damiá Ferrús, modista. El padre de Faustino murió muy joven, quedando al cuidado de su madre y de una tía, que tuvieron que trabajar mucho para sacarlo adelante y poder pagarle los estudios.
Acabó sus estudios de bachillerato el año 1.902. Estudió medicina, en Madrid, como becario del Instituto Rubio y fue condiscípulo del Dr. Peset Aleixandre. Durante la carrera sacó muy buenas notas y obtuvo, por oposición, el premio extraordinario. Recibió la licenciatura como Doctor en Medicina el año 1.910 y se estableció como médico en Alzira.
En el año 1.915, tras festear 12 años, contrajo matrimonio con Francisca Ferrer Torres, la hija de un carpintero de carros. El 24 de mayo de 1.918 tuvieron un hijo que le pusieron de nombre Juan Bautista, como al padre de Faustino, y nació Juan Bautista Blasco Ferrer, Juanito “el punxaor”.
El año 1.885, el Dr. Ferrán, experimentó las pruebas de la vacuna anticolérica en Alzira, por haberse ofrecido voluntariamente los alzireños, y en el año 1.919, el Dr. Ferran, quiso que también fuera Alzira, la que inaugurara la vacunación anti tuberculosa.
El 12 de julio de 1.919, Faustino, pronunció una conferencia en el Ateneo Mercantil de Alzira, sobre este tema y anunció que, el 23 de ese mismo mes, se abriría la campaña de vacunación en Alzira. El Dr. Ferran, le encargo al Dr. Faustino Blasco, que hiciera el seguimiento de las historias clínicas de los vacunados; siendo, uno de los primeros vacunados en Alzira, su propio hijo Juan Bautista Blasco Ferrer.
“…El acto que se va a realizar es de una transcendencia e importancia considerables. Una Plèyade de hombres ilustres, lo más saliente de la medicina española, atendiendo generosamente a las reiteradas invitaciones nuestras, han venido aquí a ilustrarnos con sus claros talentos y fácil palabra. Tengo el conocimiento intimo que, como siempre, sabréis hacerles grata su corta estancia en esta población con vuestro respeto, hospitalidad y con vuestros agasajos. Por otro lado la transcendencia del acto es considerable si se tiene en cuenta que es casi seguro que a raíz del mismo la humanidad se vea libre de una de las más repugnantes y terrible enfermedad y que la medicina vea realizada una de sus más grandes y preciadas conquistas: la profilaxia o tratamiento preventivo de la tuberculosis por la vacuna atrófica antialfa del sabio bacteriólogo español D. Jaime Ferran…”.
Muchos médicos de gran fama, como los doctores Pulido, Gimeno, Pittaluga y otros, le insistieron a Faustino a que optara a la Cátedra a lo que él siempre les contestaba que no está preparado y que quería ser médico en Alzira.
El año 1.923 fue Alcalde Presidente de la Corporación Municipal de Alzira. Ese año hubo una gran riada que derrumbó un almacén de naranjas en la plaza Mayor. El alcalde, Faustino Blasco, diseño, unos planos que el arquitecto, una vez comprobados, aprobó por completo naciendo así el Teatro Cervantes de Alzira.
Faustino era muy aficionado al futbol i al deporte de la caza. El 10 de octubre de 1.924 fue nombrado Presidente de la Unión Deportiva Alzira.
Un jueves 10 de febrero de 1.927 cuatro amigos y Faustino, después de almorzar en la fonda que había en la calle Mayor Santa Teresa, como en otras ocasiones, fueron a cazar a la Casella y en la montaña, a la altura del huerto de Moll, uno de los amigos, accidentalmente, lo hiere mortalmente. Lo llevaron al Huero de Moll y el médico de Carcaixent, Antonio Benlloch, que se encontraba allí, le practicó los primeros auxilios y con su propio coche lo llevó a su casa. Por la tarde lo visitaron los médicos y catedráticos de la Universidad de Valencia. El tiro fue en la cara, perdió los ojos y un perdigón le llego al cerebro. A las 9 de la tarde del viernes 11 de febrero de 1.927, a los 44 años, murió dejando viuda y su hijo de 9 años. Su muerte causó una gran conmoción en toda Alzira.
Faustino, preocupado por la suerte del amigo que lo hirió accidentalmente de muerte, no paraba de repetir que “…había sido un accidente…”.
El sábado, día 12 de febrero de 1927, se le practicó la autopsia en el Hospital de Alzira y por la tarde tuvo lugar el entierro. La comitiva fúnebre fue desde el Hospital Santa Lucia, por la calle hospital, colon, puente de Játiva, Salvador Santamaría, Reyes Católicos y calle Doctor Ferrán donde se despidió el duelo. Miles y miles de personas le acompañaron y los balcones y las calles estaban llenas de gente. Cuando el féretro ya estaba en la calle Dr. Ferrán, despidiendo el duelo, aún continuaban agregándose gente en la calle dos de mayo que querían acompañarlo y despedirse de él. El féretro era llevado por médicos y amigos. Hubo presidencia familiar; presidencia académica (Facultad de Medicina y Universidad de Valencia); presidencia oficial con el Ayuntamiento de Alzira en pleno y ayuntamientos de otros pueblo.
Meses mas tarde, sus amigos llevaron a hombros, montaña arriba del huerto de Moll, en La Casella, una cruz de piedra que pusieron en el lugar del accidente.
El día 5 de septiembre de 1.931, el Ayuntamiento de Alzira en sesión plenaria y bajo la presidencia del Alcalde Francisco Oliver acordó, por unanimidad, rotular con el nombre de Faustino Blasco Damiá la antigua calle de la Lonja. Este fue el último honor que el pueblo de Alzira le hizo al hombre que renunció a una Cátedra Académica por quedarse en Alzira a ejercer la medicina con y para sus conciudadanos.
Hoy, día 1 de octubre de 2023, se conmemoran los 100 años del nombramiento de Faustino Blasco Damiá como Alcalde de Alzira. Para eterna memoria y conocimiento de las nuevas generaciones de alzireños.
Tus nietos, Juan Bautista Faustino, Francisco Javier Guillermo y Santiago; tus biznietas, Murta, Alexandra y Paloma; tus tataranietos, Pau y Vega.
Xavier Blasco
El Seis Doble no corrige los escritos que recibe. La reproducción de este texto es literal; fiel a las palabras, redacción, ortografía y sentido del autor/es.
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