Son cada vez más apreciadas en gastronomía
Las setas constituyen un producto cada vez más apreciado en el mundo gastronómico; se pueden degustar como plato en solitario o bien constituyen un buen condimento para carnes y sopas.
Existe constancia de que se consumían en Sudamérica 13.000 años atrás, gracias a unos yacimientos arqueológicos de Chile. En China ya apreciaban sus propiedades alimenticias y medicinas varios siglos antes de Cristo.
Los griegos y romanos también eran fieles consumidores de estos hongos comestibles que empiezan a recogerse en octubre.
Existen varias clases de setas, aunque la comestible más conocida es el robellón, de ahí que Sergio Montalvá, gerente de Frutas Clara, esté “intentando introducirlas poco a poco” en sus tiendas para dar la posibilidad de degustarlas a sus clientes.
Así, en su mostrador se puede encontrar desde la denominada pie azul, por su color, el rossinyol, la lengua de vaca o la singular trompeta de los muertos.
“Aquí damos al cliente la información pertinente, luego las prueban y muchas veces repiten”, señala Montalvá, que con esta oferta “quiero que mis clientes sean atrevidos y consuman nuevos productos”.
Cada seta tiene su particular aplicación; por ejemplo el robellón, la seta más buscada por los aficionados con su sombrero muy carnoso, se condimenta a la plancha y sirve como aperitivo. El rossinyol, procedente de los pirineos catalanes es muy adecuado para los arroces caldosos y el pie azul, que procede de los Alpes, es una seta muy delicada que se consume mezclada con otras especies en una especie de cóctel. La trompeta de los muertos, de color negruzco y aspecto fúnebre, se encuentra en los bosques de hoja caduca y resulta un excelente condimento para carnes como el guisado de conejo.
La receta - Dorada rellena de setas
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