EL SEIS DOBLE
lunes, 31 de julio de 2023
Una tragedia ignorada
Opinión: JAGS
Opinión: JAGS
La de Ucrania es otra guerra que nos hirió a todos, una guerra que comenzó ganando la solidaridad y que acabó perdiendo la cotidianidad
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De vez en cuando todavía se puede encontrar alguna noticia sobre la guerra de Ucrania, un conflicto armado que saltó como un resorte a los medios de comunicación, a la política y a la sociedad en febrero de 2022, cuando Rusia inició una invasión a gran escala contra Ucrania, dando inicio al actual conflicto bélico. Desde entonces, la guerra ha dejado a su paso ciudades destruidas y miles de víctimas civiles.
Mientras el mundo mira hacia otro lado, la guerra de Ucrania sigue su curso. Los civiles siguen muriendo, las ciudades son arrasadas y la economía del país se hunde. Pero el mundo, parece haberse acostumbrado a la guerra. El conflicto presenta una situación deplorable que ha ido cayendo en el olvido de la comunidad internacional, que bajo unas sanciones irrisorias que incumplen sistemáticamente en pro del interés de cada nación, tratan de tapar la vergüenza de no tener la capacidad ni las ganas de poner las bases para un fin del conflicto a corto plazo, permitiendo a Rusia continuar con sus ataques indiscriminados que continúan a día de hoy afectando gravemente la vida de la población civil.
Tras más de 500 días de guerra, por un lado, queda demostrado que la diplomacia ha fracasado en su obligación de detener la ola de violencia, y por otro observamos con tristeza que, los titulares de los medios han dejado de mostrar la tragedia en las primeras planas, lo que ha llevado a un olvido inquietante de la situación en Ucrania. Mientras tanto, las ciudades y la economía del país se han deteriorado y la población continúa sufriendo desplazamientos forzados y la imposibilidad de llevar adelante una vida normal.
La de Ucrania es otra guerra que nos hirió a todos, una guerra que comenzó ganando la solidaridad y que acabó perdiendo la cotidianidad. Una guerra en la que muchos siguen entre fuego enemigo y otros que la siguen viviendo desde la lejanía, desde nuestra tierra (que enseguida fue su tierra) pero que jamás por mucho amor que nos procesen, jamás será su hogar.
La acogida fue una tirita, pero la herida no cicatriza. Rusia sigue con su interés por demostrar músculo militar y Ucrania por mostrar su resistencia a base corazón. Estados Unidos nada y esconde la ropa y Europa pide paz a través de una diplomacia que no es capaz de convencer ni a sus propios aliados.
Poco queda de esas iniciativas de ayuda a las ucranianas y los ucranianos, a esas familias que acogimos, poco queda de toda aquella ayuda humanitaria que desde las ONGs y desde particulares se movilizaba para ayudar a quienes venían con idea de un pronto regreso y para los que se quedaban en Ucrania con la idea de una vuelta a la normalidad en pocas semanas. Es cierto que nuestra solidaridad es indiscutible, pero no es menos cierto que se nos pasa, que somos poco constantes, que ese esfuerzo inicial lo vamos diluyendo entre lo cotidiano hasta hacerlo casi invisible.
No olvidemos que la responsabilidad no solo recae en los países involucrados en el conflicto, sino en todos nosotros y nuestra capacidad para condenar la indiferencia y alentar a tomar medidas concretas para lograr la paz. El olvido no es una opción y la situación en Ucrania requiere una acción inmediata para detener la guerra y aliviar el sufrimiento.
La guerra de Ucrania es una guerra de todos. Es una guerra por la libertad, por la democracia y por la paz. Es una guerra que debemos seguir apoyando, aunque sea desde la distancia.
Este que suscribe quiere cerrar estas líneas con un tópico. ¡No al olvido! ¡Sí a la paz!
JAGS
El Seis Doble no corrige los escritos que recibe. La reproducción de este texto es literal; fiel a las palabras, redacción, ortografía y sentido del autor/es.
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