EL SEIS DOBLE
domingo, 9 de octubre de 2022
El llanto del comisario
La aventura de escribir | Juan Pablo Giner
La aventura de escribir | Juan Pablo Giner
Como les pasa a los padres con sus hijos, yo me siento orgulloso de todas mis novelas, y tal como les sucede a los padres que alcanzan esta condición cuando ya no lo esperaban, de una manera muy especial. No sabría decir cuál de ellas me ha dado mayor satisfacción, contando incluso con aquellas que he tenido la suerte de ver premiadas. Hoy quiero hablaros de una de ellas cuyo premio, el mejor, ha sido ser la que mayor repercusión y número de lectores ha tenido, tanto a nivel local como fuera de él: “El llanto del comisario”
Yo quería contar una historia triste en la que los que habían padecido una guerra civil arrastraban sus consecuencias de dolor y pérdida. No quise identificar, como se hace ahora con demasiada ligereza, al bien o al mal con ninguno de los dos bandos, porque sé que en ambos hubo buenos y malos. Lo que yo quería era rendir un homenaje a aquella generación, compuesta fundamentalmente por personas que solo querían sacar adelante a sus familias, y que padecieron las consecuencias de una guerra que no habían buscado.
Por otra parte, existe en la novela una trama que se desarrolla en el presente, en la que describo la relación de afecto, que quise que fuese hermosa y pura, entre un anciano que está a las puertas de la muerte y una joven que está siendo víctima de violencia machista. Para mí el amor tiene muchas maneras de manifestarse, que no han de estar necesariamente relacionadas con el sexo.
Inventé personajes que al principio me parecían ridículos, pero que en el desarrollo de la trama iban tornándose en seres entrañables, como Bernardito Pelufo y su novia.
Intenté, en una muestra de osadía, imitar la técnica narrativa que había encontrado en una novela de Vargas Llosa, ”Pantaleón y las visitadoras”, leída en mi lejana juventud, que me impresionó especialmente, porque era la primera vez que veía, como herramientas de narración, recortes de prensa, partes militares, extractos de programas radiofónicos, cartas, diarios… Creo que no me salió mal del todo.
Por último, quiero destacar y agradecer el trabajo de Aureliano Lairón, el archivero municipal, que me facilitó el acceso a archivos de la guerra civil, así como también me ha permitido conocer, a través de sus Crónicas del Siglo XX, hechos cotidianos que me venían muy bien para dar un toque de realismo y veracidad a mi novela, como, por ejemplo, el robo de una billetera en la casa de la Rosca, célebre prostíbulo de Alzira, la lluvia que obligó a retrasar la plantá de las fallas de 1.943 o el hecho de que el paso del Santo Sepulcro fuese llevado por voluntarios de la División Azul en la procesión de Semana Santa de aquel año.
El Seis Doble no corrige los escritos que recibe. La reproducción de este texto es literal; fiel a las palabras, redacción, ortografía y sentido del autor/es.
Añadir un comentario