EL SEIS DOBLE
domingo, 2 de octubre de 2022
La decisión de escribir una novela
La aventura de escribir | Juan Pablo Giner
La aventura de escribir | Juan Pablo Giner
El tema que trato en este artículo supongo que tendrá casi tantas respuestas como autores. Se trata de una decisión personal con la que se pretende cumplir un deseo. A veces, leyendo entrevistas a autores reconocidos entiendo que el deseo de escribir es algo que les acompaña prácticamente desde que alcanzan la madurez necesaria para disfrutar de la lectura.
Pero ¿cuándo nace ese impulso, esa tentación irresistible de ponerse ante unos folios o ante la pantalla de un ordenador para empezar el proceso de creación de una historia y de sus protagonistas? No sabría responder a eso más allá de contar mi propia experiencia.
Siempre me ha gustado leer, pero jamás había imaginado que yo sería capaz de crear una novela o un simple relato que tuviera un mínimo de coherencia y que fuese capaz de despertar el interés de alguien que no fuese yo mismo. Pero sucedió, felizmente para mí, cuando ya llevaba algunos años siendo cincuentón. Una edad en la que mucha gente ya está de vuelta de casi todo.
En una visita cultural al valle de la Murta, el cicerone, Agustín Ferrer, nos hablaba de la magia del valle, de su silencio, solo perturbado por algún trino o el suave rumor del viento, de su calma… Frente a las ruinas del monasterio, explicaba que parte de su construcción tenía carácter defensivo porque el cenobio era objeto de ataques por parte de piratas berberiscos que hostigaban las costas de levante.
Me recreé imaginando la situación.
No me costó demasiado. Había leído, no mucho antes, la novela “Corsarios de levante” de Pérez Reverte. Pensé que era una lástima que ningún escritor hubiese tratado aquella situación desde una perspectiva local. Imaginando cómo podría empezar aquella novela una y mil veces, decidí intentarlo yo. A nadie le dije nada, simplemente, empleando mi ordenador portátil, frente al mar de Cullera, empecé a escribir una historia. No era un trabajo. No requería esfuerzo. Era un auténtico placer que me atreví a compartir con mi esposa cuando apenas tenía terminados algunos folios. Su reacción entusiasta y su ánimo constante me impulsaron a seguir, y así terminé mi primera novela, “La mirada del pirata”. Ya no pude parar y desde entonces he podido terminar veintiséis novelas más, muchas de las cuales están todavía pendientes de publicación, pero de todas ellas he obtenido el placer incomparable que solo quienes comparten conmigo la pasión de escribir podrán comprender.
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El Seis Doble no corrige los escritos que recibe. La reproducción de este texto es literal; fiel a las palabras, redacción, ortografía y sentido del autor/es.
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