Opinión: María Felicidad Grande
Cuando formar un matrimonio de tres no está bien visto
Hola a todos.
Quisiera aprovechar la posibilidad de publicar mis pensamientos en un medio de difusión digital, como El Seis Doble, y espero que el director tenga a bien permitirlo.
Soy una mujer joven, tengo un empleo estable y gozo de buena salud. Descontando el tema del empleo estable, soy una persona normal, como tantas otras que viven en nuestra querida Alzira. Solo hay una cosa que creo que me diferencia de los demás y es que estoy enamorada de dos hombres y tengo la suerte de ser correspondida.
Tomás y Nacho (les llamaré así, aunque no son estos sus nombres) llegaron a mi vida de una manera natural y yo caí rendida a sus encantos. Los dos son nobles, atentos, delicados conmigo, y estoy segura de que serían capaces de dar su vida por mí, como yo la daría por cualquiera de ellos. Tomás es sensible, romántico, detallista. Nacho es el más noble de los tres, fuerte, simple, en el buen sentido de la palabra, y con su mirada anda siempre exponiendo su alma. No sabría decir cuál de ellos es el mejor amante pues los dos saben satisfacerme más allá de mis expectativas.
Incapaz de renunciar a ninguno de los dos, decidí un día sincerarme con ellos y les hable de mis sentimientos. Agradecieron mi franqueza y, en lugar de enojarse conmigo, decidieron conocerse. Se cayeron bien desde el principio y empezamos a realizar actividades juntos. Cuando llegó el momento de tener relaciones íntimas, aceptaron con naturalidad compartirme en la cama.
No quiero que esta publicación se convierta en un relato erótico. Dejo a la imaginación del lector cuánto llegué a disfrutar con aquellos dos hombres y afirmo, sin lugar a dudas, que se va a quedar corto. Ellos tampoco tuvieron queja de mí, así que acordamos que aquella práctica sería repetida con frecuencia en el futuro. Tanto fue así que un día decidimos ir a vivir los tres juntos. El roce ha engendrado cariño que se ha convertido en amor verdadero. Compartimos un fondo económico, tareas domésticas, tiempo de ocio, series de televisión… y hasta el fútbol, al que me han acabado por enganchar. Afortunadamente los dos son del mismo equipo.
El caso es que somos muy felices y queremos formar una familia. Incluso estamos hablando de tener hijos. Ambos son conscientes de que cuando esto suceda, solo sabremos quién es el padre biológico si hacemos pruebas de ADN, pero no las vamos a hacer. La criatura que nazca será para siempre de los tres.
Hoy pueden casarse personas del mismo sexo. Me parece muy bien. Al amor no hay que ponerle trabas, pero nosotros no podemos formar un matrimonio de tres. ¿Por qué? ¿Qué problemas legales o morales representa el número tres? No somos un trío de viciosos que solo piensa en copular. De hecho no lo hacemos todos los días, ni lo hacemos siempre juntos. Lo que no falla nunca es nuestro deseo de vivir juntos y de formar algo que a todos los demás les es dado y que a nosotros se nos niega.
Hay sociedades donde todavía se permite la poligamia y un hombre puede tener varias esposas. ¿Por qué no puede una mujer gozar de algo semejante?
Creo que no es justo y me gustaría saber qué opinan de esto los lectores de El Seis Doble. Gracias.
María Felicidad Grande
Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
No me parece ninguna obscenidad.
Me parece una opción encomiable en un mundo tan machista. Estos dos caballeros demuestran que hay personas que si que empiezan a superar el machismo dominante.
Pero me genera algunas inquietudes.
Si se produce un fallo en la convivencia,¿ El padre biológico tiene unos derechos y unas obligaciones diferentes al padre conviviente?. Porque con buena relación no genera más problemas. ¿Cómo actuará el juez? .¿Cuál es el estatus jurídico?. ¿Qué apellidos llevará el menor? . ¿Serán sus compañeros de clase y sus amigos tan comprensivos?.¿Entenderá la sociedad esta opción de convivencia?.
Otro problema es que el posible hijo o hija, tendrá biológicamente una propensión a unas enfermedades u otras. Unos rasgos u otros. Puede desear o necesitar saber quien es su progenitor biológico. Por lo demás puede que tenga más cariño y afecto que otros niños.
Dale a tu cuerpo alegría Macarena
Que tu cuerpo es pa' darle alegría y cosa buena
Dale a tu cuerpo alegría, Macarena
Hey Macarena, ay
Era Machín el que cantaba eso de “Cómo se pueden querer dos mujeres a la vez y no estar loco”.
Como me dijo una vez una andaluza “habemos gente pa tó”. Dicho esto, cada cual que haga de su vida lo que quiera. A decir verdad, en alguna que otra ocasión, me he visto en este tipo de 'fregaos', es decir yo he sido, como suele decirse ‘el otro’ (no me apetece ahora relatar los casos) y en alguna ocasión, como en las películas, he tenido que esconderme debajo de la cama. Aunque en esas situaciones yo no tenía el problema, es decir, no era yo el que llevaba la cornamenta.
Vivimos en una sociedad en la que dar la opinión sobre ciertos temas no está bien visto, por ejemplo no estar de acuerdo con que una pareja del mismo sexo puedan adoptar niños, yo no lo estoy, pero es algo que no se puede decir libremente. Luego ya está la gilipollez esa del todos, todas y todes… algún fusible se les fundió en el vientre. No sé yo creo que hay cosas que deberían quedar en el ámbito privado y no hacer bandera de ello.
Respeto a esta carta, tampoco encuentro el sentido… folla con quien quieras y haz lo que te dé la gana, aunque en este caso, entiendo que el amor es libre y uno de los chicos se puede enamorar de otra chica y meterla en el juego y así todos varias veces, para acabar como el chiste: en una orgía uno se levanta cabreado y dice: “organització, organització. 40 ties i 2 tios i ja m'han donat dos vegades pel cul”.
En mi caso yo no podría compartir a la mujer de la que estoy enamorado con otro hombre, pero repito ‘habemos gente pa tó’.
Bueno, cada quien que viva sin dañar a los demás, del modo que prefiera. Yo soy gay, estoy casado y tengo una pareja que me colma de felicidad, con altos y bajos, como todas las parejas y personas. Con él tengo una vida gracias a Dios bastante satisfactoria. Solo digo que si con una pareja ya lo compartes todo y dedicas una energía al cien por cien para esa otra persona, el día a día, las alegrías y penas... No puedo imaginar que fuesen dos parejas. Las 24 horas no dan para más, jeje. Pero yo no me meto en vidas ajenas, cada quien, mientras no dañe a nadie ni imponga nada a nadie, que viva como considere.
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