La aventura de escribir | Juan Pablo Giner
La aventura de escribir | Juan Pablo Giner
La tecnología nos ofrece hoy innumerables maneras de ocupar nuestro tiempo de ocio, y no es extraño que también hayan llegado a la lectura. El libro electrónico ha ganado un sector importante del mercado aunque hay que destacar que el libro físico continúa gozando de la preferencia de una gran parte de los lectores. Pero hoy de lo que quiero hablar es de una manera de disfrutar de los libros que tiene enormes ventajas: El audiolibro.
Aunque es hoy cuando se está popularizando la posibilidad de escuchar una novela, hay que recordar que en los años cincuenta y sesenta eran muy populares las radionovelas de Guillermo Sautier Casaseca, leídas e interpretadas, con una dicción que para sí quisieran la mayoría de los actores españoles de esta generación, por Pedro Pablo Ayuso, Matilde Conesa, Matilde Vilariño, Juana Ginzo… Así pues no estamos ante algo nuevo, sino ante la posibilidad de escuchar los relatos que nos interesa en cualquier lugar, sin tener que estar pegado a la radio, como sucedía antaño, aunque esto también tenía su encanto, cuando se compartían audición y emociones con familiares o vecinos.
Hoy, con cualquier teléfono inteligente, podemos descargar una aplicación con la que, pagando la cuota correspondiente, podemos escuchar el libro de moda o cualquier clásico. Podemos hacerlo mientras hacemos ejercicio, paseamos, tomamos el sol en la piscina o estamos relajándonos para entrar en el sueño. Es decir, que la posibilidad de disfrutar de una buena historia aumenta exponencialmente con esta aplicación, al poder compaginarla con actividades que no requieran una atención excesiva.
No desprecio (¿cómo iba a hacerlo?) el placer íntimo de la lectura cuando, en momentos de nuestra exclusiva propiedad, vamos pasando las páginas de un libro de papel, sintiendo su textura en nuestros dedos, percibiendo el tenue aroma de aventura que desprende ante nuestros sentidos, ávidos de emociones, pero llega un momento de nuestra vida en el que la vista no es capaz de hacernos seguir una lectura que no sea de letras muy grandes y que no es viable en un libro de papel por razones de volumen, peso y coste. Para ese momento, el audiolibro es, sin duda, la mejor solución. Yo, que afortunadamente no he llegado todavía a esa situación, estoy “escuchando” las novelas que son de mi interés y afirmo, sin ninguna duda, que estoy encantado.
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