La aventura de escribir | Juan Pablo Giner
La aventura de escribir | Juan Pablo Giner
Puedo hablar por experiencia propia de lo que significa participar en concursos literarios. Muchas de mis novelas han sido sometidas al veredicto de jurados en toda la geografía española y puedo decir que tenido la suerte de merecer, en tres ocasiones, haber ganado el primer premio, y en otras haber estado peleando entre varios finalistas.
No cuento esto para pavonearme, pues quienes han tenido la amabilidad de leerme ya lo saben. Escribo hoy sobre los concursos para compartir mi experiencia con aquellos que han materializado su pasión por la escritura en novelas, relatos, colecciones poéticas u obras dramáticas, y dudan sobre si deben competir con ellas en estos concursos. Mi consejo es que lo hagan, sin dudarlo. Especialmente en nuestros días, en los que en la mayoría de los concursos se puede participar enviando las obras en formato digital, por correo electrónico. Hay una página web, escritores.org, que publica regularmente las convocatorias de todo tipo de concursos literarios, con sus bases correspondientes. En ella podemos ver si nuestra obra se ajusta por temática, extensión, etc. a un concurso determinado. La participación, por supuesto, es gratuita. Allí aparecen todos los concursos, desde el premio Planeta hasta el que promueva el ayuntamiento más modesto de España y, en muchos casos, de Hispanoamérica.
No obstante lo anterior, yo desaconsejaría presentarse a concursos que tengan importantes dotaciones económicas (a partir de cinco mil euros), ya que estos concursos se montan para promocionar obras que ya se sabe de antemano que van a ganar. De ahí que los principales concursos literarios de este país sean ganados, siempre, por autores consagrados o que están de moda, o simplemente por gente famosa, como presentadores de televisión. No digo que sus novelas no tengan méritos, pero estoy convencido de que su consecución está basada en la perspectiva de negocio para la editorial que monta ese concurso como un gran acto promocional.
De todas formas, participar en un concurso, en cualquiera, es un ejercicio de ilusión que vale la pena intentar porque, a veces, los sueños se hacen realidad y muy pocas cosas pueden compararse a recibir una llamada desde un número desconocido que pregunta por ti, para decirte que tu obra ha ganado el premio que soñabas.
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