Opinión: Xavier Cantera
A este principio del siglo XXI se le puede calificar de "apocalíptico"
Una opinión más | Xavier Cantera
Por desgracia, siguen cabalgado a sus anchas estos Tres Jinetes de la Apocalipsis que representan las mayores desgracias de la humanidad y, por eso, a este principio del siglo XXI se le puede calificar de "apocalíptico": Uno de los jinetes, la peste, ya apareció en forma de pandemia dejando millones de muertos en el mundo; también siguen aumentando los 821 millones de seres humanos que padecen hambre en el planeta y, por si faltara algo, el tercer jinete, la guerra que, además de pasearse por nuestro mundo con nueve contiendas bélicas actualmente, se ha desbocado destructor en Ucrania.
Nos afecta más al tenerla tan cerca, al ser una invasión del poder oligárquico totalitario, al aplastar derechos que nosotros reconocemos como propios conquistados con mucho esfuerzo y por ser contra un pueblo que quiere ser libre aunque se equivoque, recordándonos lo que nosotros hemos pasado en nuestra historia. Nos parece increíble, hasta el extremo, pues ni imaginábamos que pudiera suceder en nuestro entorno europeo. Posiblemente porque, preocupados por superar las consecuencias de las crisis económica, sanitaria y social que sufrimos, no nos enterábamos de cómo se entrenaban y se preparaban estos "caballos" y sus "jinetes apocalípticos" que, por dominar los mapas, los yacimientos de materias primas y el capital financiero, cabalgaban, de este a oeste y de norte a sur, amargando la vida de las personas con la guerra, el éxodo y la muerte, destructores siempre y no aportando nada positivo a la humanidad, solo ganancias a las industrias de la guerra.
Estoy convencido que la mezcla de totalitarismo depredador y de capitalismo salvaje compone el ADN de estos jinetes oligarcas y de sus caballos amaestrados para sembrar la destrucción por donde pasan, hambrientos de poder dominador, de beneficios financieros y de ansias por adueñarse de personas y pueblos para hacer más grandes sus imperios fascistas. Para llegar a esta invasión, los dos bandos han perdido por el camino o secuestrado al cuarto jinete sobre caballo blanco que representa la "palabra", todo tipo de palabra pero, sobre todo, la humana que transciende todas estas miserias y desgracias. La palabra como diálogo, como unión para investigar, con consenso para acordar, como referendum para decidir, como tratado para paz, como instrumento para convencer que es mejor que vencer destruyendo. Nadie ha sabido, o no ha querido, liberar al caballo blanco y a su jinete del secuestro para labrar el campo de trigo ucraniano con palabras de verdad por la paz y por bien de la humanidad. ¿Por qué? Porque no se han dicho la verdad a la cara. Ya lo dijo Esquilo, poeta y dramaturgo griego: "La verdad es la primera víctima de una guerra". La matan antes de comenzarla.
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"Totalitarismo depredador", "capitalismo salvaje" o "imperios fascistas". Lo que sea con tal de no nombrar a los causantes primarios de la pandemia y de la guerra: los comunistas. En una cosa tiene razón el Sr. Cantera, "la verdad es la primera víctima de una guerra".
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