Opinión: Xavier Cantera
Parto del principio de que "se trata de respetar al individuo, al ser humano con sus derechos, y combinarlo con el bien común"
Una opinión más
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Xavier Cantera
Apreciado amigo: En tu última carta me preguntas cómo soporté el aislamiento en los meses más duros del confinamiento. Intuyo que me haces esta pregunta ahora para ayudarme a olvidar los temas totalmente políticos y dedicarnos, en nuestro intercambio de misivas, a una positiva reflexión sobre el ser humano en tiempo de peste o pandemia. Acepto la invitación y así descansamos de tanta polarización política.
Te diré que mis tareas durante el confinamiento han sido la lectura, escribir artículos y mis memorias, preparar la publicación de mi primer libro "Els valors de la república dels animals", escuchar música, cocinar o hacer empanadillas para los nietos, seguir las noticias en la tv, pasear por casa y sobre todo, pensar o, mejor, meditar. He encontrado esta cita sobre la diferencia entre pensar y meditar que nos puede servir: "La principal diferencia entre pensar y meditar está en el nivel de conciencia y los niveles de conexiones. La meditación es acceder a los niveles superiores de conciencia. La meditación cambia el comportamiento subconsciente. La mente pensante es una mente aislada". Y era esto, precisamente, lo que quería evitar, estar o sentirme aislado incluso mentalmente, para lo cual procuraba conectar mis reflexiones con la vida real, con mi conducta personal y con los problemas de la gente que me rodea y trasladar estas reflexiones al papel para sacar conclusiones prácticas para mí o para quien las quisiera leer o con quienes , de vez en cuando, conversaba mediante video llamada. La cuestión era compartir y socializar las preocupaciones y mis propuestas de mejora con las personas más cercanas y con las amistades. No sé que hubiera sido esta pandemia sin los móviles, También he seguido muy de cerca los testimonios de solidaridad: desde los aplausos por la labor de los profesionales de la ciencia y de la sanidad hasta los almacenes de alimentos en los barrios. Pero siempre me asaltaba la pregunta :¿Cuando termine este aislamiento seremos tan solidarios y valoraremos lo colectivo?.
Parto del principio de que "se trata de respetar al individuo, al ser humano con sus derechos, y combinarlo con el bien común". Ser una persona individual y, al mismo tiempo, ser un ser social. Y esto, no es que nacemos así sino que lo tenemos que construir día a día. ¿Este aislamiento habrá destruido parte de nuestro ser social? Si nuestro principio ético de ser persona humana en totalidad ( o se es social o no se es persona) era firme, confío que salgamos fortalecidos; si consecuentemente practicamos los valores de libertad, igualdad y solidaridad , seguro que lo colectivo será más valorado por nosotros (viendo el ejemplo de los investigadores de las vacunas, la entrega de los profesionales de la sanidad, de todas personas dedicadas a los servicios esenciales y las lecciones de solidaridad de muchos colectivos que no hacían nada de ruido. Lo colectivo se ha manifestado especialmente en los servicios públicos que son de toda la ciudadanía.
Espero te haya gustado esta reflexión, seguiremos. Un abrazo.
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