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14 de diciembre de 2006 Opinión: Xavier Cantera
Deberíamos gravar en nuestras mentes esta fecha como una cita histórica y de gran trascendencia para toda la ciudadanía
Una opinión más
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Xavier Cantera
Deberíamos gravar en nuestras mentes esta fecha como una cita histórica y de gran trascendencia para toda la ciudadanía, Después de la ley de Educación, de Sanidad, de las Pensiones, está la Ley, mal llamada, de la Dependencia que, con los servicios sociales, forman la cuarta columna de nuestro Estado del Bienestar. Una estructura, sobre cuatro columnas y bien edificado sobre las rocas de los derechos subjetivos de las personas es difícil de tumbar. He dicho "la mal llamada", porque al simplificar el nombre, no hemos tomado conciencia del primer y principal objetivo de esta ley, propuesta por Zapatero: "La promoción de la autonomía personal para retrasar lo más posible la situación de dependencia, mantener la calidad de vida y la capacidad de participar activamente en la vida comunitaria".
Después de 15 años de su promulgación, las personas mayores o en situación de dependencia han pasado por todos los avatares habidos y por haber: poca financiación, burocracia, judicialización para su aplicación, diferente aplicación según cada autonomía, escasa publicidad, falta de recursos humanos en los equipos municipales, incompatibilidades de servicios y otros. Nosotros tenemos la suerte, desde que está el Pacto del Botànic, con Mónica Oltra a la cabeza de la Consellería de Igualdad y Políticas Inclusivas, de haber notado una gran mejoría en casi todos los aspectos anteriormente citados. Y ahora tenemos la suerte que "el Gobierno Progresista, interlocutores sociales y las comunidades autónomas han aprobado el Plan de Choque para la Dependencia 2021-2023, propuesto por Pablo Iglesias antes de dimitir, con un amplio consenso en torno a los objetivos y medidas a llevar a cabo".
¿En qué consiste este plan de choque? Además de la asignación de 600 millones para mejorar la financiación de la aplicación de esta ley, estas son algunas de sus medidas (Leer despacio una por una):
Establecer la tele- asistencia como derecho subjetivo para personas dependientes que no vivan en centros residenciales; Incrementar las horas de atención en el Servicio de Ayuda a Domicilio; Mejorar las prestaciones económicas, estableciendo cuantías mínimas, incrementando las máximas e introduciendo mejoras en su regulación; Ampliar las compatibilidades entre las prestaciones y servicios; Extender la escala de valoración específica desde los 3 hasta los 6 años; Agilizar los procedimientos administrativos y adoptar otras medidas orientadas al incremento de la cobertura del sistema; Incrementar el nivel mínimo de financiación; Recuperar el nivel acordado de financiación y orientarlo a la consecución de determinadas medidas estratégicas de refuerzo del Servicio de Atención a la Dependencia; Analizar y revisar el actual modelo de copago; Reconocer la aportación de las entidades locales y reconsiderar su papel en la atención a la dependencia. Este Plan es un gran avance para el colectivo de las personas en situación de dependencia aunque el ruido de las derechas quiera ocultar y silenciar estas mejoras.
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