Opinión: Xavier Cantera
Los que deberían dar ejemplo de honradez y solidaridad con los más vulnerables al virus, son los pícaros que se cuelan revestidos de sus cargos, de su poder, de sus falsos privilegios...
Una opinión más
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Xavier Cantera
Durante unos días, al ver los telediarios, he tenido la sensación de estar leyendo una novela picaresca española del Siglo de Oro, pero con los personajes pícaros y mentirosos ascendidos a capas sociales a las que, en otras épocas, no pertenecían. En aquel tiempo eran de clase baja, hoy son de clase alta o casta. ¿Cómo se han vacunado estos pícaros? ¿Cómo se han podido comer el pan del pobre ciego o ponerse las dosis de los más vulnerables?
Aquellos pícaros querían mejorar su condición social y para ello recurrían a su astucia y a procedimientos ilegítimos como el engaño y la estafa; los de ahora, querían salvarse del virus, para lo cual utilizaban el prestigio, pero seguían mintiendo, con lágrimas de cocodrilo, ante las televisiones cuando eran pillados in fraganti. Entre ambos existe una gran diferencia: aquellos vivían al margen de los códigos de conducta de las clases que mandaban; los de ahora son de la clase que manda pero se comportan sin códigos éticos y sin cumplir las normas establecidas que ellos mismos han aprobado. Incluso, en la actualidad, hemos superado al Siglo de Oro porque han aparecido, entre los pícaros, también algún clérigo y obispo, algún fiscal y algún militar de alta graduación y todos han trajinado de forma pícara (ruin, dolosa, falta de honra y vergüenza) para vacunarse.
Da la casualidad que las vidas de los pícaros del Siglo de Oro venían a presentarse ante el público como aquello que no se debía hacer, eran ejemplos que no se debían imitar y, por ironías de la evolución de la cultura socio-económica, resulta que quienes deberían dar ejemplo de honradez, de solidaridad con los seres más vulnerables al virus, son los pícaros que se cuelan revestidos de sus cargos, de su poder, de sus falsos privilegios y con escusas de mal pagador que nos ofenden a la gente normal. Pero esta vez, los pícaros no han salido de las capas sociales bajas que, en ellas, la necesidad podía ser un justificante o atenuante de su picaresca por padecer hambre y pobreza energéticas como en la Cañada Real, sino que salen de la clase alta, de la casta que lo tiene todo menos la vacuna que, en esta ocasión, han conseguido con la artimaña del poder que entre todos les hemos dado o que dicen que dios les ha dado, un dios con minúscula porque está empequeñecido de vergüenza. Vaya novela de vidas ejemplares que ha escrito esta cuadrilla de pícaros, después dirán que el vulgo no cumple las normas. Las dimisiones me parecen poca cosa, deberían ser inhabilitados de por vida para cargos públicos o jerárquicos. Que se vayan a la cola de la sociedad, donde los últimos nunca serán ya los primeros y que aprendan de quienes están en las colas del hambre donde nadie se cuela.
Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
Xavier, pregúntale a Mónica Oltra porque se niega a publicar las listas de "pícaros", por no llamarles otra cosa.
Saludos
Me llama la.atencion que los que si han dimitido son algunos de los que tú pones como peor ejemplo. También hay algún político de derechas que ha dimitido, pero de la izquierda y su presunta superioridad moral creo que ninguno. Se les ha abierto un expediente informativo del que nadie se acordará en unos meses y a co tumbar en el cargo.
No se trata de picaresca sino de abuso de poder, de incumplimiento de la legalidad...Una leidita al código penal...no vendría mal. Yo quiero que paguen una sanción que sirva para comprar muchas dosis.Yo a los políticos los veo muy valientes, muy cerca unos de otros...Cada uno que saque sus conclusiones.
Y que conste que no estoy generalizando porque obviamente hay personas que están haciendo acopio de toda su valentía interior para cumplir con su cargo aún exponiéndose.No se puede generalizar, el que es egoista ya venía así de casa.
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