Relato literario de Eva Borondo
“... Ahora ya no podía hacer nada, los muertos no se mueven”
Prólogo:
Os pedimos que, pacientes,
escuchéis nuestra tragedia,
sometiéndonos humildes
a vuestro fallo y clemencia.
(Hamlet, Acto tercero, Escena II)
Cayó al suelo. El escenario crujió con estrépito y, desde las butacas, le llegó una exclamación de asombro.
Era sensacional causar esa impresión. Con los clásicos no ocurre lo mismo. El público conoce cuándo se producirán las muertes y por qué. La capacidad de sorpresa que el autor trabajó con cuidado para el momento de la representación ya no existía, tras siglos de actuaciones y estudio.
Le quedaban varios minutos hasta que se bajara el telón. Anotó mentalmente la luz fundida. Habría que avisar, aunque seguro que todos se habían dado cuenta.
Las voces de príncipes, reinas, enemigos y sirvientes leales hacían eco en el teatro y, aunque desde su posición no podía ver nada, agradecía el silencio del auditorio.
Tenía una pierna dormida. Para mañana cambiaría la posición, doblaría ligeramente la rodilla. Ahora ya no podía hacer nada, los muertos no se mueven.
Poco a poco cayeron todos, unos con largos parlamentos, otros con sólo un grito.
Cae el telón despacio, disfrutando el aplauso que sigue minutos después de que los flecos del cortinaje descansen en el suelo. Se prolonga más tarde, cuando vuelve a subir.
El actor se inclina.
Fin.
Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
Eva, soberana como cada domingo.
El misterio de la muerte ¿qué no es muerte?
Explendido Eva,escribes y describes de manera especial, me encanta.
Casualmente estos días he estado en el Fetival de Teatro Clásico de Almagro, viendo El condenado por desconfiado, de Tirso de Molina. Creo que el teatro es un género muy complicado en todas sus formas. No sabría decir si es más difícil escribirlo que interpretarlo.
El texto como siempre, una obra maestra. Me levanto de mi asiento y aplaudo enfervorecidamente, mientras tú sales varias veces para saludar al respetable.
Víctor, quedo muy agradecida.
Karina, supongo que la vida, aunque hay vidas que parecen muertes.
Desi, gracias :).
Benito, qué bueno que disfrutaste del teatro clásico en el pueblo de mis abuelos.
El teatro es siempre maravilloso verlo representado y verdaderamente escribirlo y representarlo son dos desafíos.
Me inclino a los aplausos con amor y humildad.
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