El pasado nos habla
En pleno confinamiento sentir añoranza curte, ¡bendita rutina!
En lo mejor de lo peor...
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El confinamiento de una pandemia da para mucho; entre tantas cosas, pensar, pensar en un grado mayor del necesario... Y con el empacho de pensamiento aflora uno de los sentimientos que hasta los más bárbaros han sentido en alguna ocasión: la añoranza. Y eso, en pleno confinamiento, curte.
¿Es posible añorar el maldito despertador de cada mañana? Sí, se añora. Con esto ya está casi todo dicho.
Me comentaba mi primo ayer que encuentra a faltar sus clases (es docente), una buena cerveza con los amigos mientras se dicen cuatro tonterías, los paseos y, en definitiva, la bendita rutina.
A mi primo, como a cualquier confinado, le habla el pasado sin paños calientes. Cómo él, acabo de marcarme un propósito para el futuro: ¡no voy a quejarme!
Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
Son días extraños donde llegamos a estar tan juntos que no nos soportamos, y es ahí cuando uno cierra los ojos y ve lo maravillosas que son las personas que tiene a su lado. Dias donde uno echa de menos ver aviones por el cielo, y donde se echa incluso de menos a ese niño repelente y mal educado con el que te cruzas alguna vez. Ya no se ven niños, que gran faena que no puedan salir, y que grandes sus padres por hacer de todo para entretenerlos. Ahora cuando les oigo por el balcón sonrio y pienso que están todos bien. Paciencia a todos y esto pasará, pero lo hará antes si todos nos quedamos en casa y cumplimos. Mi vecino toca un clarinete y no me había enterado hasta que salí yo a tocar la armónica al balcón. Estoy seguro de que esto nos hará más humanos a todos,desquiciados muchos de nosotros, pero más humanos y tolerantes. Gracias a todos los que obligados tienen que salir a cuidar que todo esté bien y gracias a esos vecinos de todos. Quejarse solo complica la situación así que a respirar, cerrar los ojos, valorar y sonreír.
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