Artículo de opinión de Xavier Cantera
Saber renunciar a las risas fáciles a costa de las mujeres ya es un gran paso, como lo es también no decir piropos para hacerse el simpático
Una opinión más
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Xavier Cantera
Un pequeño cambio en mis inconscientes costumbres machistas será que, a partir de ahora, en mi firma aparezca también el apellido de mi madre, Chocarro, como evidente muestra de su presencia en mi vida y de mi nacimiento en la ribera de Navarra, donde ella me trajo al mundo. Después de las multitudinarias manifestaciones críticas y reivindicativas del feminismo, del 8 de Marzo, exigiendo igualdad y plenitud de derechos para todas las mujeres, y ya en la rutina de la vida diaria, sin tanta presión mediática y en el silencio de nuestro interior, a los hombre nos toca volver a "resetear" nuestra educación recibida, no para pasar página o volver a las andadas sino para provocar una profunda "catarsis" sin miedo a iniciar una seria contra-educación por si aún quedan elementos machistas que nos impiden comportarnos exactamente como iguales con las mujeres. Sería como pasar todas nuestras conductas, actitudes y emociones por el finísimo colador del feminismo para comprobar si aún quedan residuos de la educación machista que hemos recibido. Es mejor que el colador lo pongan ellas porque si lo ponemos nosotros, seguro que hacemos trampa y dejamos pasar restos que nos parecen normales, como por ejemplo, pensar : "qué pesadas son estas mujeres que están siempre con lo mismo". Eso lo pensamos desde nuestra superioridad machista y patriarcal.
Un análisis completo o una revisión exhaustiva de nuestra educación y formación recibidas nos podrían ayudar a poner las bases de una contra educación o, para los que tienen una formación bíblica, religiosa o cuaresmal, de una profunda conversión del machismo al feminismo, hasta producir, si es necesario, un cambio tan claro como darle la vuelta a un calcetín. A pesar de la edad que tengamos, siempre estamos a tiempo no de reeducarnos para volver a cometer los mismos fallos sino para construir una nueva educación cuya garantía de autenticidad debe ser la escucha atenta de las lecciones que nos dan las mujeres y el movimiento feminista, dejando que ellas lleven la voz cantante en nuestra conversión, como sucedió el mismo día 8 en la Plaza Mayor de Alzira.
Claro que lo ideal sería que los hombres nos convirtiéramos en activistas convencidos del feminismo y, por ejemplo, no permitiéramos ni el mínimo trato desigual o vejatorio hacia las mujeres, comenzando por no tolerar ningún chiste machista en nuestra presencia. Saber renunciar a las risas fáciles a costa de las mujeres ya es un gran paso, como lo es también no decir piropos para hacerse el simpático y aceptar lo que nos dicen ellas: "El patriarcado nos da patriarcadas". Seamos iguales y no demos agonía.
El Seis Doble no corrige los escritos que recibe. La reproducción de este texto es literal; fiel a las palabras, redacción, ortografía y sentido del autor/es.
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¡Vivan los mujeres con sentido del humor!
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