Artículo de opinión de Xavier Cantera
La alternancia política en el gobierno del Estado ha hecho que parezcan como normales las conquistas progresistas que se han conseguido durante la Transición
Una opinión más
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Xavier Cantera
No sé si ha pasado en otras épocas de la historia, creo que sí, pero desde que tengo uso de razón política y, a la vista de cómo alguna gente sencilla y algún sector del electorado están mirando con simpatía e incluso compartiendo mensajes, en la redes sociales, producidos por la extrema derecha, me hace recordar una pregunta que siempre la gente progresista nos hacíamos después de cada jornada electoral, sin extraer conclusiones autocríticas sinceras, al comprobar que, en ciertos barrios o zonas donde residían familias trabajadoras y sin muchos recursos económicos, culturales y de proyección de futuro, la derecha aumentaba sus votos.
Esta explicable inclinación podía tener una plural motivación ya que, por una parte, la organización política que representaba a la derecha reunía en su seno desde la extrema hasta el centro social y, por otra, cada persona podía optar por una de esas tonalidades desde la más a la menos liberal. Incluso se llegaron a publicar y a utilizar algunas descalificaciones hacia esta masa trabajadora y empobrecida como: "No hay nada más tonto que un obrero de derechas" para explicar la incongruencia de ese voto pero sin pararse a pensar en las verdaderas motivaciones de esa disonancia que, para gente de la izquierda, era negativa en sí misma, pero haciendo poco o nada por superar la ignorancia y, sobre todo, el miedo que atenazaba las manos a ese voto ante la urna.
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La alternancia política en el gobierno del Estado ha hecho que parezcan como normales las conquistas progresistas que se han conseguido durante la Transición: El derecho de educación, de reunión y de libertad sindical, el Estado de Bienestar con la universalización de la sanidad , de la educación, el establecimiento de las pensiones no contributivas, el Pacto de Toledo, la retirada de Irak, la ley orgánica de salud sexual y reproductiva, la ley del matrimonio homosexual, la de igualdad y contra la violencia de género, la ley de la dependencia, de las medidas de conciliación familiar, de ayudas a la natalidad y del acceso al mercado laboral de las personas con diversidad funcional. Conquistas que ahora la derecha extrema nos quiere arrebatar cuando son iniciativas que consolidan derechos, libertades y reparten con equidad la riqueza creada por toda la ciudadanía.
Ahora, para que no siga teniendo ese atractivo la derecha y, sobre todo, la extrema entre las capas más pobres, trabajadoras y entre la clase media empobrecida, atemorizadas todas ante la posibilidad de perder la seguridad que han conseguido con tanto esfuerzo, es necesario que el Gobierno de Coalición Progresista no tenga veleidades neoliberales, que para eso ya están las derechas, se obliguen a cumplir los acuerdos pactados y a tener buenas prácticas de austeridad, de ética, de honestidad política y continuar del mismo modo que han iniciado la legislatura: con el aumento de las pensiones, del sueldo mínimo interprofesional, la ley de una muerte digna, medidas urgentes en materia de alquileres, aumento del permiso de paternidad, la posibilidad de la inversión del superávit para entidades locales y autonómicas y la recuperación del subsidio para personas desempleadas de larga duración mayores de 52 años. Vamos por buen camino. Así desmontaremos las mentiras y la demagogia de la derecha. Dinero hay para todo lo importante sino se repite la corrupción de Zaplana y de sus cuarenta ladrones. ¡Que devuelvan hasta el último céntimo!
Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
Es fácil atribuir a una determinada ideología la patente de la corrupción.
Es fácil pensar que el partido de los trabajadores defenderá a los trabajadores.
Pero es en exceso pueril creerlo.
La corrupción no tiene colores. Por otro lado la gente no es tonta, querido Xavier. Uno vive en una época con gobiernos progresistas. Luego una época con gobiernos conservadores. ¿Es posible que haya vivido mejor en una época que en la otra? Clasificar de sabio el que vota lo que yo pienso y necio el que vota lo contrario es ridículo.
Cada cual vota lo que a su interés conviene. Y si algo ha de cambiar no es la gente, sino el político y la política.
A estas alturas a muchos les quedan claros unos principios. Conservadores potencian más empleo pero empleo de peor calidad.
Progresistas más desempleo, pero el ya empleado mejora sus condiciones laborales.
A partir de ahí es un equilibrio.
Cuando hay pleno empleo procede y benefician los gobiernos progresistas para distribuir la riqueza entre todos. Y eso ha sucedido y ha sido bueno, con los gobiernos del PSOE. Cuando hay desempleo y crisis los conservadores tienen las agallas políticas de recortar y racionalizar para evitar el colapso. Cada cual, a mi criterio cumple una función. A partir de ahí, considerar que la culpa es del votante es absurdo.
La realidad es que el PSOE, para eternizarse en ocasiones pretende hacer políticas de carácter conservador. En esta ocasión Podemos se lo va a impedir, y parace que de momento lo está logrando. ¿Hasta que punto la economía soportará la cuestión? ¿Cuanto tiempo tardará el PSOE en subir impuestos a las clases medias? Esas son las preguntas.
Luego resulta del todo inútil culpar al pobre jornalero, autónomo, asalariado o funcionario de lo que vota. Cada uno vota de forma inteligente lo que le interesa. No lo que quiere el Xavier de turno, o el de derechas de turno. Hace lo que cree, y con ello sin duda hace las cosas bien y las hace sabiamente.
No se puede cambiar al votante. Si que se debe intentar comprenderlo, porque en caso contrario se hartará de que le engañen.
Es lo que sucedió con el señor de Falange. Pasó de tener muchas simpatías a perderlas todas por decir barbaridades conforme le venían a la mente. Por no saber controlarse y por querer convertir a la fuerza a todo el mundo vendiendo cosas diferentes y con falta de coherencia.
No puede hacer peor servicio, quien está ciego a la realidad y solo ve su parte de verdad. El que demoniza al contrincante y es ciego a sus propios defectos.
Señor Xavier, por ejemplo, para usted los conservadores son el malo, nunca hacen nada bien. Y el que piensa como ellos es a su criterio una persona equivocada o falta de criterio. Eso es, como decía al principio, simplista y absurdo. Reflexione.
Indisnao, o no me he explicado bien o no lo ha leído bien el artículo o no lo ha comprendido. Tenga la paciencia de leerlo despacio, por favor. Atentamente.
Señores del PSOE andaluz devuelvan los dos mil millones de euros y el señor Zaplana si se prueba que ha robado que lo devuelva también. Hay que medir a todos los partidos con igual vara justicia para el pueblo que es quien paga los platos rotos.
Totalment d'acord.
Queda cojonudo hablar de equidad, siempre que se aplique con el dinero de los demás y no con el propio.
Estic hasta els collons dels politics! Tinc raó o no, son tots iguals, cap que hem tingut ha valgut un cogombre. Estos salvaors d'ara me pense que porten mal camí, tamé han canviat pel poderoso Don Dinero, i están fent com els volaorets. Esperem que no s'esmarren molt. Estic hasta els collons dels politics!
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