Relato literario de José Burgos Lancero
“Apoyado en la ventana, mientras el aire me refresca la espalda la vuelvo a mirar, puedo verla por completo, la tenue luz que desprende la luna le ilumina la cara”
Ventanas y otros sentimientos
José Burgos Lancero
Al verla dormida observo su respiración, me doy cuenta que su belleza es aún más mística de lo que imaginaba. Su cuerpo se eleva con la misma delicadeza con la que después expulsa el aire levemente por su boca entreabierta, no hace ningún ruido, el silencio la invade y poco a poco me invade a mí.
Parece que mientras duerme se olvida de todo el peso que carga mientras es consciente, la veo feliz, pero es un sueño místico, distinto. Estoy a pocos centímetros de ella, pero no me atrevo a tocarla, no me atrevo a estropear la bonita imagen que forma entre las sabanas blancas, me levanto para poder ver desde la ventana esa bonita imagen.
Apoyado en la ventana, mientras el aire me refresca la espalda la vuelvo a mirar, puedo verla por completo, la tenue luz que desprende la luna le ilumina la cara.
Sigue feliz, y eso me importa.
Es un ángel, un ser tan diferente del resto que me provoca una emoción intensa. A veces, cuando la miro, siento unas terribles ganas de llorar, porque sé que el mundo sería un lugar más siniestro sin ella, sin su calor, sin sus grandes alas de algodón blanco extendidas y prestas a volar lejos.
Sé que no nos queda mucho tiempo, y eso me aflige. ¿Qué haré cuando parta definitivamente? ¿Cómo podré respirar cuando su presencia sea tan sólo un recuerdo doloroso? ¿Acaso no debería desaparecer con ella? Las lágrimas se agolpan en mis ojos y me vuelvo hacia la ventana, no quiero llorar frente a ella, aunque duerma, siento que pueda verme, ella es más yo que yo mismo, la tengo dentro, en lo más profundo de las entrañas.
Lloro en silencio, con la mirada clavada en los edificios que se recortan al otro lado de la calle, sintiendo una profunda herida sangrar en mi interior: "no te vayas...", murmuro con voz infantil y sonrió amargamente, ella tampoco puede elegir. Los sueños deben acabar.
Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
Me ha gustado el relato.
Con la ventaja de afortunadamente no ser un critico literario, me parece un relato hermoso, lleno de sensibilidad, aun un poco triste y pesimista. Quiza lo del pesimismo viene por lo de tus 18 años.
A esa edad, la muerte es algo inexplicabe e injusto. Con la experiencia personal en este tema tan triste pero tan cercano te puedo decir que despues de la muerte siempre quedan los recuerdos del ser amado, que hay que volver a saborear lentamente.
Al final te darás cuenta que es una parte mas de la vida.
Un saludo y hasta el proximo relato.
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