En otoño o invierno, Ibiza nunca deja de sorprender
Aunque Ibiza se suele relacionar con un tipo de turismo de playa y fiesta, lo cierto es que la Isla blanca tiene mucho más que ofrecer. Es por esto que cada año, gran cantidad de personas encuentran en este espectacular rincón un refugio ideal en el que pasar unos días de ensueño.
Nadie debería viajar a la Isla sin recorrerse toda Dalt Vila. Especialmente si la visita es en otoño o en invierno, cuando tampoco habría que dejar pasar la oportunidad de conocer la catedral de la Virgen de las Nieves. Pero Ibiza tiene muchas más opciones repletas de encanto.
Y no se trata solo de lugares. Los atardeceres ibicencos pueden calificarse simplemente como mágicos. Las puestas de Sol en la isla son espectaculares todo el año, pero en invierno aún más. De forma que merece la pena adelantar el viaje a esta época del año, teniendo en cuenta que además, en estos meses es aún más fácil encontrar apartamentos.
Existen buenas noticias también para aquellos amantes del senderismo que deseen visitar la isla. Estos deberían hacer su viaje al final de la temporada de verano, cuando las temperaturas frescas son ideales para hacer sus rutas por toda Ibiza.
Rutas por cierto que también se pueden hacer en bicicleta. La mejor época para practicar cicloturismo es la temporada baja. En la isla hay varias rutas que permiten disfrutar de paisajes con una inmensa belleza, tanto en el interior como por la costa.
Los maravillosos mercadillos de Ibiza que no te puedes perder
Quienes estén interesados por lo artesanal también quedarán maravillados por los mercadillos callejeros ibicencos, entre ellos Las Dalias (en San Carlos), Cala Llenya y San Jordi. Y es que en Ibiza estos mercadillos no solo son un sitio donde comprar artículos de lo más curiosos, sino que se convierten en un auténtico acontecimiento social.
A un paso de lo artesanal está lo ecológico. Quienes sientan la llamada de proteger la naturaleza no deben perderse por nada los domingos ecológicos en Casita Verde. Allí podrán pasar una increíble jornada en pleno campo, impregnándose de los valores ecológicos y disfrutando de exquisitas comidas completamente vegetarianas.
Merece la pena llegar a la isla con el tiempo suficiente para visitar también los pueblos blancos. Algunos de los más hermosos son San Carlos, Santa Gertrudis, Es Cubells o San Josep. Estos pequeños pueblecitos resultan todavía más encantadores al final del verano, cuando el ambiente festivo da paso a otro mucho más auténtico.
¡Ponte las botas en la isla!
Y qué decir de la fantástica gastronomía ibicenca, con platos a la altura del bullit de peix o el arroz de matanzas. Tanto el invierno como el verano son ocasiones ideales para disfrutar de los bocados más exquisitos de la isla.
Una estupenda opción es salir de pinchos por el centro. Cada vez están más de moda en Ibiza los bares que llenan de pinchos sus barras. Ir de uno en otro dando buena cuenta de ellos es una excelente forma de pasar el invierno.
Añadir un comentario