

Artículo de opinión de Xavier Cantera
"La fortaleza interna de los partidos, si se consigue que sea compartida socialmente asegurará una mejor selección de los líderes políticos que nos representan"
Una opinión más
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Creo que, haciendo un repaso de este curso político, 2017 está resultando un año muy positivo para la dimensión política de las personas en su conjunto, como sociedad, como colectividad humana que desea evolucionar hacia niveles mayores de democracia, de pluralismo y de tolerancia, al mismo tiempo que quiere intensificar su participación en la vida política. ¿Por qué digo esto y soy tan optimista? Porque este 2017 está siendo, a mi entender, un año de verdadera catarsis para los partidos políticos, catarsis entendida como "expulsión espontánea o provocada de las sustancias nocivas al organismo". La Asamblea General de Ciudadanos, el VistaAlegre 2 de Podemos y de sus Confluencias, las primarias y el 39 Congreso de PSOE y el 18 Congreso Nacional del PP, además de los congresos autonómicos y locales correspondientes, en las formaciones que tienen el efecto cascada como sistema, han sido y están siendo las citas de estas catarsis. Puede ser más un deseo personal que lo que en realidad suceda, ya que sigo confiando en las generaciones más jóvenes y en que la mayoría, de la militancia en la izquierda y de la afiliación en la derecha, siga optando por hacer realidad el artículo 6 de la Constitución del 78: "Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos". Me ayuda a este optimismo constitucional la no existencia de una mayoría absoluta en el Congreso, la consolidación de las primarias en algunas formaciones y la retirada forzosa, impuesta por las bases, de los "elefantes blancos" que, como figuras de cartón piedra, giran y giran en los tíos vivos de las puertas giratorias. Pero aún existe, para mí, otra razón más potente para este optimismo en la regeneración de los partidos, sin olvidar el rechazo mayoritario de la ciudadanía a la corrupción, como es la realidad de muchos gobiernos autonómicos y locales que ya practican este estilo renovado y evitan los vicios del pasado por el mayor control entre los componentes de los Tripartitos, por ejemplo, por el valor de la transparencia que se va imponiendo como conducta ordinaria y por la nueva corriente, que ya algunos defendimos hace algún tiempo, de no reducir los partidos políticos a un grupo de profesionales, mercenarios a sueldo, en las instituciones. La fortaleza interna de los partidos, si se consigue que sea compartida socialmente, asegurará una mejor selección de los líderes políticos que nos representan, una mayor seguridad y facilidad para mantener un contacto directo con el poder que ostentan, una mejor representación y colaboración activa de los grupos sociales que componen la sociedad civil y, sobre todo, una prioritaria integración efectiva en la vida política de los grupos desfavorecidos y siempre marginados u olvidados. La frase de Miguel de Unamuno que dijo “el progreso consiste en renovarse”, poco a poco, se ha convertido en una verdad como un templo: “Renovarse o morir”, para evitar "dormirse en los laureles" y traicionar, aunque se disfrace de solera, autenticidad o de modernidad, la misión de los partidos políticos en la democracia, ahora que hace 40 años que la conquistamos pero que exige nuevas formas, lenguajes, discursos y, sobre todo, praxis.
El Seis Doble no corrige los escritos que recibe. La reproducción de este texto es literal; fiel a las palabras, redacción, ortografía y sentido del autor/es.
Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
Estoy de acuerdo.Feliz verano.
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