Artículo de opinión de José Palacios
Alzira, conocida por su rica tierra y bellos vergeles, puede convertirse, si no se remedia, en tierra abandonada y sin valor alguno
En algunos comentarios entre amigos sale a relucir la temática planteada entre los alzireños y publicada, alguna de ellas, en mi columna dominical de LAS PROVINCIAS, por lo que considero hay que comentarlas, a pesar de ser reiterativo, pero que, sin lugar a duda, son de actualidad, aunque todos desearíamos fuera por muy poco tiempo, lo que sería síntoma de haberse solucionado o que se halla en periodo de solución.
Son muchos los que creen que solucionada total o en parte la grave crisis económica que sufrimos, nada va a ser igual, durante un tiempo y no corto, a la época de bonanza que hemos disfrutado y ello porque hay que tomar las medidas adecuadas y justas, tanto a nivel mundial o nacional, para que esta debacle que tanto ha afectado a las familias y a toda persona y, de modo especial a los más pobres, no vuelva a repetirse. Hay que reconocer que se ha vivido por encima de nuestras posibilidades, incitados por las excesivas facilidades financieras y por la falta de control del gasto de nosotros mismos, en muchos casos no necesario. Hoy, aquellas ilusiones e incluso despilfarros, se han volcado en contra nuestra y no son pocos los que han tenido que malvender o se le ha hipotecado la vivienda, apartamento o vehículo, porque el paro ha llamado a sus puertas y la una o dos nóminas se han convertido en subsidio de paro o en los 420 euros mensuales. Triste y lamentable situación que percibo en familias amigas y que te llena de impotencia, porque, en casos, se pueden ayudar, pero en otros se recurre a Caritas, que ha visto incrementada en un 40 % la demanda. Las Caritas de las diversas parroquias no van a poder atender, por sí solas, tal demanda, ya que la cuantía que percibe de alguna institución es, a todas luces, insuficiente. ¡Qué pena de sociedad, en la que unos viven en la opulencia y otros no tienen ni siquiera para comer!
Hay personas que se hallan preocupadas por el incremento de los impuestos estatales y que, a la vez, esperan, que nuestro Ayuntamiento en los presupuestos, que supongo deben estar elaborándose, los congelen, porque puede darse el caso que sean muchos los alzireños que no puedan atender los pagos, porque, si no tienen para su manutención, cómo van a pagar impuestos. Lamentable tesitura. Lo mismo cabe afirmar de empresas que con pocas posibilidades de créditos o con la subida de impuestos de cualquier signo, pueden verse abocadas al cierre o al despido de trabajadores, muchos de ellos con edades que, con el sistema actual de contratación prefieren gente joven y con mayor preparación, aunque con menor experiencia. Es necesaria mucha sensibilidad en el empresariado, en los sindicatos, en los poderes públicos, y urgente el pacto social, que cubra los derechos del trabajador e incremente la productividad en las empresas, y todo ello para intentar lograr salir de las actuales circunstancias, por cuanto el pueblo sencillo lo precisa con urgencia. Hay que saber discernir entre lo estrictamente necesario y lo superfluo. Con prioridad hay que atender las necesidades de la persona y evitar o arraigar cuanto no tenga como fin el bienestar de todo ciudadano. Escuchen al ciudadano en paro o que vive del subsidio, cuando lo que pretende es trabajo.
La agricultura se encuentra en una circunstancia, que resulta difícil encontrar una salida digna a tantos puestos de trabajo y a tanta riqueza que ha creado y puede crear. El campo precisa que nuestro gobierno, escuchadas las organizaciones agrarias, plantee la reforma de la normativa agraria vigente y haga y defienda propuestas nuevas y valientes que puedan ser aceptadas por la Unión Europea. España debería aprovechar al máximo la presidencia de la UE que ostentará en el primer semestre del 2010. Intentemos cambiar o retocar la normativa agrícola, como han logrado otros países. La agricultura se hunde y recuperarla va a ser muy difícil o, quizás, irreversible.
Soy hijo de agricultores y en mi niñez y juventud viví a diario el enorme esfuerzo y sudor de mis padres, mi tío Ramón y mi hermano. Siempre y en todo instante tenían que estar a punto y sin pestañear para el duro trabajo, porque la agricultura era parte de su vida. Ese esfuerzo y sudor debe ser defendido por todo agricultor, que, aunque hoy tengan muy buenos medios mecánicos, el trabajo agrícola no es rentable ni tiene aliciente para la juventud. Alzira, conocida por su rica tierra y bellos vergeles, puede convertirse, si no se remedia, en tierra abandonada y sin valor alguno. Es necesaria una mejor, cabe decir, simpatía por la agricultura y ennoblecer a esta tierra que durante siglos dio tanta riqueza a toda España, incluso en época difícil.
José Palacios Boquera
Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
¿Por qué no marcan los agricultores sus precios? Los agricultores son una especie en extinción. Que alguien o todos se preocupen.
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