Relato literario de Eva Borondo
Vincent había escuchado todas las razones por las que ella no quería seguir con él y las comprendía…
Los domingos literarios
Eva Borondo
Cuando a Vincent le agarraba la tristeza no se le posaba en el corazón como una ciudad envuelta en polución, en cambio le traspasaba la boca del estómago, algo más abajo del órgano fundamental, para reducirlo un pueblo volcánico que trataba de llevar la lava hasta su pecho, sin conseguirlo.
La miraba a la cara, allí sentados, divididos por un mantel blanco y unos platos que no habían sido palpados.
Vincent había escuchado todas las razones por las que ella no quería seguir con él y las comprendía, pero le sentó mal que esas mismas molestias e inconvenientes no hubieran sido importantes los primeros meses de su relación y se convirtieran en fuerza fundamental de ruptura tras dos años de amor.
Se llevó la mano al corazón, por encima de la chaqueta, y la deslizó hacia abajo con suavidad hasta la altura de último botón. Entonces se irguió en el asiento y volvió a mirar la cara de Cecilia, que miraba a un punto indeterminado del salón.
Vincent hubiera pagado mucho dinero por no encontrarse en la zona de no fumadores.
Cecile le preguntó: “¿Y ahora qué?”
Vincent callaba, la miraba y pensaba “¿Qué de qué? ¿Ahora qué hacemos? ¿Ahora qué haces tú o qué hago yo?”.
Lo correcto hubiera sido decirle algo, intentar convencerla de que cambiaría, porque la quería demasiado, pero no tenía sentido y además ella lo iba a dejar de todos modos.
Vincent arrastró silenciosamente sus zapatos hasta los bajos de la silla y se puso de pie, pero ella seguía sin mirarlo a la cara.
Se dirigió con prestancia hacia los lavabos de caballeros y fumó en paz.
Tras el ventanuco podía observar que uno de los camareros alimentaba a una docena de gatos callejeros con la comida que él pagaba a noventa euros.
Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
Qué incómodas que son esas situaciones. En ciertas relaciones ¿merece la pena luchas sabiendo que no hay solución? ¿merece la pena seguir con la persona que se quiere sabiendo que es imposible?
Estoy seguro que todos hemos sido/somos, en algún momento, Vincent o Cecile, el género es indiferente.
Cada vez es más frecuente situaciones así y otras en que las parejas se "aguantan", lamentable. Muy bueno el relato.
Estimada Eva; Describes muy bien el desespero y ardor de Alma angustioso de alguien al cual se le viene el mundo encima, la frialdad de las personas ya separadas por todo un Universo aunque aparentemente estén juntas, la incomodidad de no ver el final de un túnel y no saber reaccionar o no saber hacer lo correcto o lo que los demás esperan de nosotros ante situaciones tan sorprendentes, incomprensibles como inesperadas. Cuando Vicent se aparta o abstrea un momento para volverse a zambullir en su ciudad-interna de polución anímica puede que piense que lo que a él se le niega aunque lo esté pagando muy caro en esfuerzo y dedicación, una docena de hombres callejeros lo tengan gratis (es decir sin ningún esfuerzo). La sensación que me queda es que Cecile jamás le amó.
Hola Benito !!! A mi tb m gusta komo escribe Eva, q kurioso tenemos los mismos gustos eh?
A lo mejor Cecile estaba cansada de esperar el amor en que ella soñaba y se canso, puede que Cecile tambien lo amase pero no fuera corespondida de la manera que ella esperaba. Muy bonitos relatos Eva.
El amor se suele diluir como un azucarillo muchas veces, una lástima
Estoy encantada con vuestros comentarios.
A debatir quedan las opiniones enfrentadas (Toni-María) sobre si Cecile amó de verdad a Vincent. Normalmente escogemos lo que queremos ver en el relato.
Bessets
Añadir un comentario