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Despertar el Turismo InteriorReportaje de Mª José Villalba
Las mancomunidades de la Ribera Alta y la Ribera Baixa, y dentro de unos meses también las empresas del sector, se esfuerzan por divulgar las amplias posibilidades del interior, que pueden convertirse en un complemento idóneo para la monopolizada oferta de playas
Durante estos días, centenares de turistas pisaron la Ribera. La mayoría de ellos lo hicieron atraídos por los más de veinte kilómetros de playa que alberga la comarca y solo una pequeña parte -casi insignificante- aprovechó las tierras que cruza el Xúquer para practicar barranquismo, iniciarse en el tiro con arco, adentrarse en históricas torres musulmanas o saborear en una bodega la deliciosa mistela de Turís.
Esta extensa alternativa turística de interior, pese a distar solo unos kilómetros de la masiva oferta de sol y playa, es tan diversa como desconocida. Las mancomunidades de la Ribera Alta y la Ribera Baixa, y dentro de unos meses también las empresas del sector, se esfuerzan por divulgar las amplias posibilidades del interior, que pueden convertirse en un complemento idóneo para la monopolizada oferta de playas.
“Cullera es el primer atractivo turístico, el que atrae a mayor número de visitantes, pero se pueden aprovechar los numerosos parajes naturales, los elementos patrimoniales e incluso la gastronomía que existe en el resto de la Ribera para proporcionar una oferta complementaria a los visitantes que llegan a la comarca atraídos por el sol y la playa”, explica Graciela Oliver, que desde el Pater coordina las iniciativas turísticas de las dos mancomunidades.
Para ofrecer de una manera coordinada todas estas propuestas tras el verano, verá la luz Ribera Turisme, un organismo integrado por entidades públicas, empresarios y hosteleros que se encargará, entre otras cosas, de editar publicaciones, de asesorar a los emprendedores que quieren iniciar un negocio hostelero y de impartir formación a los empleados del sector para que puedan proporcionar “servicios de calidad al visitante”. En definitiva, Olivert señala que la idea de Ribera Turisme es “estructurar bien los recursos de los que dispone el conjunto de la comarca, que son muy diversos, para que se puedan complementar”.
Y es que el entramado hostelero vinculado al turismo de interior ha ido ganando peso en la comarca en la última década. Sólo en la Ribera Alta existen seis casas rurales, que aportan alrededor de cincuenta plazas, y un albergue. A estos alojamientos cabe añadir los más de seiscientos que ofrecen en su conjunto los hoteles urbanos, hostales y pensiones abiertos en la Ribera Alta. A pesar de estas crecientes cifras, la competencia que suponen localidades costeras como Cullera, que casi duplica la oferta del interior -con más de mil plazas hosteleras y más de medio millar de puestos en un camping-, o Sueca, con más de cuatro mil plazas repartidas en tres campings, obligan a las localidades de interior a redoblar esfuerzos, especialmente tras comprobar que los proyectos iniciados hace algunos años para aprovechar las potencialidades de los parajes naturales, así como los elementos patrimoniales y culturales que no estaban explotados, llevan a los establecimientos rurales a colgar el cartel de “completo” en varias ocasiones al año. Cada vez son más los visitantes que se alojan en las pequeñas localidades de la Ribera Alta en busca de tranquilidad y de las numerosas actividades al aire libre que ya se pueden practicar.
Los aficionados al senderismo pueden escoger entre media docena de rutas homologadas de pequeño recorrido que ofrecen Gavarda, Antella, Sumacàrcer, Montserrat, Alzira o Tous; o tomar alguna de la media docena de senderos locales habilitados. Los senderistas más preparados pueden revivir las experiencias de los peregrinos de antaño recorriendo itinerarios más duros, como la ruta de los Monasterios o el camino de Santiago, que parte de Levante y atraviesa la Ribera. La Serra de les Agulles es idónea para el ciclismo de montaña, aunque los menos arriesgados pueden trazar su propia ciclotura por las once áreas recreativas habilitadas de la Ribera Alta. Además, las últimas estribaciones del macizo del Caroig albergan cuevas óptimas para la espeleología y en el curso alto del Xúquer también se pueden hacer frente a las cálidas jornadas veraniegas pescando o practicando piragüismo. Algunas empresas, como una de Antella, se han lanzado al sector turístico organizando actividades poco habituales en la Ribera hasta hace poco, como el descenso de barrancos, la escalada o el tiro con arco.
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Pero la Ribera también ofrece alternativas a quienes deseen actividades más tranquilas, distintas a estos deportes. Los elementos patrimoniales y culturales son otros de los ejes sobre los que trabajará el nuevo ente creado para potenciar el turismo en la Ribera. A las dos rutas que recientemente se han diseñado, una que une las históricas torres de ocho municipios y otra que enlaza diez ermitas, Ribera Turisme añadirá otra que recorrerá los edificios más emblemáticos y un “agroitinerario”, como lo define la propia Olivert. “Será una ruta basada en la esencia del territorio, en los distintos cultivos y productos que se elaboran en la comarca”, agrega. Así, los visitantes podrán conocer desde la cultura arrocera hasta los orígenes de la naranja en Carcaixent, el proceso de elaboración de la miel dels Alcalans, así como el del vino y el del aceite de Turís. Paralelamente, Ribera Turisme también tiene pensado comercializar bajo una marca conjunta los productos de la comarca, que incluso podrían adquirir los visitantes en el centro turístico integral que se ha concebido para recibir a los excursionistas y aglutinar las oficinas que gestionen el turismo en la comarca.
Junto al patrimonio arquitectónico, la variedad de museos que alberga la Ribera, que abarcan una amplia temática, es otro pilar fundamental a la hora de publicitar en el turismo cultural. El Museu de la Festa de Algemesí, el del arroz de Cullera, el de fósiles marinos y arqueología de l’Enova, el etnográfico de Alzira, el museo fallero de Cullera, además de la casa del escritor Joan Fuster o, para los más golosos, el museo del chocolate de Sueca son el escaparate perfecto para mostrar a los visitantes, además de una manera muy económica, la historia y las costumbres de la comarca.
Por ahora, aunque no existe un estudios que concreta el perfil del visitante que se interesa por la oferta cultural y el turismo activo del interior, dese el Pater se basan en las encuestas que realizan en la oficina turística de Cullera para indicar que los visitantes son fundamentalmente españoles suelen repetir sus visitas a la Ribera y acuden por motivos de ocio. En este sentido, las rutas guiadas ya establecidas sólo han sido visitadas por varios grupos de la propia comarca y algunas vecinas. No obstante, el Pater ve con buenas expectativas los itinerarios recién estrenados. Desde su punto de vista, son proyectos que pueden realizar los visitantes que, aunque estén en la playa, por unas horas prefieren actividades distintas: “Es básica la coordinación, por ejemplo, de las instituciones que diseñamos los itinerarios con los hoteles de la costa, que son quienes tienen un contacto directo con los turistas y pueden proporcionarles los folletos o recomendarles ciertas visitas”, insiste la responsable del departamento de turismo del Pater. Entonces, puede que muchos de estos visitantes se animen a visitar de nuevo la comarca, aunque en esa ocasión para descubrir los enigmas del interior.
Mª José Villalba
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Rutas y Promoción de Alzira
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Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
El artículo está muy bien pero creeis que estos lugares son realmente de interés? Y Cullera? si allí vas y no puedes ni aparcar.
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