Lluvia
Bendita lluvia que me has permitido sentarme junto a mi ventana para verte caer, mientras leo unos poemas de Lorca balanceándome en mi mecedora y saboreando tranquilamente un café muy caliente
Hoy llueve abundantemente… ¡diluvia! Los planes de este domingo no he podido llevarlos a cabo.
Bendita lluvia que me has permitido sentarme junto a mi ventana para verte caer, mientras leo unos poemas de Lorca balanceándome en mi mecedora y saboreando tranquilamente un café muy caliente.
Recomiendo a quien ande por aquí que, con calma, con sosiego, lea y escuche “Lluvia”, de Federico García Lorca. Al acabar, un consejo de madre: léela y escúchala por segunda vez… y por tercera o cuarta. ¡Verás! ¿Quién ha dicho que un día de lluvia en casa es triste? Algún lunático, ¡seguro! Acomódate y disfruta.
Ramón Alfil
LLUVIA
Federico García Lorca
La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de soñolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje.
Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante.
Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
y nos unge de espíritu santo de los mares.
La que derrama vida sobre las sementeras
y en el alma tristeza de lo que no se sabe.
La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne.
El amor se despierta en el gris de su ritmo,
nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
pero nuestro optimismo se convierte en tristeza
al contemplar las gotas muertas en los cristales.
Y son las gotas: ojos de infinito que miran
al infinito blanco que les sirvió de madre.
Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
y le dejan divinas heridas de diamante.
Son poetas del agua que han visto y que meditan
lo que la muchedumbre de los ríos no sabe.
¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,
lluvia buena y pacifica que eres la verdadera,
la que llorosa y triste sobre las cosas caes!
¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas
almas de fuentes claras y humildes manantiales!
Cuando sobre los campos desciendes lentamente
las rosas de mi pecho con tus sonidos abres.
El canto primitivo que dices al silencio
y la historia sonora que cuentas al ramaje
los comenta llorando mi corazón desierto
en un negro y profundo pentagrama sin clave.
Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,
tristeza resignada de cosa irrealizable,
tengo en el horizonte un lucero encendido
y el corazón me impide que corra a contemplarte.
¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman
y eres sobre el piano dulzura emocionante;
das al alma las mismas nieblas y resonancias
que pones en el alma dormida del paisaje!
Hay un audio para escuchar el poema debajo de esta línea
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- ESCUCHA EL POEMA "LLUVIA" DE FEDERICO GARCÍA LORCA - CLIC AQUÍComentarios de nuestros usuarios a esta noticia
Me ha emocionado enormemente el leer estos versos de Lorca ¡Qué maravillosa pluma! No he podido dejar de recordar a D. Antonio Machado, por el cual siento idolatría, y ese poema titulado "En abril, las aguas mil".
Son de abril las aguas mil.
Sopla el viento achubascado,
y entre nublado y nublado
hay trozos de cielo añil.
Agua y sol. El iris brilla.
En una nube lejana,
zigzaguea
una centella amarilla.
La lluvia da en la ventana
y el cristal repiqueteo.
A través de la neblina
que forma la lluvia fina,
se divisa un prado verde,
y un encinar se esfumina,
y una sierra gris se pierde.
Los hilos del aguacero
sesgan las nacientes frondas,
y agitan las turbias ondas
en el remanso del Duero.
Lloviendo está en los habares
y en las pardas sementeras;
hay sol en los encinares,
charcos por las carreteras.
Lluvia y sol. Ya se oscurece
el campo, ya se ilumina;
allí un cerro desparece,
allá surge una colina.
Ya son claros, ya sombríos
los dispersos caseríos,
los lejanos torreones.
Hacia la sierra plomiza
van rodando en pelotones
nubes de guata y ceniza.
¡Qué dos magníficos hombres se perdieron y cuantas maravillosas letras quedaron por escribirse!
Enhorabuena por la entrada.
Qué belleza!
Yo espero esa lluvia pronto, animada por la brisa fría de la mañana, que las anuncia próximas.
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