Relato literario de Eva Borondo
“… se le acercó un gitano de ojos salvajes que la rodeó en un abrazo de pachulí para derribarla con palabras dulces que salían de labios duros con aroma a tabaco”
Los domingos literarios
Eva Borondo
A las nueve de la noche, Kate descubrió la bohemia flamenca de casualidad por su intercambio, que la arrastró a un bar con un patio donde cantaban de jueves a domingos los músicos gitanos y bailaores de la ciudad.
A las diez de la noche estaba con un vaso de whisky y cola cuando se le acercó un gitano de ojos salvajes que la rodeó en un abrazo de pachulí para derribarla con palabras dulces que salían de labios duros con aroma a tabaco.
Kate podía sentir las palabras en su mejilla que salían calientes de su boca con ese acento tan difícil de entender.
A las once ya estaba sentada tocando palmas con el gitano, que tenía una voz quebrada y una risa feroz.
Algunas gitanas la miraban con celos, agrupadas todas en una esquina, con sus faldas hasta los tobillos y murmuraban con malicia.
A las doce el gitano la quiso llevar a otro sitio, pero Kate lo dejó para volver a la residencia con las demás estudiantes.
A la una el gitano encontró a otra americana, mientras Kate, en su colchón, daba vueltas sin dormir, con la respiración rota, sus ojos brillantes y sus labios rojos como la sangre.
Por la ventana las luces de la ciudad se colaban insistentes para mantenerla despierta.
Añadir un comentario