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El amor del seductorOpinión literaria de Eva Borondo
“El personaje de don Juan Tenorio tiene un perfil determinado, es un hombre atractivo que seduce a las mujeres para perseguir un único fin: la satisfacción sexual y el triunfo de su masculinidad realizada”
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Pensamientos literarios
Eva Borondo
Una de las cualidades que la crítica moderna atribuye a un buen escritor es la capacidad de conseguir una profundidad psicológica en sus personajes y que sean verosímiles, es decir, que resulten creíbles para el lector. Sin embargo, durante mucho tiempo los personajes de la literatura designaban tipos: la dama, el galán, el gracioso, el poderoso, etc, de manera que representaban actitudes ante la vida. Eran personajes planos, de características definidas. Representaban el blanco o el negro, nunca vemos complejidad, el color gris.
Un tipo fundamental de la literatura universal es el seductor irresistible, el llamado don Juan a partir del drama de Tirso de Molina, El burlador de Sevilla y convidado de piedra, donde el autor crea el mito.
El personaje de don Juan Tenorio tiene un perfil determinado, es un hombre atractivo que seduce a las mujeres para perseguir un único fin: la satisfacción sexual y el triunfo de su masculinidad realizada. Es un fin egoísta que no se detiene ante ningún obstáculo, así engaña (burla) con palabras y promesas de amor y de compromiso en una época en la que el honor de una mujer se medía por su castidad hasta el matrimonio.
Don Juan no quedaba satisfecho tras la burla, sino que debía contarlo para que su triunfo fuera aplaudido, de tal modo que la mancha de deshonor salpicaba a toda la familia de la mujer.
Desde el punto de vista de la época don Juan cometía un acto inmoral y antirreligioso, desafiando a Dios a cada momento.
Adviertan los que de Dios
juzgan los castigos grandes,
que no hay plazo que no llegue
ni deuda que no se pague.
La venganza de Dios llega cuando don Juan muere vengado por el espectro del padre de una burlada. Muere arrepentido y sin confesión. Este final evidencia la intención ejemplificadora del autor.
Igualmente, Molière escribió también en el siglo XVII Dom Juan ou le festin du Pierre, basado en la obra de Tirso, pero que le llega a través de la versión italiana que los cómicos dell’arte hicieron del drama del español, de ahí que pierda toda la carga moral anterior.
El personaje de don Juan Tenorio vuelve a influir de manera decisiva en un personaje de la literatura castellana en una época amante de los espíritus rebeldes, el Romanticismo, momento en el que abundan aquellos hombres que necesitan romper los límites de la sociedad que los oprime. Me refiero al personaje de Félix de Montemar, creado por José Espronceda en El estudiante de Salamanca y que de nuevo ofrece numerosos elementos comunes al don Juan tradicional: la burla a la mujer, el desafío a Dios y a las normas morales, y la muerte como castigo a una vida desordenada.
Llegamos por este camino al Don Juan Tenorio de José Zorrilla, que se convierte en una de las obras más populares y de mayor éxito, debido a una variación fundamental que introduce el autor: el burlador acaba enamorándose sinceramente de la mujer, de doña Inés, y es precisamente por ese amor que el protagonista consigue salvarse y desde la apartada orilla le parece que más pura la luna brilla e incluso, que se respira mejor. Ay, el amor.
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Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
Recuerdo cuando era pequeño que al llegar el día 1 de noviembre existía la tradición de ser representada esta obra de teatro en verso, que combina elementos como el romanticismo, fantasía y religiosidad, en televisión.
Dejando al margen las connotaciones religiosas o morales, con las cuales se pretendiese manipular las mentes de las gentes, por parte de los estamentos políticos y autoridades eclesíásticas de cada época, creo que se trata de personajes con una fuerte personalidad y un fiel reflejo de la sociedad. Todos los hombres querrían verse reflejados en don Juan y todas las mujeres ser la doña Inés que encuentra al amante perfecto.
De todas formas (corrígeme si me equivoco) no diré toda, pero si gran parte (para no caer en el error) de la literatura del Siglo de Oro español en el que se trata el tema amoroso suele terminar en tragedia.
Gracias Eva, por este extra que nos has regalado. ¡ Que bonito es el amor !
Benito, la costumbre de representar el Tenorio en noviembre sigue viva, no es cosa del pasado. Este personaje es inmortal.
Eva, muy acertada tu reflexión.
Benito, sigue escribiendo comentarios por aquí, algunos te leemos siempre, aunque a otros les sepa mal.
Benito, no en la literatura del Siglo de Oro en especial, sino en la literatura universal la mayor parte de los asuntos amorosos que se cuentan son desgraciados o insatisfechos. El hombre no canta la felicidad de su amor, porque en esos momentos se complace, disfruta el momento, pero cuando lo busca y sufre, o cuando lo pierde y llora, es cuando siente la necesidad de expresar lo que le exprime el alma.
María, como siempre, gracias a vosotros que me leéis.
Belinda, es cierto que sigue viva la costumbre. Muy viva. Gracias por tu comentario.
Benito sabe que siempre estoy encantada de que comente.
Besos a los tres.
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