Poema de María Fernández
“Es la tierra de las flores, de la luz y del amor”
la de los lindos acordes que dan al mundo sabor…
Sus numerosas orquestas y sus múltiples corales,
embalsaman el ambiente con sus ritmos musicales.
Aquí el bebé, cuando nace, en cuanto que existe apenas,
fluyen por su sangre notas… pentagramas son sus venas…
Pronto van a la academia acuestas con su instrumento,
y ciertamente no tardan en dar su primer concierto;
parece que alguien el cielo hubiera dejado abierto.
Y lo mismo las corales, las orquestas y las bandas,
son manjar de los oídos y disfrute de las almas.
Enhorabuena a estas gentes, que discípulas de Orfeo,
alegran los corazones y hacen olvidar lo feo
que siembran algunos entes en este mundo que es bello.
A vosotros, sea cual fuere el timbre del instrumento,
metal, cuerda, percusión, voz humana, trino o viento,
os adora nuestra gente, y os rinde en todo momento
toda nuestra admiración y nuestro agradecimiento.
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