

Artículo de opinión de Xavier Cantera
“Y es que nadie puede decir de este agua no he de beber”
Una opinión más
Y es que nadie puede decir de esta agua no he de beber. Como consecuencia de la edad, de sus caídas, de las intervenciones quirúrgicas y, como a todos, de las influencias genéticas, el Rey ha hecho coincidir su abdicación con el paso a engrosar, como uno más, miento, como uno más, no, el millón largo de personas dependientes que hay en España (1.246.000). Ya en estos últimos días hemos tenido ocasión de ver cómo necesita de apoyos para realizar algunos actos básicos de su vida diaria y de su cargo. Después de la dificultad para realizar una lectura fluida el día de la Pascua Militar, escenario que exigía una exposición firme, enérgica y segura, hemos visto dos detalles en los cuales, su hijo, ha tenido que prestar apoyo a su padre para recordarle que debía saludar a la multitud en el Escorial y que debía despojarse del guante de la mano izquierda en el Monasterio de Leyre. Sin decir nada de su movilidad limitada.
En poco tiempo, dos figuras importantes han abdicado de sus cargos, los más altos en categoría y cada uno en su terreno, para aparecer como personas dependientes ante la opinión pública: Benedicto XVI y Juan Carlos I. Se decía antes, y es verdad ahora y siempre, que “la ceniza (la muerte) iguala a todos”, pero también es verdad que, dados los avances de la ciencia para que vivamos más años, la necesidad de apoyos para la vida diaria de las personas mayores dependientes también es igual para todos. Es igual la necesidad de apoyos pero no es igual la prestación de estos apoyos. Sin caer en comparaciones demagógicas y odiosas, la ley de la dependencia reconoce un derecho subjetivo por el hecho de ser persona, ciudadano/a dependiente, independientemente de su categoría social, cultural, política o religiosa. No sé si en el Estado Vaticano, creo que no, existe una ley de la dependencia, pero estoy seguro que, por caridad y con dinero, a Benedicto XVI no le faltarán los apoyos diurnos y nocturnos necesarios y suficientes para realizar con dignidad su vida diaria. Pero, como La Zarzuela está en España, allí sí rige la ley de la Dependencia y por tanto espero que al rey abdicado, pero dependiente, no le falte ningún apoyo de los que reconoce la ley para todos.
Alguien pensará que al ex Rey no le hace falta la ley de la Dependencia para que reciba todos los apoyos necesarios para su vida diaria ya que tienen el dinero suficiente que entre todos le pagamos. Es cierto, y esto demuestra que aún no somos todos iguales ante la ley y aunque a todos se les reconoce el derecho en la ley, no a todos se les apoya dignamente porque no hay partida presupuestaria suficiente. Por otra parte, la existencia de la ley de la Dependencia, bien aplicada, le garantizará al ciudadano Juan Carlos, cuando llegue la República, la atención necesaria para su autonomía personal y los apoyos necesarios para una vida digna como dependiente. Zapatero ya se adelantó a la jugada. Solidario que era “Bambi”.
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