

Artículo de opinión de Xavier Cantera
“Los campanarios han sido superados por los rascacielos de los bancos y de las aseguradoras”
Una opinión más
Las personas religiosas convencidas se niegan a reducir sus creencias solo al ámbito de su vida privada. Cada día se toman más decisiones orientadas a estar presentes en medio de la sociedad, a ocupar espacios públicos tanto a nivel televisivo, como manifestaciones públicas en calles y plazas o inaugurando monumentos que pasan a formar parte del museo urbano. Entiendo que este fenómeno es producto de la libertad religiosa que disfrutamos y de la necesidad de dar a conocer sus creencias para hacer proselitismo en medio de un mundo cada día más laico y secularizado, científico y global.
También las catedrales y las iglesias han sido siempre los edificios más majestuosos y grandiosos de la arquitectura urbana y no por eso han aumentado los creyentes y practicantes. En otros tiempos hicieron su papel. El hecho de que el campanario sea la torre más alta del pueblo y se divise desde todos los puntos del término municipal y sus campanas suenen con fuerza no hace que aumenten los fieles que acuden a la llamada de la oración. En otros tiempos, paraban de trabajar hasta los que estaban en el campo. Incluso, en las ciudades, los campanarios han sido superados por los rascacielos de los bancos y de las aseguradoras. Hay un sonido que atrae mucho más que el de las campanas, el ¡Money, Money! Ahora nos hemos dado cuenta que ese reclamo del “Money, Money”, ha sido engañoso con la hipotecas basuras, las preferentes, la especulación inmobiliaria y con los déficits de los bancos que, al final, hemos tenido que pagar los currantes, los jubilados y los dependientes recortándonos derechos, servicios y calidad de vida.
Sigue pesando la idea de que, si es verdad que la religión no debe quedarse en la intimidad y en la vida privada, tampoco debe meterse en política. Pero, por otra parte, parece normal utilizar la religión para influir en las decisiones políticas de un estado aconfesional sobre todo cuando se trata de proposiciones conservadoras sobre la sexualidad y la maternidad pero no tanto sobre la responsabilidad social de la propiedad privada de los medios de producción y sobre el poder absoluto de los mercados neoliberales. Espero que las reflexiones del Papa Francisco ayuden a comprender que no hace falta ser de derechas para ser buen ciudadano y religioso. Ahora cuando su Magisterio y su opción personal denuncian las injusticias del Capitalismo Moderno, hay algunos que quieren silenciarlo e incluso hacen correr el rumor de que “no durará mucho”.
A ver si nos enteramos, después de repasar la historia del siglo XX y lo que llevamos del XXI, desaparecida la dictadura soviética, el único y verdadero enemigo de todos, religiosos y laicos, es el capitalismo salvaje que nos está haciendo sufrir a casi todos, castigándonos con la pobreza, las listas de espera, la marginación, el hambre y las guerras. Otra realidad sería, si nos uniéramos frente al Capitalismo Especulativo mediante una economía del bien común, potenciando una economía productiva, la justa redistribución de las riquezas, la solidaridad con los más desfavorecidos y buscando la igualdad y el respeto a los derechos humanos. Ahora que hemos sufrido en nuestras propias carnes cómo las gastan los hijos de la injusticia, ya no nos deben volver a engañar con falsas promesas. Dicen que el cristianismo ha influido de forma decisiva en la conformación religiosa y cultural de Europa. En lo social, hoy, parece que ha perdido su papel y no se le espera. Cuando votemos en las europeas, recordémoslo.
El Seis Doble no corrige los escritos que recibe. La reproducción de este texto es literal; fiel a las palabras, redacción, ortografía y sentido del autor/es.
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