Por: Rosa María de Dios
“Hermanos, estamos dañando nuestros cuerpos y nuestras mentes”
Al amanecer buscan el descanso, durmiendo a pleno sol. Saltándose las normas de la naturaleza que Dios al hombre puso en ella.
Las flores se cierran en la noche, ellas se abren cuando amanece el sol, dando gracias a Dios por el gran resplandor.
El gallo en el corral al anochecer se retira a dormir él. Cuando empieza el amanecer lo recibe con cantos de alegría, él es un gran despertador para el ser humano que no posee reloj.
Al ir contrarios de la naturaleza, el hombre se pierde en la oscuridad, va vagando sonámbulo desequilibrado en su vida, vive menos cada día. Puede venirle la muerte por enfermedad por no hacer las normas de su ley natural. El ser humano ha de abrir los ojos cuando el sol amanece, y cerrarlos en la noche cuando el sol por el horizonte se pierde. Hermanos, estamos dañando nuestros cuerpos y nuestras mentes. No olviden que vuestros padres les costaron mucho sacrificio el tenerte, cuidándote en el día y velándote en la noche. Un cuerpecito mimado con mucho cuidado, por sus benditas manos. Por la libertad al llegar a la madurez el sacrificio de esos padres que con ellos has vivido, tu ese cuerpo cruelmente dañas sin estarles agradecido.
Cambiad vuestras vidas, vivid a pleno sol, recibiendo la belleza de las flores, paisajes naturales de las montañas de los ríos y de los mares y con todos los animales. Sin tomar esas drogas y el alcohol al recibir cuando despiertes en el día ese resplandor, te llenará con su luz de paz amor y salud. Rendido en la noche tú en tu lecho caerás, durmiendo plácidamente, mucho tu vida alargarás.
Todas las cosas creadas por Dios son perfectas, la imperfección ha sido creada por el hombre, por la libertad que le dio, escogiendo el bien o lo peor.
Si en el trayecto de tu vida si Dios te permite que comas pan duro, es porque él sabe que tienes sanos los dientes para poder masticarlo.
De ti depende el comerlo o dejarlo. No olviden que no es mucho mejor comer del pan blando. Si tus pies están acostumbrados a llevar unos buenos zapatos, un día tus pies pueden sufrir mucho daño, si vas sin ellos descalzo.
Rosa María de Dios
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