Poema de María Fernández
Los hijos de la guerra
Acurrucado, llorando, al pie de su madre muerta,
un chiquillo tembloroso besaba las manos yertas
y acariciaba aquel rostro de amplias pupilas abiertas.
Aquellos ojos vidriados que parecían ausentes,
no lograban conmoverse ante su llanto insistente.
-Dí, ¿por qué no me respondes? ¿por qué no escuchas mi voz,
y por qué te sale sangre del lado del corazón?
Dime que no te han matado, por Dios, mamá, dímelo…
Y sin respeto a sus lágrimas, una mano le agarró,
y con brutal tiranía, de la madre le arrancó.
-¿No ves, niño del demonio, que tu madre no te quiere?
¿no ves que no te responde, que no te hace caso y muere?
-¡No; mi mamá no está muerta; ella no puede morir…
a cualquier parte que vaya, nunca se iría sin mí!
¡Suéltame, déjame libre, que quiero estar a su lado
para que no tenga frío, porque su cuerpo está helado!
Yo quiero darle calor y al contacto de mis manos,
sepa que no muere sola (si es que alguien la ha matado…)
si no eres un desalmado y si tienes corazón,
déjame ir junto a mi madre y ten de mí compasión.
Y ante aquel ruego insistente, tembló en sus ojos el brillo,
de una lágrima furtiva que rodó por su carrillo,
y sin mirarle siquiera, dejó marchar al chiquillo.
A la mañana siguiente, como transparentes lápidas,
la aurora, el cielo y el aire, cubren dos cuerpos sin ánimas:
el uno, bañado en sangre… el otro, bañado en lágrimas.
El Seis Doble no corrige los escritos que recibe. La reproducción de este texto es literal; fiel a las palabras, redacción, ortografía y sentido del autor/es.
Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
Aunque triste, tu poema es real. Siempre he agradecido ser de la generacion que no ha conocido una guerra (espero que asi continue), ver todas esa muertes por causa del poder y para enriquecimiento de otros es de lo mas penoso, familias rotas, niños huerfanos, ciudades destruidas.... desearia que la paz reinada en cualquier rincon del mundo por diminuto que sea.
Un abrazo
Ùltima hora! A los niños de la guerra de antes, hay que añadir los de las guerras químicas o no, de hoy.Hemos visto los horrorosos masacres de Síria! Verguenza de todos los gobiernos. No basta lamentar!
A los homicidas de las guerras químicas,hay que añadir los homicidas incendiarios de nuestras florestas,que son, (debían de ser) los pulmones de nuestras queridas florestas!.También deberían pagar caro sus crimenes.Cuántos bomberos han pagado con sus vidas estos crímines tantas veces impunes! No te parece, Ángela?
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