Artículo de opinión de Popeso Dudando
Buena se ha armado con esta valla publicitaria en contra del aborto (o en pro de la vida, según el color del cristal con que se mire) impulsada y pagada por la conferencia episcopal española, en oposición a la reforma de la ley del aborto que acaba de presentar el gobierno socialista. Será demagógica e intervencionista, pero el caso es que cumple con creces la finalidad de toda campaña propagandística: no dejar a nadie indiferente. Escuchen la cadena COPE o la SER, y comprobarán lo agitadas que circulan estos días las ondas radiofónicas.
La verdad es que el tema del aborto es un asunto sumamente peliagudo. Les reconozco que lo considero muy necesario y casi inevitable en algunos supuestos (riesgo de la salud de la madre, grandes deformaciones, violaciones, etc.), y, como poco, realmente práctico en algunos otros (embarazos adolescentes, no deseados o simplemente inoportunos, por el motivo que fuere). Así que, probablemente, no me resultaría nada descabellado acogerme a "la interrupción voluntaria del embarazo" (valiente eufemismo) de verme yo (difícil, soy varón) o, mejor, de verse mis futuras hijas en alguna de esas delicadas situaciones.
A partir de las 14 semanas, justo el tiempo que la nueva ley marca como límite al aborto libre y gratuito, aunque también es posible, el aborto legal y subvencionado resulta un pelín (no mucho) menos accesible. Sumados unos y otros, en España se realizan más de 100.000 abortos legales al año. Es decir, en diez años, el estado elimina un millón de "bichitos cabezones".
Es difícil que nadie en su sano juicio pueda tolerar y, mucho menos, apoyar tamaña cantidad de crímenes. Pero el caso es que muchos lo hacen. Incluso yo, como les dije antes, podría considerar recurrir a este método de exterminio, de verme en una situación límite. Lo cual viene a querer decir que apenas me diferencio en nada de un psicópata en toda regla. Soy capaz de hacer matar, o de dejar que otros lo hagan, y proseguir con mi vida cotidiana como si tal cosa.
Vivimos en una sociedad enferma. Asumámoslo. Tratamos de engañarnos y justificarnos, condenando a aquéllos que intentan en vano abrirnos los ojos, y los tildamos de retrógrados, machistas, fachas y epítetos similares. Pero de nada nos sirve, porque, aunque nunca lo reconoceremos, sabemos perfectamente que los sanos son ellos, y nosotros, los enfermos. O aún peor, los asesinos.
Popeso Dudando
Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
¿Quien es este señor para eregisrse en juez absoluto de todos y tildarnos así de enfermos? Por favor señor Popeso Dudando. Funde ya un partido por el restablecimiento de las leyes morales de la Edad Media. Estoy seguro de que algunos le seguirian
hayack, yo no veo lo mismo que tú, ni veo que el autor sea un juez. Búscale el sentido a un artículo que tiene su miga y que merece el respeto de la libertad de expresión, aunque tú estés en desacuerdo, no tienes por qué encasillar al autor en la Edad Media. Discúlpame, tú si que has juzgado al que escribe.
Creo que el ultimo parrafo es bastante claro. Aunque cuanto mas lo leo mas me da la sensacion de llevar un sarcasmo implícito agazapado entre sus lineas.
Por otra parte, me enerva oir a esos autoeregidos "guaqrdianes de la moral social" que intentan imponer su punto de vista. Y es que hay que apreciar, que en el debate Aborto: si Aborto: no, lo que se contrapone no es el aborto como tal, sino dos formas opuestas de ver el mundo.
Yo creo que el artículo es irónico, al menos así lo entiendo de su último párrafo.
Irónico y ¡bueno!
Yo creo que el texto es muy irónico pero en todo caso creo que el autor, para despejar la duda, debería decirlo. jejeje.. SI AL DERECHO A DECIDIR
En este tema es donde mejor estoy percibiendo la hipocresia de la gente. Cuando el aborto "no se practicaba en España" en ningun supuesto, porque era delito y la gente iba a la carcel por ello, los que tenían poderío económico llevaban a sus mujeres e hijas a abortar a Londres. Y luego eran los que condenaban el aborto y se erigian en defensores de la vida. Lo que está claro es que no se obliga a ninguna mujer a abortar. Nadie les pone una pistola en la sien para que lo hagan. Y a buen seguro ninguna lo hace por placer, sino por las circunstancias. Nadie que no esté en esa situación tiene derecho a juzgar ni a condenar. Las mujeres tienen el derecho de poder elegir, insisto, el derecho a elegir y a no desangrarse en un cuchitril de mala muerte que era lo que pasaba antes si no tenían dinero para ir a otro pais donde se podía abortar.
Añadir un comentario