A las ya difíciles relaciones entre padres e hijos, salto generacional incluido, se suman las propias contingencias del negocio, amplificadas, si cabe, en momentos de estrechez
La situación de crisis económica actual agrava los procesos de sucesión de las empresas familiares y también genera más conflictos relacionados con la falta de liquidez para hacer frente a los impuestos. Al final estos problemas influyen en la continuidad de este tipo de empresas.
En la actualidad, los problemas que lastran el funcionamiento de las empresas familiares están relacionados con la confusión de la propiedad y la gestión de la empresa, así como las relaciones entre la propiedad y la capacidad y el flujo entre el salario y el patrimonio.
De aquí que uno de los problemas que una de las principales preocupaciones de los que regentan este tipo de empresas, tiene que ver con el tránsito generacional. De hecho solo el 40% de las empresas familiares alcanzan la segunda generación y el 15% la tercera. Además, la crisis económica actual, ha provocado que los fundadores de muchas empresas que habían empezado el proceso de relevo y se habían apartado de la gestión, hayan tenido que volver a la primera fila del negocio y eso provoca que el proceso de sucesión se deteriore más todavía.
Si hablamos de la empresa familiar, es frecuente que la sucesión no sea una mera cuestión mercantil y que exija equilibrios imposibles. A las ya difíciles relaciones entre padres e hijos -salto generacional incluido- se suman las propias contingencias del negocio, amplificadas, si cabe, en momentos de estrechez. Y no son solo conflictos emocionales o sentimientos encontrados poco compatibles con la gestión, sino también de estrategia, de enfoque y de proyecto. Porque una empresa es el proyecto vital de su fundador, algo propio, indisoluble de su condición, pero no tiene por qué serlo para sus familiares, herederos o no, que es posible que la consideren solo como fuente de sustento y un valor patrimonial, que no es poco.
Si se enfrenta a esta etapa de la vida de su empresa, si ha detectado problemas o han surgido conflictos o hay roces entre los miembros de la familia que dificultan las relaciones personales y familiares, recurrir a un Interim Manager es una buena opción. Facilita la transición, ayudará a la constitución del Consejo de Administración y en su funcionamiento. Evita desgaste emocional y evita enfrentamientos con la familia.
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