

Artículo de opinión de Xavier Cantera
Antonio Andrés Ferrando seguirá caminando junto a nosotros sobre la cinta andadora e interminable de nuestra memoria y gratitud
Una opinión más
Hace unos días se ha marchado, tristemente, Antonio Andrés Ferrando. De todas sus colaboraciones en los diversos campos de la actividad humana que practicó, nos ha dejado una muy importante para nuestra ciudad y comarca pero desconocida para muchas personas: su labor, como presidente de la Entidad de Usuarios de Rehabilitación Cardíaca Eureca la Ribera, consiguiendo la construcción del “Gimnasio de Rehabilitación Cardíaca” que funciona en el Hospital de la Ribera.
Antonio Andrés Ferrando, junto a un grupo de personas que habían sufrido alguna afección cardíaca, fundaron en la Casa de la Cultura de Alzira, el 29 de junio de 2000, la entidad Eureca con el único objetivo de conseguir, para nuestra comarca, un centro de rehabilitación cardíaca como lo tenían, únicamente, el Hospital Provincial y el Nou d’Octubre.
Antonio Andrés Ferrando construyó, con su amable y diplomática gestión, una perfecta alianza con el Equipo Directivo del Hospital de la Ribera y la indispensable complicidad del los equipos de Cardiología, de la UCI y de los profesionales de fisioterapia. El día 31 de enero de 2001, fue elegido presidente de Eureca, cargo que ha ejercido hasta el final de su acción solidaria, mermada en los últimos tiempos por su delicada salud. Estoy convencido, porque así lo hablamos en varias ocasiones, que Antonio Andrés Ferrando vio realizada su ilusión al materializarse la misión de la entidad Eureca con el funcionando del gimnasio de rehabilitación cardíaca del Hospital de la Ribera. Después de varios aplazamientos, por fin se inauguró el gimnasio el día 9 de mayo de 2006, en una superficie de 50 metros cuadrados y con una inversión de 60.000 euros, en un servicio importante para que la media comarcal de defunciones por infarto cardíaco fuera un 3% inferior a la española.
Antonio Andrés Ferrando se ha ido en silencio, lentamente, pero nos ha dejado su solidaridad en forma de arte, de trabajo, de familia pero también dando calidad de vida, cada día, a cada uno de los pacientes que entren en el gimnasio de rehabilitación cardíaca.
Pido, desde estas líneas, a la dirección del Hospital Universitario de la Ribera que ponga el nombre de Antonio Andrés Ferrando a dicho gimnasio, en memoria de la persona que supo unir a la responsabilidad de las autoridades sanitarias la colaboración de la ciudadanía responsable. Antonio seguirá caminando junto a nosotros sobre la cinta andadora e interminable de nuestra memoria y gratitud. ¡Eureka, amigo, lo hallaste!
El Seis Doble no corrige los escritos que recibe. La reproducción de este texto es literal; fiel a las palabras, redacción, ortografía y sentido del autor/es.
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