Por: Antonio Caballero
El mueble sigue presente en las fallas, en sus monumentos, en ‘els llibrets’ y en la presentación de las falleras
Cuenta la leyenda que el Día de San José (patrono de los carpinteros) fue el elegido por éstos para hacer limpieza en sus talleres. Hicieron coincidir este día, sobre todo, por ser su protector y porque es una fecha que nos acerca a la primavera.
Madera, trastos viejos, muebles y ‘una estoreta velleta per a la falla de Sant Josep’, todos estos enseres disponibles sirvieron para la confección de la falla.
Falla es un vocablo derivado del latín que significa ‘antorcha’; antorcha que se colocaba sobre las torres de vigía, a su vez estas hogueras en sus inicios llegaban a ser como torres de enseres para quemar.
Falla, que significa fuego, fuego para quemar, fuego para depurar, fuego para alejar el pasado y sobre las cenizas de todo lo quemado renacer.
Renacer como las semillas de una tierra quemada que con la primavera explotan con nuevas fuerzas.
Como pueblo alegre que es el valenciano este aquelarre debía ser acompañado de cierto boato, música, pólvora, ruido, bullicio, comida y color; mucho color en las esculturas, trajes y demás artes plásticas.
Un mueble necesita de un buen carpintero para confeccionar el armazón que luego será revestido con chapas nobles. El esqueletaje de un monumento fallero necesita también de madera para sostener sus esculturas policromadas y todo este espectáculo necesita de cierto protocolo, este será representado como, no podía ser de otra manera, de la belleza de la mujer, de la ‘fallera major’.
En la década de los años 20, 30 y 40 estas mujeres quedaban inmortalizadas en cuadros y fotografías. Como no podía ser menos el mueble también tiene su protagonismo en la plasmación de la imagen. El mueble forma parte del ‘atrezzo’, muebles de época y de cierto estilo, oscuros y dorados eran los preferidos para la composición de la foto. El Neoclasicismo es lo que imperaba, muebles inspirados en lo mejor de la antigüedad.
Es curioso observar cómo se prefería en aquellos años tener como coprotagonista un mueble de cierta importancia y en los últimos 70 hasta la actualidad, la fallera se hace acompañar por muebles de menor entidad, toscos y rústicos. La silla de enea y el ‘safero’ son ahora los elegidos.
Aunque no lo parezca, el mueble, como objeto, sigue también presente en las fallas, en sus monumentos, en ‘els llibrets’ y en la presentación de las falleras.
Antonio Caballero Bataller
.-000168 .-000190
Añadir un comentario