El mundo debería ser un lugar maravilloso donde vivir: donde no hubieran problemas, ni contratiempos, ni desgracias. Pero desafortunadamente el mundo no es así
Variables que predisponen a las personas hacia la depresión
Estilo de vida: las personas que realizan más actividades agradables son personas menos predispuestas hacia la depresión. A mayor área de satisfacción, menos facilidad para la depresión. Las personas con vidas llenas suelen tener una actitud más optimista y positiva.
Estilo cognitivo: la forma de pensar. A lo largo de nuestra educación, desde la infancia, vamos aprendiendo esquemas o creencias con las que organizamos nuestra vida. Si el contenido de esas creencias es inadecuado, favorecerá la aparición de la depresión, tras una pérdida de reforzadores.
Uno mismo no es lo suficiente valioso: las personas con baja autoestima están continuamente al borde de la depresión. Se consideran inferiores a los demás, evalúan selectivamente su comportamiento, focalizan sus errores y pasan por alto sus aciertos. Se comparan continuamente con los demás, lo que provoca miedos sociales y ansiedad. Como no se gustan a ellos mismos piensan que no van a gustar a los demás y que los demás van a pensar cosas negativas de ellos. Esta creencia se aprendió a través de padres que utilizaban expresiones desvalorizantes hacia sus hijos, o por medio de sistemas educativos muy moralistas y rígidos, comparaciones frecuentes con hermanos, humillaciones personales, excesivas humildad...
Filosofía de la culpa: Si uno comete un error debería recibir un castigo severo. Este castigo suele ser administrado por uno mismo en forma de terribles remordimientos y sentimientos de culpa. Ante un error es saludable sentirse incómodo y preocupado si nos sirve para pensar cómo podríamos actuar la próxima vez. La culpa implica que a partir de un error nos desvalorizamos como seres humanos y creemos que para “redimirnos” necesitamos ser castigados. La culpa suele ir unida a un excesivo perfeccionismo, a una exigencia de metas muy altas, frecuentemente inalcanzables, y cuando no lo consiguen aparece la culpa.
El mundo debería ser un lugar maravilloso donde vivir: donde no hubieran problemas, ni contratiempos, ni desgracias. Pero desafortunadamente el mundo no es así.
Deficiencias en el área social: se refiere a alguna dificultad en el conjunto de habilidades que necesitamos para relacionarnos eficazmente con los demás, como saber iniciar conversaciones, saber hacer peticiones o saber recibir una crítica. Estas habilidades se aprenden a lo largo de la educación. Si el aprendizaje es incorrecto hay una tendencia a la depresión. Si la persona no se siente arropada en un entorno social, también se sentirá deprimida cuando surja un problema.
Habilidad para resolver problemas: las pérdidas de reforzadores son problemas, cambios, que la persona tiene que afrontar resolver. Si una persona no sabe un procedimiento específico y estructurado para evaluar lo que está sucediendo, buscar alternativas y tomar la decisión más adecuada para sus circunstancias, esto le generará problemas psicológicos que culminarán en la depresión.
Vulnerabilidad biológica: la facilidad para reducir la segregación de neurotransmisores una vez iniciado el proceso de depresión.
Pérdida de reforzadores críticos para su vida.
Impacto psicológico: dolor emociona.
Pensamientos negativos (no voy a poder..., es por mi culpa..., soy un desastre...).
Sensaciones emocionales y físicas (llanto, apatía, problemas con el sueño...).
Inercia: se dejan de hacer actividades porque no nos apetece hacer cosas, voluntarias y obligatorias
Privarnos de las actividades placenteras que necesitamos para sentirnos bien, es más pérdida que se suma a la pérdida de reforzadores inicial, lo que provoca más dolor emocional y más inercia.
Más información de Centro Psicológico
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