Cuando lo hacemos es porque han ocurrido cambios en el ambiente que nos rodea que se perciben como desagradables
La depresión se puede describir como el hecho de sentirse triste, melancólico, infeliz, abatido o derrumbado. La mayoría de nosotros se siente de esta manera alguna que otra vez durante períodos cortos.
La depresión clínica es un trastorno del estado anímico en el cual los sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración interfieren con la vida diaria durante un período de tiempo prolongado.
Cuando nos deprimimos es porque han ocurrido cambios en el ambiente que nos rodea que se perciben como desagradables. Es lo que los psicólogos llamamos “pérdida de reforzadores”.
La persona sufre un cambio de vida que le afecta negativamente, como la pérdida de un ser querido. Que aparezca depresión o no dependerá del valor subjetivo que se le otorgue a la pérdida.
Por una ruptura de cadenas conductuales, que es una forma particular de perder reforzadores, también puede aparecer la depresión. Esto ocurre cuando se producen cambios ambientales como trasladarse de ciudad, cambios laborales, ascensos, cambio de barrio o de casa... El que disfrutemos de una actividad no solo tiene que ver con ella, sino con unos pasos previos o posteriores a la actividad que son los que nos producen satisfacción. Los cambios positivos llevan aparejadas importantes rupturas en las cadenas conductuales, que pueden provocar depresión.
Si aumenta en cantidad o calidad la aversióna la que una persona se ve sometida, como tener trabajo desbordado, estudiar contrarreloj, tener a un familiar no grato un tiempo en casa..., también puede surgir la depresión. Hay un aumento de lo negativo que va contaminando y quitando valor a lo positivo.
Debido a una pérdida de reforzadores simbólicos también surge la depresión. Dejar de creer en valores filosóficos o morales, valores que le han arropado durante toda su vida e incluso que le han servido de guía y directriz, así la persona se quedaría sola y perdida.
La persona se ve privada de algo que considera importante, y aparece un período normal de tristeza, pero si no sabe afrontar esta situación con eficacia, empieza a sentir cambios emocionales, cognitivos y conductuales, y empieza a deprimirse.
Estos cambios hacen que el S.N.C sufra modificaciones, haciendo que el cerebro segregue menos neurotransmisores (que son los que contribuyen a la regulación del estado emocional, y esto ayudaría a que la depresión se asiente.
Estado de ánimo irritable o bajo la mayoría de las veces.
Pérdida de placer en actividades habituales.
Dificultad para conciliar el sueño o exceso de sueño.
Cambio grande en el apetito, a menudo con aumento o pérdida de peso.
Cansancio y falta de energía.
Sentimientos de inutilidad, odio a sí mismo y culpa.
Dificultad para concentrarse.
Movimientos lentos o rápidos.
Inactividad y retraimiento de las actividades usuales.
Sentimientos de desesperanza y abandono.
Pensamientos repetitivos de muerte o suicidio.
Depresión mayor: deben presentarse 5 o más síntomas de la lista de arriba, durante al menos dos semanas para diagnosticar este tipo de depresión. La depresión mayor tiende a continuar durante al menos 6 meses si no recibe tratamiento. (Se dice que usted tiene depresión menor si presentan menos de 5 de estos síntomas durante al menos 2 semanas. La depresión menor es similar a la depresión mayor o grave, excepto que la primera sólo tiene de 2 a 4 síntomas).
Depresión atípica: ocurre en aproximadamente un tercio de los pacientes con depresión. Los síntomas abarcan comer y dormir en exceso. Usted puede sentirse como si estuviera sobrecargado y se acongoja mucho por el rechazo.
Distimia: una forma de depresión más leve que dura años si no recibe tratamiento.
Depresión posparto: muchas mujeres se sienten algo deprimidas después de tener un bebé, pero la verdadera depresión posparto es más intensa e incluye los síntomas de la depresión mayor.
Trastorno disfórico premenstrual (TDP): síntomas depresivos que ocurren una semana antes de la menstruación y desaparecen después de menstruar.
Trastorno afectivo estacional (TAE): ocurre con mayor frecuencia durante las estaciones de otoño e invierno y desaparece durante la primavera y el verano, muy probablemente debido a la falta de luz solar.
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