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Julia Mateo Menéndez fue una maestra que impartió clases en nuestra ciudad durante 36 años y siempre ha sido recordada y admirada por todos los que la conocieron
Decía el escritor griego Plutarco en su obra “Vidas paralelas”: "De mi madre he recibido la vida, pero de mi maestra he aprendido a vivir".
Cuántos y cuántas alumnas recordarán a su maestra; de ellas aprendieron a "vivir", como dijo Plutarco. Julia Mateo Menéndez, doña Julia para todos los que nos honramos de su amistad y cariño, vive con los alcireños cincuenta y nueve años, treinta y seis de ellos impartiendo el magisterio en distintas aulas, a lo largo de su vida profesional. Ella manifiesta que es alcireña de adopción. Nació en la capital de provincia en el año 1902 —resten y les dará el producto de su dilatada edad, que lleva muy bien, por cierto—. Cursó estudios de Magisterio en la Normal de Valencia, obteniendo plaza en el año 1923; su primer destino, Benilloba, en la provincia de Alicante. Más tarde fue en un pueblecito de Castellón, Alcalá de Chivert, llegando a Alzira el 31 de octubre de 1934, por oposición a más de diez mil habitantes, como se denominaba aquella, tomando posesión de la plaza el 1 de noviembre del mismo año, al igual que los recordados maestros, Francisco Llácer Domingo, Agustín Izquierdo, Alfonso Escudero, Manuel Gaspar, Emilio Pastor, Fernando Nuez, Ismael Rovira —mi padre—, entre otros.
Doña Julia impartió clases, como todos los maestros de aquella época en los locales provisionales que habilitaba el Ayuntamiento, hasta la terminación de la Guerra Civil. Después lo haría en una casa particular de la calle de la Purísima, frente a la parroquia de San Juan; y seguidamente en las aulas de las antiguas Escuelas Pías, en el piso superior de la CNS —hoy locales de la Junta Local Fallera y Cruz Roja—. Ella inauguraría el nuevo grupo escolar, “Julio Tena”, donde antiguamente se ubicaba l'Escola del Ratolí, en la actualidad la delegación de Hacienda, ostentando el cargo de directora hasta su jubilación, que se produjo en el año 1970.
Su vida profesional, dedicada a la enseñanza, no la abandonaría en los años siguientes. En su casa de la calle del Teniente Boscá, junto al Forn de les Rajoletes, en el piso superior de la farmacia de Toniquín Goig, doñaJulia siguió formando a la juventud alcireña.
Clases vespertinas
Multitud de jóvenes acudían todas las tardes a las clases donde eran bien preparadas para opositar a distintos cargos de responsabilidad en instituciones, donde siempre obtuvieron números uno de su promoción, como en el Ayuntamiento, Telefónica, magisterio u otras ocupaciones, como la religiosa alcireña de la orden franciscana Ángeles Ferrandis Amat, que es una institución en la enseñanza a sordomudos, vocación que lleva a cabo desde los 17 años.
El 18 de diciembre de 1965, la inspectora de primera enseñanza le hace entrega a doña Julia, del título "maestra distinguida" y cinco años después le llega la edad de la jubilación. Con motivo del “Día del Maestro”, el sábado 27 de noviembre de 1970, festividad de San José de Calasanz, patrón del magisterio español, en los locales de la Parrilla, el entonces alcalde de Alzira, José Pellicer Magraner, al que acompañaban todos sus compañeros dedicados a la enseñanza, en el transcurso de un cálido homenaje, le hacía entrega del escudo heráldico de Alzira en oro por su dilatada vida impartiendo la enseñanza en nuestra ciudad.
De aquel acto lo recordamos en la foto que hoy acompañamos, en el que vemos al alcalde haciéndole entrega de la distinción antes mencionada. A la derecha, el maestro, Francisco Llácer Dómingo, y a la izquierda de la homenajeada el arcipreste Francisco Albiol y el entonces delegado del SEM — Servicio Español del Magisterio—, Ernesto Casanovas Juanes.
Próximo homenaje
Pocas personas que hayamos conocido en Alzira, si descartamos al prócer Luis Suñer, han recibido más de un homenaje en vida. Doña Julia a sus noventa años cumplidos, va a recibir otro homenaje después de haber transcurrido veintitrés años de su jubilación. Sus antiguas alumnas, que son muchísimas, se van a reunir con ella el próximo sábado 27 de marzo en los locales del Círculo Alcireño —coincide en sábado y 27, como el día del homenaje de su jubilación— y van a ser más de un centenar las que acudan a esta cita para recordar "tiempos pasados que no volverán".
Terminamos la crónica de hoy con uno de los versos más bellos de la poetisa Gabriela Mistral, hija de un maestro de escuela rural el pasado siglo XIX: "Señor; Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve tu nombre de Maestro que Tú llevaste por la tierra... Señor Nuestro”.
Alfonso Rovira, 21.03.1993
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