Por: Antonio Caballero
“Mis manos y mi cariño lo convirtieron de nuevo en lo que fue recuperado su esplendor de antaño”
Mi mueble preferido siempre ha estado ahí, a mi lado. Mientras yo crecía mi mueble me guardaba los secretos, mis recuerdos, sueños, frustraciones y alegrías; observaba calladamente y siempre me esperó.
Siempre ha estado ahí. De pequeño lo veía enorme cuando empezaba a andar me apoyaba en él y jugaba con sus tiradores, su luminosidad me atraía y escudriñaba en sus dibujos labrados. Los cajones eran enormes ante mi pequeñez e imaginaba lo que tendrían dentro, todo cabía en el interior y todo se sacaba de él; era el sombrero de la magia y cuando lo tocabas te dabas cuenta de que era muy suave pese a su fuerza.
Cuando el tiempo pasó nos distanciamos, pero mi mueble preferido seguía esperándome cargado de mis cosas de la infancia, ya no me interesaban los juguetes y estaba ocupado en otros descubrimientos y quehaceres, salir, las chicas… ya no frecuentaba la casa como antes, ya casi no teníamos contacto... casi me olvidé de mi mueble preferido; crecía y cuanto más vivía más me apartaba de él. El tiempo nos alcanza inexorablemente y es cuando nos damos cuenta que ese pensamiento del principio, de que nada es imposible no se hace realidad, los sueños del ayer se quedaron en el cajón de mi mueble preferido.
La muerte de los abuelos nos volvió a encontrar y los recuerdos volvieron a mí. Al abrir el último cajón descubrí que mi infancia seguía allí dentro; el ‘madelman’ me esperaba para seguir con nuestras aventuras, descubrí unos discos olvidados de supertramp, los Bee Gees, Queen y Mikel olfiel; mi libreta que contenía las redacciones de las clases de lengua también estaban; dibujitos de corazones y el nombre de Beatriz; páginas en blanco y una redacción por terminar, la de “Mi mueble preferido”.
No podía dejarle solo en aquella casa grande, con la humedad y en la oscuridad, así que me lo traje. Ya no estaba tan suave, los apliques habían perdido el brillo y apenas se distinguían sus dibujos. Mis manos y mi cariño lo convirtieron de nuevo en lo que fue recuperado su esplendor de antaño. Mi mueble preferido sigue estando conmigo dispuesto a recordar los viejos tiempos; podré seguir apoyándome en él y tal vez todo vuelva a ser como antes.
Mi mueble preferido sigue compartiendo la vida con nosotros y ha recuperado su protagonismo, fiel observador del paso del tiempo guarda para sí los secretos de quienes le rodean. Yo lo rescaté y lo saqué a la luz… ¿y tú?, ¿cuándo vas a rescatar tu mueble preferido?
Recupera tu mueble preferido y dale el protagonismo que se merece. Tal vez todo vuelva a ser como antes o tal vez todo vaya a mejor. Seguro que tu mueble preferido volverá a ser tu talismán.
Antonio Caballero Bataller
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