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Estampas y recuerdos de Alzira (187)Naranjas con nombres y apellidos
Alzira fue patria de muchos exportadores de cítricos
Hace unos días, en este mismo espacio semanal, dedicábamos unas líneas a los exportadores de frutos que formaron hace muchos años una nutrida colonia mallorquina en Alzira. A modo de continuación, nos ocuparemos hoy de otros comerciantes de cítricos que llegaron hace muchos años a nuestra ciudad, que les acogió y con el paso del tiempo contrajeron matrimonio en esta ciudad a orillas de Júcar y se asentaron aquí en la ribera hasta el fin de sus días, como Daniel Martínez Romero, que procedente de Albal, un pueblo cercano a nuestra capital de provincia llegó en 1920 y, que casualidad, como casi todos sus compañeros de profesión que vinieron a establecerse en esta ciudad, como si fuera el ABC de los almacenes, también se estableció en el de la Plaza de Santa María a la sombra del campanario de la desaparecida iglesia de Santa María, donde era tan estrecho el callejón que casi se podían tocar con los brazos extendidos ambas paredes.
Daniel Martínez contrajo matrimonio con María Gracia Moscardó España -nombre y apellidos netamente alcireños- que, en la actualidad, cuenta con la avanzada edad de 95 años. Su esposo, Daniel Martínez, falleció en la ciudad que le recibió con los brazos abiertos, en 1958, a la edad de 64 años. De esta unión nacieron seis hijos: Daniel -residente en Holanda-, Rafael, Carlos, Benjamín, María Rosa y Francisco, de los cuales, los cuatro primeros siguen la tradición familiar del comercio de la exportación de frutos al exterior, principalmente al país de los canales y tulipanes.
El padre de los Martínez Moscardó fue un hombre que a la temprana edad de los 12 años, al terminar el período de la primera enseñanza, cerró filas al lado de su padre, Salvador Martínez Olmos, que tuvo doce hijos, allá en su pueblo, Albal, que comenzó la su andadura en el comercio de la exportación de frutos en 1872. También otro de sus hijos, Emilio, vino a Alzira donde contraería matrimonio con otra alcireña, María Garés, marchando poco después de la contienda civil de 1936, a la República Argentina.
En 1934 Daniel Martínez marcha a Brasil dedicándose a la comercialización de frutos. Más tarde, durante la Guerra Civil Española, viaja a Palestina donde en estos tres años, con sus conocimientos de la lengua sajona, por haber residido en Inglaterra, destacó en la exportación de naranjas de aquel país con destino a Holanda. Pero la época más floreciente de su vida la disfruta en la década de los años 40, cuando contaba con dos almacenes en Alzira, tres en Carcaixent, dos en Sagunto, el mismo número en Albal, tres en Alcacer, dos en Picasent, tres en Nules, dos en Almazora y las unidades de Moncada, Puebla Larga y Silla y, por otra parte, empleaba más de 80 etiquetas gráficas con sus correspondientes marcas registradas.
Pero además del señor Martínez Romero había otros conocidos exportadores que mandaban el dorado fruto al centro de Europa, cuya lista sería interminable. Entre ellos estaban los veteranos Ramón Flor Ortells, Casimiro Caballer Balust, Bernardo Ferrer Gordó el paulí, Emilio Peris Ruiz, Manuel Ros Ballester, Vicente Fontana Villalba, Rigoberto Casterá, Francisco Fiol y un largo etc. hasta llegar a 78 el número de comerciantes de naranja que trabajaban en nuestra ciudad en 1949, quienes contribuyeron con sus donativos para sufragar los gastos para la construcción del nuevo paso de la Oración de Jesús en el Huerto, de la Semana Santa Alcireña, cuya cofradía integraba al Grupo Comarcal de Comercio de Alzira.
Todos tuvieron que trabajar precariamente debido a la escasez de los medios de transporte que en aquellos años era por vía marítima, ferrocarril y a partir de los años 60 cuando fue introduciéndose paulatinamente el transporte por carretera que en la actualidad predomina con flamantes flotas de camiones frigoríficos bien preparados. Otra era la escasez de la variedad del fruto que era la naranja blanca, mandarina comuna, washingtona y sangina. Allá por 1973, el transporte de la naranja debido a la escasez antes mencionada, como eran vagones de ejes extensibles para que la fruta llegara a su destino y las empresas de transportes por camión, conociendo la esta precariedad exigían precios prohibitivos y la economía naranjera dependía en aquel momento de ruedas y raíles.
La foto de la época recoge el momento en que los envases de naranja de Daniel Martínez es trasladada a un vagón de ferrocarril en la estación de Alzira, mientras que José Luis Cañamero, de Radio Alzira, entrevista a Rafael Martínez en presencia del delegado comarcal del diario Levante, Ismael Mascarell, y del exportador alcireño Abel Barceló Esteban.
Apartándonos del tema que nos ocupa, Daniel Martínez fue quien con su automóvil trasladó la nueva imagen de la Virgen de Lluch en la tarde de domingo 20 de octubre de 1940, desde Valencia hasta Alzira, obra del imaginero valenciano Antonio Ballester Vilaseca, con destino a su santuario de la Montañeta para ser venerada por todos los alcireños
Alfonso Rovira 17.05.1996
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