La semana pasada se registraron 11 incendios forestales en nuestra Comunitat
Un incendio, al parecer intencionado, ponía en peligro la Muntanyeta de Alzira
Estos últimos días se han registrado en la Comunidat Valenciana un total de 11 incendios forestales de consideración grave, a destacar el de Chulilla (Valencia), Vilamarxant, Riba-roja, Manises, Lliria, Manuel y otros.
Pero, sin ir más lejos, este martes pasado un incendio, al parecer intencionado, ponía en peligro el entorno natural de la Muntanyeta de Sant Salvador de Alzira.
El suceso alarmó a la población por el carisma y arraigo que tiene este paraje de nuestro término, ya que cualquier ciudadano de Alzira, incluyéndome a mí, siente un cierto cariño por la zona.
Tres fueron los focos que ocasionaron la quema de buena parte de la zona que hay a la izquierda de la subida a la explanada del santuario. Las primeras llamas se iniciaron en la parte de La Graella y el último rastro de fuego se encontraba en dirección a la calle Buenavista.
A continuación nos plantearemos las siguientes cuestiones en relación con el incendio de la Muntanyeta: ¿Se trata de un acto vandálico o estamos ante la acción de un pirómano? ¿Puede relacionarse con la repercusión y el eco que han hecho los medios de comunicación acerca de los incendios ocurridos en nuestra provincia?
Para comenzar, trataremos de establecer cuál sería el perfil criminal de un pirómano y las características fundamentales de un acto vandálico.
Perfil criminal de un pirómano
En primer lugar, y según se establece en el manual de diagnóstico DSM IV TR, la piromanía está diagnosticada como una enfermedad mental caracterizada por la falta de control de impulsos.
En segundo lugar, una vez definida objetivamente la piromanía, procederemos a detallar más a fondo y de modo comprensible cuál es el perfil común del denominado pirómano.
Para poder achacar un incendio a un pirómano deben de confluir una serie de requisitos o características que son comunes en este trastorno mental.
El rasgo esencial va a ser la provocación deliberada e intencionada de un incendio en más de una ocasión. Habitualmente, y como más adelante veremos en las características personales del autor, el pirómano va a ser un delincuente reiterativo y, posiblemente con antecedentes penales de la misma naturaleza.
¿Cuál es el motivo que le lleva a provocar el incendio?
El pirómano no persigue ningún fin instrumental, es decir, el sujeto no incendia por conseguir algo a cambio como puedan ser, por ejemplo, móviles económicos, ideológicos, venganza o cólera; sino que provoca el incendio porque le produce gratificación, bienestar o, incluso, llega a sentir un estado de liberación y satisfacción personal cuando inicia el fuego u observa las consecuencias que conlleva.
Además, es importante aclarar que el individuo siente una gran tensión y activación emocional antes del acto, nunca después.
Sin embargo, el incendio casi nunca es provocado en respuesta a un delirio o una alucinación, ni tampoco se suele explicar por la presencia de un trastorno disocial o antisocial de personalidad.
En suma, el pirómano va a llevar a cabo sus actos porque se siente identificado por el fuego, le gratifica lo que hace y se siente orgulloso como persona.
Las características de personalidad de los pirómanos están relacionadas con cualquier actividad cuyo protagonista sea el fuego. Por ejemplo, un pirómano residente en nuestra provincia siente mucha atracción por las fallas y, en general, por cualquier tipo de noticia – suceso que trate de incendios.
Es tanta la expectación que tienen por el fuego que son capaces de provocar falsas alarmas por el simple hecho de llamar la atención y sentirse de nuevo satisfechos en sí mismos.
Además, como dato curioso, se ha demostrado que muchos sujetos con este trastorno mental suelen estar asociados, o lo han estado en alguna ocasión, con servicios de voluntariado, tales como protección civil o, incluso, suelen tener amistades cercanas con personas que trabajan en la profesión de bombero.
Otro aspecto significante característico de este trastorno es que se van a mostrar apáticos e indiferentes por las consecuencias derivadas del incendio; son personas que no tienen empatía con la sociedad, todo lo contrario, no les importa para nada cuáles han sido los destrozos ocasionados por el fuego.
Asimismo, como ya hemos adelantado con anterioridad, van a ser personas que suelen estar fichadas por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad por poseer antecedentes relacionados con este delito.
Lo más relevante de este perfil en la esfera personal
En la mayoría de los casos los autores de este tipo de sucesos son varones, de entre 20 y 50 años, sin estudios, con un coeficiente intelectual bajo, residentes en un lugar cercano al de los hechos.
Además, son personas que suelen recurrir al alcohol con frecuencia, muestran gran interés por herramientas y utensilios destinados a la extinción de incendios.
En su ambiente familiar se suelen mostrar egocéntricos, manipuladores y oportunistas y, sobre todo, con carencia de remordimientos y culpabilidad en sus actos cotidianos, buscando en todo momento las sensaciones intensas y con riesgo. En definitiva suelen mostrar una inestabilidad emocional en su socialización con los demás; por ello, casi siempre va a cometer los hechos delictivos de forma individual.
Por último, y referente a los hechos cometidos, suele ser una persona que tras haber provocado el incendio se va a poner nervioso y muchas veces va a ser ella misma quien se confiese voluntariamente como autor material.
El tipo penal más habitual en estos casos es el referente a los artículos 351, 352 y 353 del Código Penal. Los autores materiales de este tipo de actos delictivos se enfrentan a penas de hasta 20 años de prisión cuando ponen en peligro la integridad física de personas. Sin embargo, por el mero hecho de incendiar montes o masas forestales se enfrentan a penas de prisión de 1 a 5 años.
Pero, como ya hemos referido previamente, la piromanía está considerada un trastorno mental y, por tanto, aferrada a una de las causas eximentes del artículo 20 de nuestro código, en concreto el 20.1, que atendiendo a la gravedad del trastorno se podrán eximir o atenuar las consecuencias jurídicas de los tipos penales anteriores.
Además, no suelen cumplir condena en un centro penitenciario, sino en un centro psiquiátrico y, por ende, las penas de prisión son sustituidas por medidas de seguridad en dichos centros.
Características de un acto vandálico
No nos extenderemos mucho en este tipo de incendios que son provocados como consecuencia de un acto vandálico, ya que todos conocemos en qué consiste este método delictivo.
Una de las diferencias esenciales con los pirómanos va a ser el número de autores y/o partícipes en el delito. Por los rasgos personales que hemos citado con anterioridad el pirómano de normal actúa sólo, en cambio en un acto vandálico van a intervenir dos o más personas en la comisión del ilícito.
Otra de las distinciones que debemos señalar es la comprensión que se tiene, tanto de los hechos como de su legalidad. Por una parte, el pirómano no va a tener la capacidad de comprender en ese momento el daño que está causando, aunque sí que sabe que la conducta es antijurídica, es decir, contraria a la ley. Sin embargo, el “gamberro” va a ser consciente de ambos aspectos; de un lado va a conocer la ilicitud de sus actos y, de otro lado, va a ser consciente de que su conducta no está permitida.
Es esta la diferencia a efectos penológicos según nuestra legislación vigente, ya que los autores del acto vandálico sí que van a responder por sus actos, ya que son conscientes tanto de lo que hacían como de la antijuricidad.
En este tipo de situaciones incendiarias también suele ser característico de los actos vandálicos que los autores generalmente sean varones, con edades comprendidas entre los 12 y 30 años.
Para concluir, desde mi punto de vista, y tras analizar la situación contextual de esta última semana, los hechos han estado propiciados en ciertas manera por el eco que han dado los medios de comunicación en referencia a los incendios que se han citado al principio del artículo.
En muchas ocasiones, lo que se ve por televisión puede alcanzar un efecto contradictorio al deseado. Para comprender esto voy a extrapolar la situación de los incendios en los suicidios.
La cifra de muertes por suicidios en España es el doble que el de accidentes de tráfico. En cambio, en los medios de comunicación muy pocas veces se habla del suicidio. ¿Por qué? Por esto mismo, para no conseguir el efecto contrario.
Si constantemente se aludiera a suicidios, a la gente que le viene la idea de quitarse la vida o que lo ha pensado en alguna ocasión, puede verse y sentirse identificado y llegar a hacerlo. Por este motivo no se suelen publicar en la prensa los casos referentes a suicidios.
Desde mi juicio, el incendio de Alzira ha tenido relación con los hechos que se han visto constantemente en los medios referentes a los incendios; el autor o los autores se han visto identificados con ello y ha brotado del subconsciente más fácil la idea de incendiar el paraje alzireño.
De todos modos, las investigaciones policiales serán las que determinarán si se ha tratado de un acto de vandalismo o de la acción de un pirómano; los perfiles son aspectos teóricos que pueden ayudar a encauzar una investigación y a cercar al posible o posibles autores materiales de los hechos en un 60 u 80 % de los casos.
Finalmente, hay un rasgo relevante y que coincide con ambos perfiles, tanto el del acto vandálico como el del pirómano. En ambos casos, una vez cometidos los hechos, los autores van a tener miedo, van a estar nerviosos y se van a sentir interiormente presionados. (Los pirómanos no sentían culpa, pero sí miedo a ser descubiertos). Por tanto, la prevención especial en estos casos es muy importante como, por ejemplo, la nota de prensa emitida por el Ayuntamiento de la localidad informando que: “El Ayuntamiento de Alzira presentará una denuncia ante la fiscalía para que investigue el origen del incendio en la Muntanyeta”.
Este comunicado, bajo mi opinión, va a ser muy importante, ya que a parte de la finalidad de informar, va a propiciar que los delincuentes se pongan más nerviosos, se sientan intimidados y puedan ser descubiertos con mayor facilidad. Solo me queda recordar, que en este tipo de delitos es fundamental la colaboración ciudadana para poder combatir este tipo de acciones.
* Carlos Ramírez es alzireño y estudiante de Criminología en la Universidad de Valencia
Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
Bon treball Carlos. Ara que ja em sent capaç de distingir entre un piròman i un vàndal em quede més tranquil.
Per altra banda també podries buscar si aquest manual de diagnòstic DSM IV TR que dius que utilitzes, també argumenta les diferències entre el perfil d'un polític amb la cara dura i un altre que no té vergonya. Seria interesant saber per què l'Alcadessa d'Alzira, durant la legislatura de Zapatero, plantà una paradeta al mercat de dimecres per recollir signatures contra l'apujada de dos punt en l'impost de l'IVA i tot just un any després, amb Rajoy en la Presidència del Govern, amaga el cap baix de l'ala quan ens el tornen a apuja, l'IVA, en tres punts el general i en dihuit el superreduït . Això es tenir la cara dura o no tenir vergonya?
Ja em dius alguna cosa.
Salutacions.
Si zapatero no hubiera metido a españa en este pantanal tan profundo no habria tanto cara dura sacando temas distintos al expuesto por Carlos
En canvi "alzireño" per a definir a un ximple com tu no cal tirar mà de cap manual.
bueno
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